(Puigdemont y Joaquim Torra.)
ESTE ARTÍCULO Y
OTRAS OFENSAS E INSULTOS HAN SIDO ENTREGADOS (Gracias a Ciudadanos) A LAS INSTITUCIONES EUROPEAS.
(Muy Honorable
Presidente de la Generalidad de Cataluña, QUIM TORRA.)
El artículo en
el que Quim Torra dice que los catalanes castellanoparlantes son «bestias que
beben odio».
Los artículos que
escribió el nuevo presidente de la
Generalitat, Quim Torra, están
haciendo correr ríos de tinta en Cataluña. Inés Arrimadas
ha insistido este lunes en esta cuestión y ha recuperado un lamentable artículo
del antiguo presidente de Òmnium Cultural en
el que compara los catalanes que no hablan catalán con «bestias» con errores
genéticos. A continuación reproducimos la integridad del artículo, publicado
originalmente en el diario «El Món».
La lengua y las bestias, de Quim Torra
En casa los padres
corría un viejo ejemplar de un libro que todos los hermanos habíamos leído: «De
cuando las bestias hablaban», de Manuel Folch y Torres. El padre era inflexible
y, como «La rosa y el anillo» de Thackeray y en «Bolavà» de Josep Maria Folch,
consideraba que uno no podía hacerse mayor sin haberlos leído. Era un libro
delicioso donde lechuzas, osos, elefantes, ciervos y abejorros hablaban, una
colección de fábulas destinadas a la educación de los niños.
Ahora miras a tu país
y vuelves a ver hablar las bestias. Pero son de otro tipo. Carroñeros, víboras,
hienas. Bestias con forma humana, sin embargo, que beben odio. Un odio
perturbado, nauseabundo, como de dentadura postiza con moho, contra todo lo que
representa la lengua. Están aquí, entre nosotros. Los repugna cualquier
expresión de catalanidad. Es una fobia enfermiza.
Hay algo freudiana en
estas bestias. O un pequeño bache en su cadena de ADN. Pobres individuos! Viven
en un país del que lo desconocen todo: su cultura, sus tradiciones, su
historia. Se pasean impermeables a cualquier evento que represente el hecho
catalán. Los crea urticaria. Los rebota todo lo que no sea español y en
castellano.
Tienen nombre y
apellidos, las bestias. Todos conocemos alguna. Abundan, las bestias. Viven,
mueren y se multiplican. Una de ellas protagonizó el otro día un incidente que
no ha llegado a Cataluña y merece ser explicado, como un ejemplo extraordinario
de la bestialidad de estos seres. Pobres bestias, no pueden hacer más. Una de
las escasas compañías aéreas que vienen aceptando con normalidad el catalán es
Swiss. Si han cogido alguno de sus vuelos a la vieja Confederación, deberán
constatado como se viene utilizando nuestra lengua a la hora de despegar o
aterrizar el aparato.
Una excepción, ya que,
desgraciadamente, con el resto de compañías venimos siendo tratados exactamente
como lo que somos, la última colonia en tierras de Europa.
Pues bien, hace un par
de semanas viajaba en un vuelo de Swiss una de estas bestias. Al llegar al
destino, se anunció en catalán las típicas observaciones previas al aterrizaje.
La bestia, automáticamente, segregó su boca agua rabiosa. Una hedor de cloaca
salía de su asiento.
Se removía, inquieta,
desesperada, horrorizada por que oír cuatro palabras en catalán. No tenía
escapatoria. Un sudor mucosa, como de sapo resfriado, le manaba de las axilas.
Hay que imaginarse-la, a la bestia, ¡después de tanto tiempo !, ellas que
pueden vivir en su mundo español sin ningún problema, escuchando cuatro
palabras en una lengua que odia. Indignada, decidió escribir una carta en un
periódico alemán de Zúrich, quejándose del trato recibido ya que «se violaban
sus derechos» al ser el castellano la «primera» lengua oficial de España. Y, a
toda plana, la queja de la bestia salió publicada.
Gracias a Dios, los
buenos amigos del Casal Catalán de Zúrich han replicado y han dejado las cosas
claras (tantas embajadas y consultados de Mar y, mira tú, un pequeño Casal
Catalán es quien ha movilizado gracias a la decencia y dignidad de sus
miembros). ¿Pero por qué hay que movilizarse cada vez? ¿Cuando acabarán los
ataques de las bestias? ¿Como podemos en 2008 aguantar tanta vejación, tanta
humillación y tanto desprecio?
(ABC/14/5/2018.)
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