La
Nueva Iglesia.
Hace ya mucho tiempo, la izquierda internacional mostraba
su odio a la Iglesia- especialmente a la Iglesia Católica-, con soflamas como:
‘La única iglesia que ilumina es la que
arde’. Kropotkin (1842-1921), anarquista y naturalista ruso.
Si pasamos a la izquierda hispana- o antihispana- la frase
sufre alguna modificación: ‘Arderéis como
en el 36’.
En todo caso, se trata de odio a la Iglesia. ¿Por qué tanto
odio? Porque no se puede permitir que la competencia coja fuerza. Hay que
desgastarla, desacreditarla y hundirla.
Todo esto se hace- más bien implícitamente- en nombre de la
‘Iglesia Progresista’. Esta iglesia no pretende eliminar las iglesias. Lo que
pretende es eliminar las otras, para no tener competidores. Para actuar como un
monopolio eclesial.
Recordemos. Las altas jerarquías católicas (y las
protestantes) que acorralaban a Galileo, consideraron que sus observaciones
ponían en entredicho las tesis aristotélicas tradicionales sobre la perfección
del mundo celeste, que consistiría en la completa esfericidad de los astros.
Además, negaba que la Tierra fuera el centro del universo. Murió preso en 1642.
Ahora trasladémonos al siglo XXI, y en un contexto político
democrático, como el español. A pesar de que los separatistas catalanes y
vascos dicen que España es una dictadura. Pensemos qué sucede cuando alguien se
atreve a matizar, discrepar, o aportar datos que no confirmen- o desmientan-
las verdades indiscutibles de progreso.
Por ejemplo, la Iglesia Progresista decide que hay
‘emergencia machista’. No importa que España sea el quinto país mejor del mundo
para nacer mujer. No importa que España sea el segundo país de Europa con menos
violencia contra las mujeres.
Lo que importa es que la Iglesia Progresista, con el inestimable
apoyo de la mayoría de los medios de difusión ha declarado la ‘emergencia
machista’. ¿Qué sucede si alguien discrepa? Ya no digo que alguien niegue que
hay violencia de algunos hombres (menos del 1%) contra algunas mujeres. Es un
hecho. Me refiero a discrepar, matizar, aportar datos que desmientan sus falsas
alarmas de emergencia.
¿Cuál es la consecuencia habitual? ‘Facha, machista,
ultraderecha, retrógrado, etcétera’. Esto tendría poca importancia si la
Iglesia Progresista no tuviera el apoyo de la mayoría de los medios de
difusión. Pero, teniendo en cuenta que mucha gente tiene a ciertas cadenas
televisivas como el único alimento espiritual, los efectos contra la
objetividad informativa, son devastadores.
La izquierda no sólo atemoriza- o amenaza con escraches- al
ciudadano de a pie que convenga. También trata de condicionar a los jueces,
para que dicten las sentencias que la Iglesia Progresista considera justas.
Cualquier otra decisión provoca indignadas manifestaciones y críticas feroces.
Pero la Iglesia Progresista necesita tener al personal
soliviantado de manera permanente. No es suficiente con la ‘emergencia
machista’. Ahora estamos emocionados- y atemorizados- ante el gran peligro
climático que amenaza con matarnos a todos en pocos años. Por culpa del
capitalismo sin escrúpulos. Si viviéramos en un sistema socialista no pasarían
estas cosas. De ahí la necesidad de la ‘emergencia climática’. El personal está
ya tan manipulado que aplaude con las orejas cuando ve aparecer la arcangélica
figura de Greta Thunberg, que a los 16 años lo sabe todo sobre los problemas
climatológicos que ahora nos afectan. Y los del futuro.
Y la gente (supuestamente madura) aplaude enfervorizada a
la nueva Mesías. ¿Qué les pasa a los que discrepan? No me refiero siquiera a
los negacionistas. Es decir, a los que niegan que exista cambo climático. No.
Me refiero a los que, simplemente, discrepan de las verdades oficiales
climáticas. Nunca aparecen científicos discrepantes en los medios de
comunicación - como si no existieran-, explicando los motivos por los que
discrepan. Sin embargo, una red internacional formada por 700 científicos y profesionales
de reconocido prestigio han aprovechado la Cumbre del Clima para recordar, una
vez más, que 'no
existe emergencia climática'. Pero no aparecen en las televisiones.
¡Fachas!
Sería un error creer que se han terminado las emergencias.
En el momento en que la Iglesia Progresista lo crea oportuno, habrá otra
‘emergencia’. Pero usted no debe preguntar demasiado. Lo correcto es tragar la
píldora roja. Esto le situará en el lado bueno de la Historia. ‘¿Dónde va
Vicente? Donde va la gente’. Qué miedo ir a contracorriente. Es más seguro
caminar con el calor de la tribu y con el apoyo mayoritario de los medios de
difusión de izquierdas. ¡No pueden estar equivocados!
Hay más. Resulta que el presidente en funciones, Pedro
Sánchez, negocia para la formación de nuevo gobierno. Y lo hace con el apoyo
directo de los comunistas bolivarianos de Podemos. Los que apoyan los
referendos- ilegales- de autodeterminación de Cataluña y País Vasco. Y los que
dicen que el himno nacional español es una ‘cutre pachanga fachosa’.
También negocia para conseguir el apoyo indirecto- en forma
de abstención- de ERC. Partido que ha participado, o que ha apoyado- directa o
indirectamente- el golpe de Estado. Algunos de sus miembros están en la cárcel.
También se negocia el mismo apoyo indirecto de los proetarras de Bildu.
Partidos que manifiestan públicamente su objetivo de romper España y su
Constitución.
Pero todo esto no es relevante, porque la Iglesia
Progresista ha decidido que lo importante es la ‘emergencia machista’ y la
‘emergencia climática’. Otra vez, apoyados por la mayoría de los medios de
difusión. Apoyo significa, además de apoyar, desacreditar- o descalificar- a
los que no aceptan las verdades progresistas. Solamente los fachas critican las
indecentes negociaciones de Sánchez con separatistas, golpistas y comunistas.
Además, no quiere negociar con los partidos constitucionalistas, lo que sería
progresista. Increíble.
¿Cómo es posible que buena parte del pueblo se haya
convertido en ‘masa’, o en ‘muchedumbre’? Hay tres causas importantes que
facilitan este paso.
Las leyes educativas, todas socialistas. Facilitan la
conversión de los estudiantes al progresismo. La gran mayoría de los medios de
comunicación. Apoyan la Iglesia progresista y critican/descalifican- con mayor
o menor virulencia- a los discrepantes. Y la generalizada ansia de absoluto.
Como decía Chesterton: ‘Cuando alguien deja de creer en Dios, cree en cualquier otra cosa’.
Sebastián
Urbina.
(Publicado en ElMundo/Baleares/24/12/2019.)
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