ETERNO RETORNO.
Decía el ateniense Crisipo de Solo, destacado filósofo estoico (279/206 a. C): ‘No es en absoluto imposible… que después de nuestra muerte, tras largos períodos de tiempo transcurridos, seamos restablecidos en la misma forma que poseemos ahora’.
Y Miguel de Unamuno, comentando la obra de F. Nietzsche: ‘Siendo el número de átomos… finito, en el universo eterno tiene que volver a darse una combinación como la actual y, por tanto, tiene que repetirse un número eterno de veces lo que ahora pasa’.
Con todo respeto para estos grandes pensadores, discrepo. Creo que este ‘eterno retorno’ tiene que ver con la permanencia de aspectos importantes, como las pasiones humanas. Mientras las pasiones humanas permanezcan en nuestras vidas, de forma similar al pasado, es muy probable que se repitan parecidas situaciones que las pasiones provocan. En este sentido, habría un ‘eterno retorno’.
Por ejemplo, y ahora paso de lo universal a lo particular. Es decir, paso al ‘eterno retorno español’. Que, en la actualidad se puedan repetir, de manera parecida, situaciones anteriores se debe, aparte de las mismas- o parecidas- pasiones humanas, a que el sistema de enseñanza esté- mayoritariamente- en manos de la izquierda. Y que, los medios de comunicación estén, mayoritariamente, en manos de la izquierda.
Estas circunstancias, y otras muchas que sería prolijo enumerar, refuerzan el poder de las pasiones humanas para que se produzca el ‘eterno retorno’, en un cierto sentido. Un determinado ‘eterno retorno’.
El filósofo Immanuel Kant consideraba que la educación consiste, básicamente, en la labor de formar individuos autónomos, capaces de tener sentido crítico en relación con las normas que regulan nuestra vida en sociedad.
¿Cuál es el problema? Que, si al poder e influencia de las pasiones, añadimos un sistema de enseñanza que no tiene como objetivo central formar sujetos autónomos y críticos, la tendencia será la de ‘construir’ – consciente o inconscientemente- rebaños. Más o menos informados, pero poco formados. Por supuesto, hay gente maravillosa en la enseñanza, pero ahora no estoy tratando esta cuestión.
Si a esta desgraciada situación (que la enseñanza sea ‘fácil y diver’) añadimos la perniciosa influencia de la mayoría de los medios de comunicación, que empujan a pasarlo bien, porque ‘son dos días’, la capacidad de mejora y superación de las jóvenes generaciones se hace más difícil. Y si se acostumbran a pasar curso fácil y con suspensos- porque el profesor que suspende está mal visto, e incluso por ley se puede pasar curso con todo suspendido-, a divertirse, como cuestión prioritaria, y a que papá y mamá les mimen, la concreta dirección del ’eterno retorno’ se dibuja en el horizonte.
¿Y cuál es este horizonte? ¿Se acuerdan de lo que ofrecía W. Churchill a los británicos, en tiempos de guerra contra el nazismo, en mayo de 1940? ‘Sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor’. Sería un error pensar que esto no nos afecta porque no estamos en guerra contra los nazis.
Antes de seguir por ahí, remarquemos el papel de algunas pasiones en este ‘eterno retorno español’. Pereza (no vale la pena que te esfuerces para conseguir tus objetivos. Además, la culpa, si no los consigues, es de la sociedad. Exígelos, gratis); envidia (todos los males vienen de los ricos y las élites. Si terminamos con ellos, todo se arreglará); lujuria (‘son dos días’, tío. Botellón y a retozar. Papá- Estado proveerá). Etcétera. ¿Quién está más cerca de todo este aborregamiento? Este infame gobierno social comunista.
Es verdad que, afortunadamente, no tenemos guerra contra los nazis. Pero tenemos a comunistas en el gobierno de España. ¡No es lo mismo! ¡Facha! Pues resulta que nazismo y comunismo son las dos doctrinas totalitarias más criminales del siglo XX. En septiembre de 2019, el Parlamento europeo condenó, por igual, los crímenes del nazismo y el comunismo. ¡Y tenemos comunistas en el gobierno!
En las circunstancias actuales, las promesas de una III República no han caído en saco roto. Aunque, de momento, no sea una reclamación mayoritaria. Pero es una oferta de ‘eterno retorno’ a un ‘mundo feliz progresista’. No a la monarquía reaccionaria y medieval. Sí a la república moderna que será, por supuesto, de izquierdas.
¿Interesa mirar atrás para ver lo que ha sucedido? Primera República española. Del 11 de febrero de 1873, al 29 de diciembre de 1874. Terminó cuando el general Pavía disolvió el Parlamento, por la fuerza de las armas, ante el caos, la violencia y el desorden generalizados. Un completo desastre.
Las cosas empeoraron con la II República, que duró del 31 de abril de 1931 al 1 de abril de 1939. Guerra civil. No quiero entrar en más detalles de este monstruoso y sangriento fracaso colectivo, porque sería interminable.
¿Y cuál es el eterno retorno español? Es el retorno a la república progresista mitificada. El terreno está preparado desde hace tiempo. Sólo un ejemplo. Recuerde la gran cantidad de películas españolas sobre la guerra civil. ¿Quiénes son los buenos y los malos en todas ellas? La izquierda es buena y la derecha es mala. En la farándula goyesca antiespañola sólo caben los progres. En un importante canal televisivo, un conocido presentador dijo: ‘Aquí sólo caben rojos y maricones’. Este es el camino.
Terreno propicio para una nueva república y una España confederal y plurinacional. Que será de izquierdas. ¿Y quiénes mandarían en esta nueva etapa republicano-progresista? Los socialistas sanchistas, los comunistas, los separatistas antiespañoles y los bilduetarras. O sea, este infame gobierno socialista. El ‘eterno retorno’ progresista. No funcionó en el pasado por culpa de la derecha reaccionaria. Esta vez, todo irá bien.
No estamos condenados- afortunadamente- a un ‘eterno retorno’, en forma de la mitificada II República y guerra civil. Pero tampoco estamos condenados a que todo salga bien. Por eso, más que nunca, debemos interiorizar lo que dijo Burke: ‘Lo único que necesita el mal para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada’.
No espere sentado ‘eternos retornos’. Tenemos que construir nuestra vida, con dedicación y esfuerzo, aunque sea dentro de los límites difusos que nos impone el tiempo que nos ha tocado vivir.
Elija. Oveja o ciudadano.
(Sebastián Urbina/MallorcaDiario/11/11/2020.)
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