ENTRE EL NAZISMO Y LA CAMORRA
Desengáñese, querido lector, usted ya paga por trabajar, por comprar y por vender, por tener un coche y por usarlo, por heredar y por morirse, por beber y por fumar, por vivir en una casa o por alquilarla…
En resumen: usted paga impuestos todos y cada uno de los días de su vida e incluso más allá de su muerte, es casi imposible que pague más y, desde luego, eso no dependerá de que Hacienda siga amargándole la vida a Xabi Alonso como si fuese un delincuente más peligroso que el estrangulador de Boston.
Al contrario: lo único que evita que el pie camorrista y cuasi nazi de la Agencia Tributaria apriete aún más nuestro cuello es que haya alguna posibilidad de esquivar, al menos en parte, su presión, si no la hubiese estaríamos todos expoliados más allá de cualquier límite.
Precisamente por eso la camorra fiscal está dispuesta a usar todas las armas a su alcance, incluyendo los linchamientos públicos y el escarnio de aquellos que, o bien han cometido un error, o bien han sido víctimas de una inspección un poquito más inmoral que las demás.
No les hagan el juego a los mafiosos, no comenten esas listas ni esos nombres, sean dignos y no participen del linchamiento de ciudadanos inocentes.
(Carmelo Jordá/LD/28/12/2021.)
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