NUNCA CREÍSTEIS EN ELLO.
Con un Gobierno que coloniza, desde el partidismo y el amiguismo más obscenos, cuantos órganos y empresas públicas alcanza su voracidad, no se negocia.
Con un Ejecutivo nepotista como ningún otro que se recuerde, no se alcanzan consensos.
Con un poder que amenaza a los medios libres por investigar a la presunta esposa y al presunto hermano, no se sienta uno ni a esperar el autobús.
Con los que amenazan a los jueces, los insultan, los hostigan, violan su independencia, les organizan campañas de desprestigio ad hominem, no se habla de nada.
Pero ni cien veces borracho ni cien veces muerto se chalanea, precisamente, sobre el órgano de gobierno de los jueces, esa cosa sustituible no ya por una inteligencia artificial sino por un cuaderno que prevea ascensos, sanciones y nombramientos de acuerdo con criterios reglados, previsibles y neutrales.
Esa cosa que, en realidad, sirve para hacer trocitos y tragarse, empujándolo con uno de los licores de la bodega del Falcon (bodega bodega), el artículo de la Constitución donde se establece que los jueces y magistrados son independientes e inamovibles, y que están sometidos únicamente al imperio de la ley.
Con quien lee «imperio de la ley» y piensa en sí mismo y en su capricho narcisista de plagiario resentido, no se nos tocan las instituciones a cuatro manos.
(Juan Carlos Girauta/El Debate/25/6/2024.)
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