LA EDUCACIÓN, FRANCO Y ELVIRA LINDO.
Se queja Elvira Lindo, y con razón, de la ínfima calidad de la enseñanza actual y de la excusa que buscan sus promotores en el franquismo:
¿Soy yo sola la que siente un cansancio infinito cuando en una conversación, por ejemplo, sobre la educación en España, intuye ese instante en que nuestro interlocutor se siente impelido a informarnos de que existió el franquismo y hubo curas, monjas y hostias y una sofocante educación religiosa y tirones de orejas, humillaciones gimnásticas y reyes visigodos y que, aunque entiende que la enseñanza no está en sus mejores momentos, considera que siempre es mejor el desmadre actual que el autoritarismo de antaño?
Está claro que los individuos que orientan (es un decir) la enseñanza en España desde hace muchos años se escudan casi siempre en el franquismo para justificar el daño que están haciendo a los niños y jóvenes. Daño deliberado, porque después de tantos años de experiencia no es posible creer que esa gente siga realmente convencida de sus memeces ideológicas.
Debemos recordar que la enseñanza de la democracia ha sido organizada e ideologizada principalmente por el PSOE, ya que el PP no cambió nada de ella. Y el PSOE es, aunque mucha gente quiera ignorarlo, un partido de tradición antidemocrática, cerril, corrupto, guerracivilista, ex marxista sin llegar a ser nada distinto, e intelectualmente irrisorio. Idiotas con ideas, como decía no recuerdo quién de Álvarez de Vayo, otro socialista de libro. Conociendo al carpintero entendemos sus muebles.
Su mala fe ya se revela a plena luz en su justificación con la enseñanza franquista, de la que trazan una caricatura burda y embustera. Eso de "curas, monjas y hostias y una sofocante educación religiosa y tirones de orejas, humillaciones gimnásticas y reyes visigodos" no pasa de ser un cuentecillo muy propio de un partido semejante. Yo conocí esa enseñanza en un colegio de Maristas y luego en el Instituto Santa Irene de Vigo, y aunque hace años echaba pestes de ambos, en especial de los primeros –pese a percibir muy bien el bajón en el nivel en el Instituto–, la experiencia me ha hecho ver que, sin ser una maravilla, aquella enseñanza superaba bastante a la de hoy en sentido moral, desde luego, y también académico. Y ahora vemos cómo los colegios religiosos consiguen mejores resultados con mucho menos dispendio de medios que los llamados públicos... ¡A pesar de que la ideología progre infecta también a los primeros!
La enseñanza es la inversión fundamental de un país. Casualmente, la evolución de España sigue muy bien este dato: en los siglos XVI y XVII, nuestro país era el que tenía proporcionalmente más estudiantes superiores de Europa, con centros prestigiosos como la universidad de Salamanca o la de Alcalá de Henares, y seguramente ello tuvo bastante que ver con la hegemonía española. Desde el siglo XVIII la extensión y calidad de la enseñanza superior descendió, y más todavía en el XIX y parte del XX, cuando España se arrastraba penosamente a la cola de la Europa centro-occidental. Con el franquismo la enseñanza mejoró de modo notable, y con los socialistas se ha ampliado en cantidad y descendido en calidad: en vez de apreciar y apoyarse en los logros anteriores, los han negado groseramente para fundamentar sus ideíllas pedagógicas de fondo totalitario. (Pío Moa/LD)
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