GIROS
PREOCUPANTES.
‘Un ala del
PSOE pide a Sánchez que lidere el giro a la izquierda’.
Resulta que
dar un giro a la izquierda consistiría en dar más voz a la militancia y
consultarle las decisiones importantes. Esta tendencia estaría representada por
Pedro Sánchez, cuyo meollo político se centra en la famosa reflexión, ‘No es
no’. Se supone que, a partir de este profundo discurso ideológico, se podrá
desarrollar un programa de progreso verdadero. O sea, de izquierdas.
Luego
estaría el socialismo ‘de derechas’ que consistiría en apoyar a Susana Díaz, la
baronesa del aparato del partido. Por lo visto no serían tan proclives a
consultar a las bases, cada dos por tres, por lo que renunciarían a las
asambleas de Facultad como forma de hacer política socialista.
Pero la
riqueza ideológica socialista no se agota aquí. Hay una tercera vía que se
caracterizaría por la equidistancia entre Pedro Sánchez y Susana Díaz. Por tanto, entre el ‘no es no’, y la supuesta oposición
constructiva al PP- que unas veces diría ‘sí y otras ‘no’-, se instalaría un liso
‘no’, de Patxi López. Se espera, con ansiedad, que Sánchez y López aclaren las
diferencias ideológicas entre ‘no es no, y ‘no’.
Ahora veamos
un aspecto de los ‘sanchistas’ que nos ayude a comprender este lío. ‘’El PSOE
no podrá recuperarse si se derechiza, que es lo que está haciendo la
Gestora. Pactan con el PP.’’ O sea,
el PSOE se ha hundido porque se ha derechizado. Para entender esta
reflexión de Pedro Sánchez, tomemos el momento álgido del socialismo español.
Fue cuando Felipe González alcanzó, en 1982, los 202 diputados en el Parlamento
español.
Siguiendo la
lógica de los ‘sanchistas’ este habría sido el momento de mayor izquierdización
del PSOE. ¿Es cierto?
Como publicó
‘Actualidad Económica’- 9/5/2008-, la política económica en España en la etapa
de Felipe González (1982-1996) reflejó una concepción socialdemócrata de signo
liberal que consolidó una Hacienda moderna, el Estado democrático que
habían alumbrado los gobiernos de UCD e instituciones económicas básicas (como
el Banco de España o la CNMV).
No parece
que una concepción socialdemócrata de signo liberal represente el ‘giro a la
izquierda’ que propugna Sánchez. De modo que vincular el giro a la izquierda-
sanchista- con éxito socialista, es falso. Giro a la izquierda que consistiría
en negarse a dialogar con el PP. Sánchez no ha entendido cómo funcionan las
democracias en las sociedades pluralistas. Confunde un adversario político- el
PP- con el enemigo. O sea, una actitud guerra civilista.
Lamentablemente,
la situación política general- corrupción aparte- no es buena. Porque sería
deseable que España tuviera un partido socialdemócrata fuerte y un partido
liberal conservador fuerte. No tiene ninguna de las dos cosas. Y esto es malo
para España y su democracia.
No creo que
debamos desvincular esta preocupante situación política de la España actual con
los niveles educativos de las últimas décadas. En el recomendable libro de
Javier Orrico ‘La enseñanza destruida’, podemos leer:
"La LOGSE, en fin,
ha conseguido algo prodigioso: arrojar al basurero social a los alumnos que no
quieren estudiar, apartándolos de una formación profesional que era su camino
lógico; impedir que estudien los que sí quieren, al degradar los conocimientos,
con lo que les resulta imposible competir con los hijos de las burguesías que
se han ido a presión hacia los centros privados; amargar a los profesores de
bachillerato, que ya saben que la enseñanza ha muerto; dividir y agraviar
también al cuerpo de maestros; instaurar una dictadura psicopedagógica y
burocrática.’
Dada la
degradación educativa, no deberíamos sorprendernos de que unos cinco millones de
españoles votaran a Podemos- aunque ya perdió un millón-, una opción cuyos
referentes políticos son- está en las hemerotecas para el que quiera
comprobarlo- Cuba y Venezuela. Y cuyo ‘hermano político’, según sus propias
palabras- también en las hemerotecas- era el comunista griego Tsipras. ¿Puede
una persona con dos dedos de frente querer que unos personajes así gobiernen
España? Sólo es posible si se han alcanzado altos niveles de inmadurez
política. La LOGSE- y varios medios- han sido de gran ayuda.
Alguno dirá
que PP/PSOE han dado muestras de desvergüenza, corrupción, despilfarro y
enchufismo. Cada uno con su cuota. Aunque, por supuesto, han hecho cosas bien. Sin
embargo, el mayor problema tiene que ver con la demagogia y la inmadurez
política.
Una de las
típicas maneras de engañar a la gente es la de utilizar sus legítimos sentimientos
de indignación para sus propios fines demagógicos. La primera parte es,
aproximadamente, la siguiente. Exagerar los errores de ‘la casta’ y minimizar,
o esconder, sus aciertos. Que los ha habido. Esto ya es una prueba de lo
farsantes que son. Utilizan la justa indignación de mucha gente para colar
exageraciones y mentiras. Saben que el auditorio indignado no se fijará en
estas cosas. Y les dicen, demagógicamente, lo que quieren oír.
La segunda
parte sugiere pasar a la acción para ser felices. Aunque hay mucho puño en alto
y variado discurso ‘anticasta’, una frase resume bastante bien sus engañosos
panfletos: ‘Por el cambio’. ¿Por qué engaño?
Porque
hablan a auditorios entregados, de gente que ha sufrido mucho con la crisis, de
gente con mentalidad antisistema, y de gente que cree- con mayor o menor buena
fe- en ‘un mundo feliz podemita del cambio’. Con los matices que se quiera.
El problema
es que a muchas personas les cuesta interiorizar que no existe ningún mundo
feliz. Ni Podemita, ni de otro tipo. Se puede mejorar, por supuesto. Pero
cuesta arriba y paso a paso. Las demagógicas promesas de neocomunistas, como las
de Podemos, no van más allá de Cuba, Venezuela o Grecia, adaptadas a España.
Juegan con la indignación, las ilusiones y el sufrimiento de la gente. Y sus
primos políticos, Sánchez y Patxi, son una muestra de vacuidad progresista.
Giro a la izquierda. ¿Y eso qué es? ¿Más gasto público? ¿Más deuda? ¿Más déficit?
¿Más encajes separatistas?
Podemos
cambiar a peor. No lo dude.
Sebastián
Urbina.
(Publicado en ElMundo/Baleares/3/Febrero/2017.)
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