(Es interesante no olvidar que la extrema pobreza era del 90% de la población hace 200 años y ahora es del 10%. No basta, pero no se deje engañar por los antitodo que nos vociferan indignados que, de cada vez, se muere más gente de hambre. Es mentira.)
RAZONES PARA EL OPTIMISMO.
Y a eso, precisamente, había dado respuesta Tim Harford, El Economista Encubierto, en su Guía de un optimista para 2017 publicada hace 15 días en Financial Times. Aportaba cinco razones, y vuelvo a subrayar la palabra razones.
Una. Tenemos
mejor salud que nunca. Hace un siglo la esperanza de vida al nacer era
35 años. Ahora supera los 70. "Países tan miserables como Haití,
Birmania y Congo tienen unos ratios de mortalidad infantil inferior a
los de cualquier país del mundo en 1900", recoge Harford citando a
Charles Kenny.
Dos. El crecimiento de la población mundial, que en los años 60 aumentaba a un "insostenible" 2%, está ahora en el 1%.
Tres.
La economía mundial crece por encima del 3%, lo que supone doblar su
tamaño cada 25 años. "Hace dos siglos, el 95% de la población mundial
vivía en extrema pobreza; hace 50 años, era el 60%; hoy, el 10%",
escribe Harford con datos recogidos por el economista Max Roser.
Cuatro.
Contra lo que se cree, los frutos de ese crecimiento no están
aumentando la desigualdad. El Economista Encubierto admite la dificultad
de medir ésta globalmente pero apela al salto adelante de China e India
para contrarrestar el aumento de la desigualdad en Estados Unidos.
Y cinco. El evidente declive de la guerra, la tortura y la violencia.
Esos son los datos. Esas son las razones. Así que respire hondo.
(Iñaki Gil/El Mundo.)
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