sábado, 19 de agosto de 2017

CATALANISTAS DELINCUENTES

 (¿Qué autoridad moral tiene un dirigente político, que ha jurado o prometido cumplir y hacer cumplir la Constitución, y luego la viola sistemáticamente?

 

Y que, además, habla de luchar contra el terrorismo. ¿Desde la ilegalidad? ¿Qué ejemplo da a los ciudadanos? ¿Les dice que pueden incumplir las leyes democráticas vigentes y que esto es democrático?

 ¿Por qué miente públicamente diciendo que 'España roba a Cataluña'? ¿Por qué alientan y protegen que en el sistema educativo catalán se enseñe el odio a España? 

 ¿La Suiza del Mediterráneo?

 

PD. Lean 'Cataluña en España. Historia y mito', de Gabriel Tortella y tres historiadores más. Si es que, todavía, no se han enterado de las mentiras catalanistas.)

 

 

CATALANISTAS DELINCUENTES.

"Le Figaro" recuerda a Puigdemont que para luchar contra el terrorismo debe respetar la Constitución.

En un duro artículo recuerda al presidente catalán su alianza con la CUP, los cambios en Interior y que "Cataluña no es la Suiza del Mediterráneo".

 El diario francés centra su atención en los efectos de los atentados de Barcelona y Cambrils en la situación política española y describe un panorama en el que Puigdemont deberá optar entre la CUP y el proceso separatista o la Constitución para combatir el terrorismo. 

 El hispanista Benoît Pellistrandi firma una dura pieza de análisis en la que recuerda de entrada a las víctimas del 11 de marzo de 2004 en Madrid y sostiene que "el análisis geopolítico de estos atentados no debe ignorar la muy particular coyuntura en la que ocurren".

 "Nunca estuvieron tan deterioradas las relaciones entre la Generalidad y el Estado a causa del proyecto independentista", apunta Pellistrandi, quien atribuye un gran valor simbólico al minuto de silencio conjunto del Rey, Rajoy, Puigdemont y Ada Colau, de la que subraya que se niega a colocar la foto de Felipe VI en el salón de plenos. "Cuando se conocen las mezquindades que los separatistas son capaces de hacer, se mide mejor el poder simbólico de la imagen de 18 de agosto 2017".

La tribuna recuerda las semanas previas en Cataluña, el cese del consejero de Interior y el del jefe de los Mossos, Albert Batlle, "por anunciar su intención de respetar la Constitución". El gobierno catalán estaba volcado en el choque institucional y los atentados han puesto sobre el escenario político el error de fiar toda la actividad de gobierno a un solo objetivo, acentúa Pellistrandi.

 

(ld) 

 

 

 DELINCUENTES Y ESTÚPIDOS.

 

Hace menos de dos años, publiqué un editorial que esta semana ha vuelto a adquirir una desgraciada actualidad. Aquel editorial se llamaba “República Islámica de Cataluña”. Permítanme que rescate algunos párrafos de ese editorial, actualizando los datos:

Según el último censo realizado por la Unión de Comunidades Islámicas de España, en Cataluña hay 515.482 musulmanes, más que votantes de la CUP, más que votantes de Podemos, más que votantes del PP, tantos como votantes tuvo el PSC en las últimas elecciones autonómicas.

En términos relativos, el porcentaje de población musulmana en Cataluña alcanza el 6,9%, mientras que en el resto de España es el 3,6%, prácticamente la mitad. En Gerona, los musulmanes son ya el 11,1% de la población.

Más llamativa aún que las cifras actuales, es la evolución de esas cifras: hace quince años, había unos 30.000 musulmanes en Cataluña; ahora superan el medio millón. Y los nacimientos de hijos de padres musulmanes representan ya más del 10% del total en esa comunidad autónoma.

Para acabar de completar el panorama, 79 de las 109 mezquitas salafistas que hay en España se encuentran en Cataluña.

¿A qué se debe esa anomalía estadística? ¿Cómo es posible que en Cataluña haya el doble de población musulmana que en el resto de España?
Pues tiene una fácil explicación, que ilustra lo que son los efectos secundarios de las políticas demenciales, en este caso las lingüísticas.

De un lado, la política de inmersión educativa en catalán y de proscripción social del castellano ha actuado como freno para la inmigración procedente de los países hispanoamericanos. Si eres peruano y quieres trabajar en España, ¿para qué vas a complicarte yendo a un sitio donde os obligan a ti y a tus hijos a aprender un idioma nuevo? Es mucho más fácil (y más lógico) irse a trabajar a cualquier otro punto de España, donde no tienes problema ninguno de idioma. Ese fenómeno creó un vacío en Cataluña y los puestos de trabajo no cubiertos por hispanoamericanos tendieron a cubrirse con inmigrantes de otros lugares, principalmente norteafricanos y pakistaníes.

Pero no solo es que los inmigrantes hispanoamericanos se vieran disuadidos de ir a Cataluña, sino que el gobierno catalán ha adoptado una política consciente, orientada a primar la inmigración procedente de Marruecos.

Angel Colom, el que fuera secretario general de Esquerra Republicana de Cataluña hasta el año 1996 (fecha en la que abandonó ERC junto con Pilar Rahola), terminó ingresando en el partido de Jordi Pujol y fue nombrado sucesivamente embajador oficioso de la Generalidad en Marruecos, secretario de inmigración en la ejecutiva de CDC y director de la Fundación Nous Catalans. Desde esos puestos, Colom se dedicó a animar a la inmigración de jóvenes marroquíes a Cataluña, a estrechar lazos con la comunidad islámica con el fin de sumarla a la causa separatista y a visitar las mezquitas para dejar caer que a los inmigrantes les resultaría más fácil obtener la nacionalidad catalana en una futura Cataluña independiente, que la española.

La penúltima vez que Colom saltó a los medios fue en mayo de 2013, cuando el marroquí Noureddin Ziani (colaborador de Angel Colom y uno de los altos cargos de la Fundación Nous Catalans) fue deportado a Marruecos a solicitud del CNI, por promover el salafismo.

Hace algunos años, el periódico El País publicó un artículo en el que se daba cuenta del peregrinaje proselitista de Colom por las mezquitas y asociaciones musulmanas de Arenys de Mar, Manresa o El Raval, peregrinaje que Colom justificaba con estas palabras: “No se puede construir un Estado catalán sin la participación de los catalanomarroquíes”. Lo cual plantea con toda su crudeza la hispanofobia que anida en el corazón de todo buen separatista: mientras que a los españoles se les niega el derecho a opinar sobre el futuro de Cataluña, a los marroquíes sí están dispuestos a concederles ese derecho. Paradojas de la vida.

Hasta aquí aquel editorial de hace dos años. Esta semana, algunos de esos a los que desde el separatismo se llamaba con el paternalista nombre de “catalanomarroquíes” han perpetrado una masacre terrorista en Barcelona.


Evidentemente, el terrorismo ataca donde y cuando puede. E igual que se ha atentado esta semana en las Ramblas, mañana podría ser Madrid o cualquier otra ciudad española el objetivo de los islamistas. Pero está claro que las redes de captación yihadista son tanto más efectivas cuanto mayor es el número de personas a las que poder adoctrinar. No es casualidad que Cataluña albergue 3 de cada 4 mezquitas radicales, según datos de los propios mozos de escuadra: los radicales, como cualquier otra organización, se asientan allí donde un mismo esfuerzo les puede proporcionar mayores réditos, en forma de nuevos voluntarios. Es decir, se asientan preferentemente allí donde hay más población musulmana.


En su afán por desmarcarse de todo lo que oliera a España o a español, el nacionalismo ha creado en Cataluña un auténtico vivero de terroristas radicales que jamás se considerarán, por supuesto, ni catalanes ni españoles, y que han esta semana han demostrado con qué facilidad se pueden teñir de sangre las calles de cualquier ciudad desprevenida.


Origen: Libertad Digital/Luis del Pino.
(Blog La Verdad Ofende.)



 (SIGUE LA MISERIA MORAL DE LOS CATALANISTAS.)

El conseller catalán de Interior distingue entre víctimas españolas y catalanas.

«Dos personas catalanas y dos personas de nacionalidad española», dijo Joaquim Forn en una entrevista en TV3.



La ANC pide no usar la bandera de España para solidarizarse con los atentados.

Usuarios de Twitter se han mostrado indignados por el mensaje publicado por la organización independentista.


(ABC)

6 comentarios:

Arcoiris dijo...

Se llamaba Juncadella. Un alma bendita; propiamente, a él sí cabría calificarle de “santo varón”, creo. Era cardiólogo y profesor. Un día quiso preguntar a una mamá por las costumbres sexuales de su hija, ingresada (eran tiempos en que la sífilis podía ser la causa de muy diversas patologías). Así que le plantó un inocente, candoroso: “Feia bondat la seva filla? (¿Se portaba bien su hija?) Pues bien, por más que me resulte tan y tan doloroso, en especial dadas las actuales circunstancias, no puedo evitar el plantearme si tenemos alguna responsabilidad, el pueblo llano, los electores, en los atropellos y crímenes que puedan protagonizar nuestros electos, a veces, incluso, reelegidos. ¿Tuvo alguna responsabilidad el pueblo alemán al votar a Hitler? ¿La tuvieron los americanos que hicieron Presidente a Truman? Y así, tantas preguntas como queramos, muchas. Yo sólo pretendo pensar y hacer pensar un poco. Porque, realmente, “fem bondat?”

Arcoiris dijo...

¡Ah! Y que conste que a este señor Puigdemont no le ha votado nadie para President, que es hijo digital del sr. Mas. Bueno es recordarlo para cuando los diputados Cañamero, Truhán, etc., manifiesten su rechazo democrático contra nuestro Rey.

Sebastián Urbina dijo...

Yo creo que el pueblo es responsable- junto con los políticos- si elige al gobierno. Así lo digo en mi artículo 'Pueblo y gobierno'. Por si interesara puede verse en internet.
O, por ejemplo, lo que ha sucedido en el País Vasco. Si la gente no hubiera sido tan cobarde ¿hubiera durado tanto ETA? Sin hablar, de momento, de los políticos. Por otra parte, no se puede exigir la heroicidad.

Cada uno ha de mirar el espejo. Y verse sin maquillaje.

Arcoiris dijo...

Un pueblo, quizás ni eso, un grupúsculo, podría llegar a la conclusión de que hay que socializar el dolor, la inseguridad, el terror que vive a diario, que no ocasionalmente, porque, según determinada línea de pensamiento, alguna responsabilidad tenemos cuando elegimos a quienes les machacan y boicotean. Pero, entonces, ¿cómo se explicarían los ataques reivindicados por el Daesh y habidos en ciudades como Rakka y Maidiguri (con nueve atentados cada una hasta noviembre del 2015), Sanaa, Riad, Fotokol, El Cairo, Sinaí, Túnez… y en países como Algeria, Bangladesh, territorios controlados por el propio Estado Islámico, Kwait, Pakistán, Líbano, Camerún, Chad, Arabia Saudí, Libia, Yemen, Nigeria…)? Esta Tercera Guerra Mundial, ¿es, fundamentalmente, una guerra más de religión?
En cuanto a los votantes catalanes que han aupado a estos talentos a la condición de guías (Führer, en alemán) políticos, conductores de la deriva de ese pueblo, ¿son conscientes de que, pese a los casi cuarenta años de preparativos, están perdidos, diluidos, en una multitud contraria o indiferente? ¿Qué su aparente mayoría no es sino fruto de la cocina política?

Sebastián Urbina dijo...

Los salafista consideran que su enemigo es el que no sigue el verdadero Corán. Pueden ser musulmanes no salafistas o los directamente infieles occidentales.

Es una guerra de religión porque es una guerra santa.

En relación a Cataluña, me admira que haya tantos catalanes que no hayan sucumbido a la propaganda de radio, prensa, televisión y al sistema de enseñanza/adoctrinamiento. Admirable.

Arcoiris dijo...

¡El Corán!, ¡el Corán! O, si así se quiere, ¡la Biblia, la Biblia! ¿Cómo podemos llegar a ser tan cándidos, tan vocacionales de la esclavitud intelectual? En una revista ya desaparecida, “Destino”, si recuerdo bien, donde escribían Josep Pla y Néstor Luján, entre otros, que un día me conmovió con una reproducción de “El pensador”, de Rodin, se relataba que un presidente de Suráfrica se opuso a la construcción de un ferrocarril transafricano, desde El Cairo hasta El Cabo, porque en la Biblia no se leía ni una palabra al respecto. “Good grief!”, como diría Charlie Brown.