SEPARATISMOS ANTIESPAÑOLES.
El novelista norteamericano de novela negra, Dashiell Hammett, declaró, en 1951, ante un tribunal macartista, en plena caza de brujas. Cuando el Comité de Actividades Antiamericanas le reclamó nombres sospechosos de alguna conspiración comunista, respondió: ‘No tengo palabras para manifestar mi desprecio a este tribunal’.
Yo si tengo, a diferencia de Hammett, algunas palabras para manifestar mi desprecio a los separatistas antiespañoles, antes llamados nacionalistas periféricos. Recuerdo sus mentiras, chantajes y desprecios a España y a los españoles. Como evidencian, entre otros muchos, el libro de Gabriel Tortella y tres historiadores más, ‘Cataluña en España: historia y mito’.
Y, también, una dura crítica al PP y al PSOE. ¿Por qué? Porque los separatistas antiespañoles, por sí solos, hubieran sido incapaces de llevarnos a esta grave situación actual. Principios de 2018. Si han llegado hasta aquí, ha sido por el fracaso histórico de PP y PSOE. Ambos, con su respectiva cuota de responsabilidad, han permitido o colaborado, con los separatistas para que consiguieran sus objetivos, saltándose la Constitución y lo que hiciera falta.
Hemos tenido que soportar no sólo a políticos sino también a periodistas, profesores, etcétera, riéndose a mandíbula batiente del conocido dicho, ‘España se rompe’. Utilizaban el símil del vaso que cae de la mesa y queda hecho trizas. Entre estos sagaces adivinos, estaba el ministro Miguel Sebastián, del no menos sagaz Rodriguez
Zapatero, a la sazón, presidente del gobierno de España.
Decía el ministro citado, en su artículo (2007) ‘España no se rompe’, que estas preocupaciones por la supuesta ruptura de España- eran, básicamente, preocupaciones de la derecha y nostálgicos del franquismo- pero no tenían sentido. Pero hemos comprobado que las capacidades adivinatorias del ministro socialista eran muy deficientes. Pero no sólo él se ha lucido. El pueblo soberano votó por dos veces a Rodriguez Zapatero. El que insultó a la bandera de Estados Unidos, y el que prometió solemnemente a Pascual Maragall, ante 20.000 personas, en el Palau Sant Jordi de Barcelona- en 2003- que aprobaría cualquier reforma del Estatuto que hiciera el Parlamento catalán. Entre otras peligrosas estupideces de progreso.
En una sociedad menos inmadura, políticamente hablando, no estaríamos debatiendo qué hacer con estos políticos separatistas que violan leyes y sentencias judiciales firmes, repetidamente. Porque estos políticos ya estarían inhabilitados hace tiempo. Como poco. ¿Por qué? Porque en un Estado de Derecho digno de este nombre, se aplicaría la legalidad vigente.
Obviaré, como suele hacerse cuando se habla de nacionalismos, referencias a los Reyes Católicos, la guerra de 1714, o al general Franco. Basta partir de la Constitución de 1978. Aunque hay muchos elementos a considerar y que ayudan a entender la gravedad de la situación actual, me centraré en un solo elemento clave. Se trata de las transferencias educativas. Tanto PP como PSOE dejaron completamente de lado la Alta Inspección del Estado para controlar su correcta aplicación.
A pesar de la poca precisión constitucional sobre este punto, García de Enterría entiende que la Alta Inspección no es sino la manifestación de un poder genérico de supervisión que tiene el Estado. Y las sentencias del Tribunal Constitucional coinciden en gran medida
con la doctrina del profesor García de Enterría sobre el poder de supervisión general que tiene el Estado.
¿Qué pasó? Que los separatistas hicieron lo que les vino en gana en materia educativa- y siguen-, manipulando a placer las conciencias de generaciones de catalanes (y vascos), gracias a la irresponsabilidad política de PP y PSOE. Pudieron adoctrinar a generaciones de catalanes (y vascos) y hacerles creer, entre otras muchas mentiras, que ‘España nos roba’. Recordemos que Antonio Robles, en su ‘Historia de la resistencia al nacionalismo en Cataluña’, dice que periodistas y profesores son el verdadero ejército de Cataluña. ¡Tanto mienten!
Jordi Pujol fue el iniciador de la construcción nacional de Cataluña, una vez que cesó Tarradellas, como presidente de la Generalidad, en 1980. Desde entonces fue construyendo el nuevo Estado catalán. Sin que nadie le dijera nada, ni le pusiera impedimentos. A pesar de que se
trataba- y se trata- de un golpe de Estado. Por ahora, incruento. Pero no solamente los políticos- salvo honrosas excepciones- han callado o mirado para otro lado. El que fuera director de ABC y miembro de la Real Academia Española, Luis María Ansón, nombró al Muy Honorable
Pujol, ‘español del año’. Sucedió en 1984, en pleno caso Banca Catalana.
¿Por qué Letonia, Estonia y Lituania tuvieron el respaldo
internacional cuando quisieron recuperar la independencia, entre 1987/1991? ¿Por qué los dirigentes separatistas catalanes hacen el ridículo internacional, y nadie les ha reconocido?
Nadie- a menos que sea como ellos, o reciba dinero a cambio- apoya la independencia de una región que forma parte de un Estado democrático, con elecciones periódicas, siete televisiones públicas propias, Parlamento propio, control del sistema de enseñanza/adoctrinamiento y
uno de los niveles de vida más altos de España, entre otras cosas. Y que quiere independizarse por las bravas, violando las leyes democráticas vigentes. Además, el derecho de autodeterminación no está reconocido en ninguna Constitución democrática del mundo. Y ni
siquiera han conseguido- a pesar de décadas de adoctrinamiento- que el 50% de los catalanes apoye su enfermedad supremacista-xenófoba-identitaria.
Algunos preguntan. ¿Y qué quiere hacer? ¿Enviar los tanques? No, aplicar la ley. Y hacer cumplir las sentencias judiciales firmes. Esto no es exigible en una República bananera, pero sí en un Estado de Derecho. Y esto no se ha cumplido. De ahí el fracaso histórico de PP/PSOE.
El ex presidente Tarradellas dijo que el ex Honorable Pujol había instaurado, en Cataluña, una ‘dictadura blanca muy peligrosa’. Así lo publicó El País, el 2 de noviembre de 1985.
PP/PSOE siguen acomplejados ante los separatistas antiespañoles. Permiten que TV3 y Catalunya radio sigan emitiendo su odio contra España y apoyando a los golpistas. Que el sistema educativo siga adoctrinando en el victimismo y la mentira. O sea, dejan intacta la fuente del separatismo antiespañol. ¿Para qué sirve el 155?
Esperemos que Ciudadanos lo haga mejor. No puede defraudar. Sería grave.
Sebastián Urbina.
(Publicado en ElMundo/13/4/2018.)
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