GANARSE EL RESPETO.
¿Qué tiene que ocurrir para que de una vez por
todas se suspenda cualquier partido en el que se insulte al himno de mi país, y
por tanto se me insulte a mí?
El respeto a los otros es
fundamental para vivir en democracia, pero difícilmente puedo respetar a
alguien que no ceja de agredirme con su desprecio y su silbido. Creo que gran
parte de la sociedad española aplaudiría si el próximo sábado hubiese las
agallas de suspender la final de la Copa del Rey de fútbol a nada que se silbe
al himno de todos los españoles.
Me merezco tanto respeto y soy tan digno como
cualquier independentista. Creo haberme ganado que mis autoridades me defiendan
de la agresión que para todos los nacionales de este país representa la burla a
nuestro himno. No pretendo que le tengan miedo a la democracia quienes no creen
en ella, pero sí que no resulte gratis vilipendiar el acervo histórico y
emocional que para cualquier nación representa su himno.
Llevamos años siendo excesivamente
complacientes con quienes nos menosprecian. Si no te respetas a ti mismo, estás
condenado a la burla permanente.
(Bieito Rubido/ABC.)
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