Educación para
El Tribunal Supremo establece que la obligatoriedad de ‘Educación para
Irreprochable. El artículo 27.3 de
Ahora bien, si el Gobierno socialista hubiera querido respetar estas exigencias constitucionales no habría creado la asignatura Educación para
Pongamos un solo ejemplo para no aburrir al lector. Veamos el libro ‘Educación para
"El capitalismo es como un tren sin frenos que se acelera cada vez
más. Camina, sin duda, hacia el abismo..... Lo que está fuera de control es, precisamente, el capitalismo y el socialismo no es otra cosa que el freno de emergencia. Es la única esperanza que le queda a la humanidad para pararle los pies al capitalismo".
Con independencia de la idiotez que estas frases representan, (basta repasar la historia del socialismo realmente existente y comparar sus datos con los datos de los países capitalistas) tenemos que exigir el respeto debido a
Pero ha querido que estos problemas aparecieran. Y la sentencia no los soluciona. ¿Por qué? Porque se limita a decirnos que deben respetarse una serie de valores constitucionales y, por tanto, que la asignatura Educación para
¿Qué consecuencia podemos extraer? Que el Gobierno socialista ha pretendido, y pretende, adoctrinar a los estudiantes a pesar de
¿Qué instrumentos reales se dejan en manos de los padres para defenderse de una situación creada por el Gobierno socialista? El Tribunal Supremo ha dicho que no se puede objetar la mencionada asignatura pero sí recurrir sus contenidos, en el caso de que adoctrinen. ¿Cómo se probará que un profesor, en clase, adoctrina a sus alumnos con las idioteces progres al uso? ¿Cuánto dinero y tiempo les costará a los padres que se protejan, judicialmente, sus derechos?
Si el Gobierno socialista no deseara adoctrinar a los adolescentes habría creado, en todo caso, una asignatura con el título 'Constitución y Derechos Humanos'. Y con un contenido coherente con el título. Pero no quiere.
Ya he comentado, en alguna ocasión, que uno de los peores pecados de la época felipista fue la penetración del poder político en las instituciones y la consiguiente devaluación de la democracia. Esto ya forma parte de los libros de Historia y no merece la pena insistir. Pero el problema sigue. Esto es lo más grave. Ahora parece que hay una cacería (y no me refiero a la de Garzón y Bermejo, que esa es otra) contra el principal partido de la oposición. Los medios de difusión progresistas, supuestamente objetivos e independientes, se encargan de echar la basura en dosis convenientes a sus intereses. ¿Sorpresa?
Yo creo que no. ¿Qué se puede esperar de un partido que acepta el antidemocrático Pacto de Tinell por el que se compromete a excluir al Partido Popular de las instituciones democráticas?
Sebastián Urbina.
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