jueves, 1 de marzo de 2012

POLÍTICOS DE MIERDA









    Había una vez una nacioncita.
    El 11-M español, un atentado terrorista similar al 11-S en su espectacularidad.    
    En 2011, al cumplirse una década del atentado terrorista del 11 de septiembre en el que murieron casi 3.000 personas, en Estados Unidos se organizaron homenajes que duraron varias semanas. El país entero salió a las calles a recordar a los inocentes asesinados no sólo en los dos aviones que destruyeron las Torres Gemelas de Nueva York, sino en un tercer avión que se estrelló sobre el Pentágono y en un cuarto que cayó en un prado de Pennsylvania. Un museo nacional en la Zona Cero; monumentos funerarios en los respectivos lugares de los atentados; un cubo de cristal en el aeropuerto Logan de Boston donde embarcó la mayoría de los terroristas; una colosal obra de bronce de 1,3 millones de dólares en Nueva Jersey; una sociedad gestionada por las autoridades portuarias de Nueva York para donar a cualquier país del mundo que lo solicite alguno de los 2.000 restos arquitectónicos que se conservan; una réplica de la Estatua de la Libertad cubierta de retazos de los uniformes de los policías y bomberos que murieron en la operación de salvamento, expuesta en el “9/11 Memorial” de Manhattan.   Por todo Estados Unidos hay altares, monolitos, obeliscos, pirámides y estatuas conmemorativas, pues cada ciudad o pueblo con alguna víctima ha querido rendir su particular homenaje a la tragedia nacional del 11-S.  Hollywood ha dedicado películas y documentales a un tema sobre el que todos los años se publican libros y se escuchan discursos.  Los 19 terroristas suicidas fueron identificados rápidamente y Bin Laden, fundador de Al-Qaeda y cerebro de la operación, murió en 2011 en una operación montada por el Gobierno de Obama.     Dentro de diez días es el octavo aniversario del 11-M español, un atentado terrorista similar al 11-S en su dramática espectacularidad, pues diez explosiones casi simultáneas estallaron en cuatro trenes donde murieron 200 personas inocentes que iban a su trabajo a primera hora de la mañana.      Pero en España no hay un runrún de preparativos previos a un gran homenaje nacional. Ningún político tiene preparado un discurso sobre la justa retribución de una nación atacada por un enemigo. Los familiares de las víctimas no se sentirán arropados por los ciudadanos de todo el país. La única persona encarcelada por un atentado complejo que requirió una cuidadosa planificación es un hombre condenado en base a pruebas insuficientes aportadas por testigos dudosos.      No hay una sociedad que gestione la donación de piezas de los trenes para crear monumentos conmemorativos de la tragedia, porque todos los trenes menos uno fueron desguazados pocas horas después del atentado. El tren que se conserva no se ha llevado a un museo, sino que se ha almacenado como chatarra en un taller de la Renfe. Hace tres semanas se archivó una querella que acusaba a la Policía haber destruido pruebas del 11-M.     Por increíble que pueda parecer, el caso se considera cerrado. Había una vez una nacioncita que no quería, que no quería, que no quería… ser una nación. (La Gaceta/Gabriela Bustelo). vvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvv
    No es España la mierda.
    Son los políticos que la gestionan.

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