martes, 1 de octubre de 2013

ES CULPA DE LOS POLÍTICOS.







 (La culpa de que crezcan partidos de ultraderecha es, principalmente, de los políticos progres y de los conservadores acomplejados. ¿Por qué? Sus programas irresponsables de inmigración van creando rechazo en capas cada vez más amplias de la población que, durante mucho tiempo, no se atreve a decir nada para no ser acusada de 'ultraderecha' por los progres de turno. O de xenofobia, o racismo.

Pero la cuestión no es cerrar las puertas a la inmigración, y tampoco abrirlas. El problema está en saber cuánta inmigración puede absorber una sociedad en un momento dado. Pero esto no ha preocupado a los políticos.

 La otra cuestión importante, que tampoco les ha preocupado, es que los inmigrantes, además de tener derechos, tienen obligaciones. Por ejemplo, tienen que adoptar los valores básicos que constituyen la columna vertebral de la sociedad a la que han emigrado.

Hay muchos aspectos que pueden y, probablemente, deben mantener. Cultura, comidas, vestimenta y tradiciones. Mientras no choquen con los valores básicos mencionados.

Noruega no es el único caso que reacciona, de manera más o menos radical ante las 'leyes progresistas'. Dinamarca, por ejemplo, después de tener, durante años, las leyes 'más progresistas de Europa', ha cambiado la legislación inmigratoria, con rotundidad. Llegó un momento en que el 4 ó 5% de la población musulmana representaba un 40% del gasto de la seguridad social. Aparte de no respetar los valores básicos a los que he hecho referencia. En este caso de Dinamarca.

O el caso de Francia. ¿Quién es el responsable del crecimiento de Le Pen? Yo creo que, principalmente, las leyes 'progresistas'. Entendiendo por 'leyes progresistas' aquellas leyes que, como sucedió con el Ministro socialista Caldera, defendían las 'puertas abiertas'. Por supuesto, los comunistas también. 'Buenismo' en estado puro, sin importar las consecuencias.

Pues bien, estas actitudes provocan una reacción en contra. Ya pueden acusar a todo el mundo de 'fachas'. Lo que harán es provocar más rechazo.

Los seres humanos normales no somos como Teresa de Calcuta. Los progres tampoco, por supuesto. Sucede que tienen la cara mucho más dura. Y rezuman demagogia y 'buenismo'.

PD. De todos modos, es bueno distinguir entre inmigración musulmana y no musulmana.)







El Partido del Progreso (ultraderecha)ha comenzado a negociar la formación de gobierno con el Partido Conservador de la futura primera ministra, Erna Solberg, lo que supondrá el acceso por primera vez al poder de una formación de corte xenófobo en Noruega. Democristianos y liberales, grupos minoritarios del centroderecha, no estarán en el Ejecutivo, según anunció Solberg, aunque apoyan un acuerdo de mínimos que asegura su estabilidad, informa Efe.

La influencia del Partido del Progreso (FRP, por sus siglas en noruego) supondrá una línea más dura en inmigración, en reagrupación familiar y acceso a la ciudadanía.

Esa línea ideológica mantiene puntos en común con las ideas del terrorista ultraderechista Anders Behring Breivik, autor de los atentados de julio de 2011 en Noruega, en los que murieron 77 personas, y que militó en su juventud en el FRP, pero que lo abandonó por considerarlo muy «moderado».

(ABC) 

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 ¿SON ULTRAS SÓLO LOS DE DERECHAS?

Ayer hice el siguiente experimento: introduje la expresión "partido ultraderecha" en Google y me salieron 2,4 millones de resultados; tecleé "partido ultraizquierda" y me salieron 135.000 (casi veinte veces menos). A continuación introduje "partido de extrema derecha" y aparecieron 6,2 millones de resultados, frente a los 576.000 resultados de "partido de extrema izquierda" (once veces menos). Por último, introduje "partido ultra" y me salió una noticia sobre Izquierda Unida.

 Pero la noticia no se refería al extremismo de IU sino al hecho de que este partido acaba de exigir al Gobierno la ilegalización de los partidos de extrema derecha.
Más ejemplos. Las elecciones austriacas del pasado fin de semana resultaron en un "auge ultraderechista en Austria" según El Mundo y las noruegas de hace tres semanas supusieron para El País que "la ultraderecha tiene la llave del futuro Gobierno de Noruega". En ambos casos, el partido aludido había quedado tercero en las elecciones. Cuando IU quedó tercera en las pasadas elecciones andaluzas, a ningún medio se le ocurrió titular la noticia: "El PSOE, dispuesto a pactar con la ultraizquierda para gobernar en Andalucía".

Otro partido de extrema izquierda que quedó tercero en unas recientes elecciones fue Die Linke (La Izquierda), el partido heredero de los comunistas alemanes. Tampoco hubo ningún titular al respecto. Y ello pese a que la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (la agencia de seguridad interior alemana) ha tenido bajo vigilancia a un tercio de sus diputados en la anterior legislatura a cuenta de sus tendencias extremistas; o a que en 2011, durante el 50 aniversario de la construcción del Muro de Berlín, una diputada regional del partido se negó a guardar un minuto de silencio y aseguró que hubo que cerrar la frontera por culpa de la "Alemania fascista"; o a que las juventudes de Die Linke titularon su periódico en esas mismas fechas con un enorme "Gracias" por los 28 años del Muro.

La izquierda alemana, sin embargo, sí que ha querido mantener las distancias con este partido ultra. El candidato del SPD a canciller, Peer Steinbrück, avisó durante la campaña de que no pactaría con él para llegar al Gobierno. En virtud de ello, el partido alemán más votado –la CDU de Merkel– podrá gobernar. No deberá irse a la oposición por culpa de una alianza de todos los demás partidos en su contra, como ocurrió en Andalucía o en tantas otras regiones y municipios españoles. Esta misma forma de entender la política llevó a Steinbrück a dimitir pese a que el SPD había subido en 1,2 millones de votos; aquí, la pérdida de 4 millones de votos en las elecciones de 2011 fue el preámbulo del ascenso de Rubalcaba al liderazgo del PSOE.

Mientras que una izquierda moderna como la alemana (o la británica) se diferencia de la extrema izquierda, la izquierda española intenta confundirse con ella. Así lo ha denunciado Cayo Lara, quien acusó al PSOE de copiar el discurso de IU para intentar "derrocar" al Gobierno. Dijo Lara: "Ahora quien escuche al PSOE no sabe si escucha al PSOE o a IU. Se puede confundir perfectamente".

Dicho esto, alguien podría argumentar que ningún miembro de Die Linke o de IU promueve o comete asesinatos como sí lo hacen los de Amanecer Dorado, el partido filonazi griego. Aun así, hay partidos de ultraizquierda españoles que sí lo han hecho y no por ello son calificados habitualmente de "ultras", ni pide IU su ilegalización; más bien al contrario. Sortu, el partido filoetarra legalizado en 2012, defiende una "Euskal Herría libre, socialista, feminista y euskaldún". Su secretario general, Arnaldo Otegi -el hombre que hizo un discurso por la paz, según Zapatero-, está en la cárcel por pertenencia a organización terrorista. Pese a ello, Cayo Lara consideró la legalización de este partido una "buena noticia" que ayudará a la "normalización" de la vida en el País Vasco. Y ahora pide la ilegalización y disolución de los partidos de extrema derecha…

Es indudable el éxito de la propaganda de izquierdas para asociar en el imaginario colectivo español lo ultra y lo extremo con la derecha. El extremismo verdadero es, según esta propaganda, el de la derecha; el de la izquierda es simplemente un mayor compromiso con la justicia social. La virtud, para la jurásica izquierda española, está en su lado extremo.

(Percival Manglano/ld)
 

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