domingo, 19 de marzo de 2017

IMBÉCILES DE PROGRESO.


 (Hay, al menos, dos posibilidades. O este señor es tonto, o no lo es, y miente a conciencia.

Este señor acusa a los de Hazte Oir, de meterse en la vida de los demás. Incluso él podría entenderlo. Son los que mandan, por medio de las leyes correspondientes, los que se meten en la vida de los demás.

Un ejemplo. Articulo 27 de la Constitución española.
    1. Todos tienen el derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza.
    2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales.
    3. Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones.
    4. La enseñanza básica es obligatoria y gratuita.
    5. Los poderes públicos garantizan el derecho de todos a la educación, mediante una programación general de la enseñanza, con participación efectiva de todos los sectores afectados y la creación de centros docentes.
    6. Se reconoce a las personas físicas y jurídicas la libertad de creación de centros docentes, dentro del respeto a los principios constitucionales.
    7. Los profesores, los padres y, en su caso, los alumnos intervendrán en el control y gestión de todos los centros sostenidos por la Administración con fondos públicos, en los términos que la ley establezca.
    8. Los poderes públicos inspeccionarán y homologarán el sistema educativo para garantizar el cumplimiento de las leyes.
    9. Los poderes públicos ayudarán a los centros docentes que reúnan los requisitos que la ley establezca.
    10. Se reconoce la autonomía de las Universidades, en los términos que la ley establezca.

      Lo señalado en rojo, no se respeta. ¿Quién se mete con quién, merluzo? 

      Terminaré con una perla de este intolerante que se las da de progresista. Ya sabemos lo que son realmente.

      Sus propias palabras: 'gente que sólo quiere sembrar odio y forzarnos a ser civilizados cuando no lo merecen'.

      No sólo miente como un bellaco. O sea, como un progresista, ya que estas personas no pretenden sembrar odio sino defender sus ideas. Claro que para un progresista defender ideas contrarias a las suyas es de fachas. Finalmente, reconoce que hace un gran esfuerzo para no darles hostias a los de Hazte Oir. ¡Qué bueno es el bellaco! Se esfuerza por ser civilizado cuando estos fachas no lo merecen. Habria que machacar a estos catolicones hasta sangrar.

      ¡Qué asco de gente de progreso! 
 









MÉTETE EN TU VIDA.
 
Hay una cosa que me fascina de la gente de Hazte Oír, y en general de quien quiere imponerle a los demás una manera de vivir o sentir, y es la incapacidad de meterse en su vida y no andar revolviendo en la de los demás.

 Hay una razón muy sencilla por la que no estoy en contra de los transexuales: porque me importa muy poco lo que hagan. Creo que la frase se entiende bien: ¿a mí qué más me da? Es su vida, son sus sentimientos, es su cuerpo. No me afecta más allá de empatizar con su sufrimiento cuando lo tengan. Si se cambian de sexo, como si se ponen dos.

A veces caemos en la trampa de sofisticar el discurso para dar respuestas complejas a problemas sencillos, planteados por gente que sólo quiere sembrar odio y forzarnos a ser civilizados cuando no lo merecen. Se sirven de valores de tolerancia en los que no creen para obligarnos a escucharles.

 Los de Hazte Oír plantean un dilema sencillo, y la trampa es esforzarnos en responderles. Simplemente hay que pedirles que se miren al espejo, que seguro que tiene muchas cositas que arreglar, y nos dejen vivir a los demás como queramos. Soy un gran defensor de la familia. Me parece que es el armazón fundamental de cualquier sociedad. Estoy a favor de cualquier modelo familiar que funcione, independientemente de las personas que lo conformen y los tipos de relaciones que libremente establezcan entre ellos, aunque yo haya elegido uno bien tradicional para mí.

Hace un tiempo se puso muy de moda una reflexión de una parte minoritaria de la sociedad española, que defendía que el matrimonio entre personas del mismo sexo atacaba a la familia. Era (escribo el verbo en pretérito imperfecto por si la acción no está acabada) un argumento tan desquiciado que el error era razonar una respuesta. Nunca entendí si imaginaban un mundo en el que los gays les golpearían por la calle con sus certificados de matrimonio o si una pareja de mujeres entraría por sus ventanas para pasar pornografía lésbica a sus hijos, pero quizá pensaban eso. El error era esforzarse en responder.

 La gente que fomenta el odio, la ignorancia y el miedo, que quiere entrar en las intimidades de los demás para decirles cómo han de comportarse, pueden acogerse a un mundo en el que se protegen las libertades para pervertir su esencia. Y está bien que lo hagan porque podemos utilizarlo. Yo mismo he aprendido mucho sobre la realidad de las personas transexuales por el espacio que han ocupado estos días en los medios.

 Pero nunca hay que entrar en el fondo de la discusión. Porque no existe. Porque quien hace lo que hacen ellos -los de Hazte Oír, los talibanes, añadan al grupo que crean- no merece ni un segundo de reflexión. Solo desdén y una frase que hay que decir más: «Métete en tu puta vida, amigo».

(ElMundo(Quique Peinado.)

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