La izquierda no ganó las elecciones del 16 de febrero de 1936. Fueron los candidatos de la derecha, agrupados fundamentalmente en torno a la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) los que sacaron más votos, casi 700.000 papeletas más.
Sin embargo, quien se hizo con el Gobierno fue el Frente Popular que, además, aceleró a partir de ese momento su proceso de radicalización y exclusión del adversario.
Este martes, la editorial Espasa publica 1936. Fraude y violencia de Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa García, dos profesores de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, del que El Mundo anticipa este domingo un pequeño resumen.
Las conclusiones son demoledoras. La izquierda manipuló el recuento en hasta 50 de los 240 escaños que se le otorgaron al Frente Popular en aquel momento y que le sirvieron para obtener la mayoría absoluta de los 473 escaños en juego para el Congreso. Sin estos 50 escaños, el FP no habría podido gobernar en solitario.
Si lo consiguió fue a causa de un fraude masivo, orquestado o al menos permitido desde el Gobierno, para favorecer a los candidatos de la izquierda.
(ld.)
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