SANTIAGO ABASCAL/PABLO IGLESIAS.
Tras la campaña de acoso y persecución a Alicia Rubio y su marido, que ha llegado hasta las puertas de su trabajo, el presidente de VOX, Santiago Abascal, envía una dura carta al líder de Podemos, Pablo Iglesias, que reproducimos a continuación:
Sabemos dónde trabajas.
A veces no hacía falta que llegasen los pistoleros, o no era necesario que lo hiciesen porque dañaba a la estrategia coyuntural de los terroristas. Ahí estaba entoncés el cuerpo auxiliar de la mafia proetarra señalando, haciendo pintadas, rodeando el hogar, o presionando en el lugar de trabajo de la víctima elegida. No hacía falta matar físicamente. Bastaba su muerte social, su asesinato laboral, la destrucción de los nervios de su familia.
Pablo Iglesias Turrión, tan bien recibido en las herrikotabernas, ha sido un alumno aventajado en las materias enseñadas por sus mayores y profesores. Ahora lo llama escrache. También sabe edulcorar el asesinato civil de sus víctimas rebautizándolo con una palabreja confusa.
Pablo Iglesias ha lanzado ahora a sus huestes, esta vez Podemos Leganes, empujando a un puñado de "estudiantes", a destruir la vida y el trabajo de una profesora de instituto que pretendía ser libre en un sociedad libre. Imposible. Alicia Rubio, cuya muerte civil, pretende Pablo Iglesias, que es el personalísimo director de la campaña orquestada contra la profesora en su propio centro de trabajo, se ha visto hoy acosada en su instituto por unos centenares de enviados de Pablo Iglesias.
Por cierto, sin la más mínina protección de sus derechos por parte de unas degradadas instituciones democráticas que cada vez dejan más flancos de ataque a la mafia podemita.
Pero quizá eso sea ya lo único esperable, porque la extrema izquierda podemita no es más que la vanguardia de las oligarquías en la imposición del mundialismo, las leyes de género, la desaparición de las fronteras y los Estados-Nación y la invasión migratoria.
Bien. Tomamos nota de tus métodos Pablo, y toma tú nota de que también se te podrán aplicar a tí, legítimamente. Porque Pablo, la gente también sabe donde vives tú.
(La Gaceta)
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