LAS REPUGNANTES MENTIRAS PROGRESISTAS.
REPUGNANTES MENTIRAS PROGRESISTAS.
En Rinkeby apenas se ven mujeres. Tras los disturbios
de la pasada semana, cuando cientos de migrantes se enfrentaron a la Policía en unas
imágenes que dieron la vuelta al mundo, la gente prefiere
quedarse en sus casas. Coches quemados, cócteles molotov y decenas de
heridos fueron el saldo de unos episodios ya "habituales", según los
residentes en la zona.
Donald Trump había hablado días antes de unos "sucesos en Suecia" y las autoridades
le respondieron ofreciendo al republicano "el plan de integración"
utilizado en el país hasta entonces.
La realidad
en barrios como Rinkeby es, sin embargo, muy diferente. La violación de un niño
de 12 años de edad hace unas semanas fue sólo un episodio más en la considerada
como la "capital de la violación" de Europa.
El
testimonio de una joven sueca, que ha aceptado hablar para el Daily Mail,
muestra lo que las autoridades del país han tratado de ocultar. "Vivo
muy cerca de la zona no-go y cada vez que vuelvo del trabajo tengo que evitar
grupos de delincuentes que tratan de robarme", explica Lucy, que
siempre porta un aerosol de seguridad por "miedo a sufrir" abusos
sexuales.
La pasada
semana, coincidiendo con los disturbios, un grupo de delincuentes asaltaron su
vivienda y robaron todas sus pertenencias, incluido su vehículo. Cuando llamó a
la Policía, la respuesta fue sincera: "Estamos desbordados, no tenemos
efectivos para atender tu petición".
"No
quiero que los medios saquen mi fotografía, no quiero que me conozcan. Después
podrían acusarme de racista y eso me produce pánico", ha explicado Lucy,
que cree que las autoridades han hecho "todo" por silenciar los
delitos de los recién llegados.
'Si no eres musulmán, es más fácil que te toque'.
Besse, otra sueca que se niega a dar su
nombre real, ha explicado el "código de honor" que existe en Rinkeby
y que pasa por "atacar primero a aquellos que no son musulmanes".
"Estos chicos creen que se debe abusar antes de una chica que no lleva
hiyab", ha subrayado.
"Ya no
salimos a las calles después del anochecer, es demasiado peligroso. He vivido
aquí los últimos 25 años y la situación cada días es peor", ha relatado Besse,
que ha exigido al Gobierno sueco "controlar las mezquitas de la
ciudad".
El control
de los centros de rezo de la ciudad es reducido. Al igual que en otras partes
de Europa, los imanes operan con total impunidad y sus visiones radicales del
islam calan hondo en la sociedad.
Y el Gobierno... mintiendo
El mismo
Gobierno que se permitía dar lecciones a Trump ha sido cazado modificando las
cifras anuales de violaciones. Ha sido Ylva Johansson, del Partido
Liberal, quien en una entrevista para la BBC aseguró que "no había conexión alguna" entre la tasa de
crímenes y la inmigración, subrayando que la cifra de violaciones "había
disminuido".
"La
tasa de violaciones no es alta y la gente que habla de ello no conoce lo que
aquí ocurre", sentenció.
Sin embargo,
las cifras ofrecidas por Johansson distan mucho de la realidad. Según los
últimos datos, en 2016 se ha producido un incremento del 13% en los crímenes
sexuales en Suecia. Sus palabras fueron desmentidas por ministros, economistas
y criminólogos del país, tal y como recoge Breitbart.
‘’No
necesitamos más noticias falsas’’, tuiteó la portavoz de los moderados, Elisabeth
Svantesson.
La titular
de Integración se vio obligada a rectificar este sábado. ‘’Basé mi respuesta en
la información que tenía en ese momento, que aseguraba que la cifra de
violaciones había descendido en 2015’’, declaró al diario Dagens Nyheter.
El 'feminismo' sueco.
Desde su
llegada al poder en 2014, el Gobierno presumió de ser el primero de índole
feminista en el mundo. Hace apenas dos semanas, el primer ministro sueco Stefan
Löfven visitó al presidente de la República Islámica de Irán acompañado por su
ministra de Asuntos de la Unión Europea y de Comercio, Ann Linde, y otras
mujeres de la Delegación. Para sorpresa de todos, las mujeres del "primer
Gobierno feminista del mundo" decidieron cubrirse el rostro porque así lo
exige la doctrina islámica.
Las
ministras fueron objeto de numerosas críticas por parte de los medios de
comunicación. La ONG UN Watch calificó este acto como “la marcha de la
vergüenza” y el líder del Partido Liberal sueco aseguró que “el Gobierno iraní
oprime a las mujeres a través de su legislación”.
Las 'no-go zones' de París.
La realidad
de muchos barrios periféricos de París es similar a la de Rinkeby. Grupos de
musulmanes radicales han tomado las calles y "recomiendan" a los
vecinos que ciertas prácticas no son "nada aconsejables". Todo
ello con la connivencia de las autoridades galas, que han abandonado estas
zonas a su suerte, al igual que ocurre en Reino Unido o Alemania.
En las cafeterías y las calles de estos barrios hay un aspecto común que se repite: las mujeres desaparecen. Dos activistas de la llamada Brigada de las Madres han denunciado los hechos y han mostrado la reacción de los musulmanes gracias a una grabación con cámara oculta.
Cuando Madia y Aziza acceden a un establecimiento, los hombres se sorprenden. Las mujeres tienen prohibido "de facto" entrar en estos negocios y su presencia incomoda a muchos musulmanes que admiten sin ambages que "no deberían estar aquí".
(La Gaceta)
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