LOS SUECOS TAMBIÉN HARTOS.
Las autoridades suecas llevan meses tapando la realidad del país. El proceso integrador suma demasiados fracasos y la ciudadanía ya ha mostrado su hartazgo.
Suecia camina hacia el euroescepticismo. La crisis migratoria ha colmado la paciencia de los suecos, que rechazan las principales medidas de su Gobierno y muestran su preocupación por las 'no-go zones' que se han formado en las principales ciudades, el aumento de la tasa de criminalidad y la presencia de células islámistas.
Un sondeo publicado por YouGov muestra el ascenso de Demócratas de Suecia, el partido euroescéptico que aboga por poner freno al Welcome Refugees proclamado por el Gobierno progresista y controlar el alza del islam en el país, y el estancamiento de los partidos socialdemócratas tradicionales.
Según Breibart, el Partido de los Trabajadores que impulsa el actual gobierno, ha caído a su nivel más bajo de los últimos diez años. Desde su llegada al poder en 2014, el primer ministro sueco Stefan Löfven presumió de ser el primero de índole feminista en el mundo. Sin embargo, como ocurrió recientemente en las marchas contra Trump, las que dicen defender los derechos de la mujer han apoyado al islam ante los "intolerantes" occidentales.
Las 'no-go zones'
La realidad en barrios como Rinkeby es, sin embargo, muy diferente. La violación de un niño de 12 años de edad hace unas semanas fue sólo un episodio más en la considerada como la "capital de la violación" de Europa.El testimonio de una joven sueca, que ha aceptado hablar para el Daily Mail, muestra lo que las autoridades del país han tratado de ocultar. "Vivo muy cerca de la zona no-go y cada vez que vuelvo del trabajo tengo que evitar grupos de delincuentes que tratan de robarme", explica Lucy, que siempre porta un aerosol de seguridad por "miedo a sufrir" abusos sexuales.
(Arturo García/La Gaceta)
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