(Quisiera equivocarme pero pienso que una parte importante de la sociedad española está enferma. De mediocridad, cobardía e inmadurez política.
Y tenemos una clase política que lo supera. Repito, quisiera equivocarme.
Pero hemos olvidado los asesinatos terroristas de ETA. Prefiero tomarme una cerveza. Y el 11-M, el más grande atentado terrorista de la historia de España. Otra de gambas, por favor. Y, por ahora, cuatro millones de españoles votando a unos totalitarios cuyos modelos políticos son la Cuba de Fidel y la Venezuela de Chavez.
Y, todavía, el sectario, superficial y grosero de Pedro Sánchez, con posibilidades de alcanzar la secretaria general del psoe. Y carteles de 'refugiados bienvenidos', pero no quiero ninguno en mi casa. Y basura políticamente correcta a todas horas y en todos lados. Y amenazas de Podemos a los periodistas, y no passssa nada, tío. ¡Arderéis como en el 36! dijo Rita Maestre.
Por supuesto, el PP de Mariano apesta. Lo que sucede es que, en estas graves circunstancias, la alternativa al mediocre y cobarde Rajoy- en términos políticos, no ciudadanos- es una pocilga en la que gobernarían Pablo Iglesias, Pedro Sánchez, Junqueras y algún otro antiespañol de pro.
Así, con este fracaso histórico del pp/psoe, tenemos el odio de los separatistas antiespañoles y la comprensión, profundamente estúpida y peligrosa, de mesnadas de progres. Que están en todas las instituciones y en la calle.
Merecemos lo que nos pase. Que sea pronto, por favor.)
ODIO.
A menudo nos
preguntamos si aún existe odio hacia lo español en la sociedad vasca. Se
habla tanto de reconciliación, paz, perdón y de cosas así, que parece
más bien una sociedad camino de la beatificación. Pero todas esas
palabras ya no significan nada dichas aquí.
Más bien hay que
introducirlas en un proceso de traducción: Paz fue la voluntad unilateral de ETA de dejar las armas, Autocrítica
es destacar los casos puntuales de arrepentimiento para propiciar un
estado de opinión que entienda como lógico que los presos deban salir de
las cárceles, Reconciliación es olvidar asumiendo que tuvieron razones para "hacer" lo que hicieron, Perdonar es lo que tienen que hacer las víctimas en vez de fomentar la venganza, Convivencia
es asumir que los nacionalistas, ultras o no, son los que ponen las
condiciones para todo lo anterior porque son ellos los que, de manera
natural, van a dirigir nuestro futuro.
Ellos
no olvidan. Ni perdonan. Odian. ¿Es exagerado decir que una parcela de
la sociedad vasca ejercita el odio? Está claro que no, pero sería
exagerado, por inexacto, pensar que ese odio les quita el sueño. No, es
un odio, como tantas cosas en esta tierra, llevadero, regulable a
conveniencia. Demos por bueno que el ecosistema natural del nacionalismo
son las aguas de la permanente contradicción. No pasa nada por odiar
España y coger el coche cada fin de semana para ir a la casa de la Rioja
o Cantabria. Es parte de un juego asumido.
Claro que el odio varía en su
radicalidad en el espectro de la sociología nacionalista vasca, pero no
se confundan, es odio. No pregunten por qué, ni desde cuando, que la
gente no sabe, o mejor dicho, que cada uno le dará una "gran" razón. La
España imperial, la bandera, los políticos, la guerra civil, Franco,..o
todo a la vez.
Es llamativo que la palabra paz esté en
boca de tantos, sobre todo entre los que apoyaron el asesinato
sistemático. Es guay hablar de reconciliación mientras se sigue odiando.
Maravilloso oir hablar de perdón, con cara de buenos, a gentes que
llevan de militantes abertzales treinta años o reclamar convivencia
permitiendo a la vez manifestaciones de odio racista y sabiniano en la
televisión pública. Libertad de expresión, humor.
Enorgullece
odiar lo español, nosotros somos diferentes, es decir, superiores, sin
ninguna duda. Se puede decir en público o no, pero es así. Uno puede
hasta disculparse si le pillan y eso le crea problemas (laborables, por
ejemplo) pero no dejará de pensarlo, créanme.
Hay momentos estelares de expresión de
este odio que aún hoy en día, los tolerantes con lo nacionalista
consideran anecdóticos. Actores de segunda B, personas de tercera, nos
han dado la medida del asunto. Se ríen de sus propias gracias en una
televisión que les ha propuesto algo superdivertido.
Viéndoles queda claro que no
interpretan, dicen lo que piensan, es lo bonito del programa: la
transparencia. Puede parecer gracioso, pero no es broma lo que dicen, lo
dicen en serio, se trata de un discurso larvado en otros ámbitos mucho
más serios.
Sería muy clarificador que en el resto de España se viera, como un canal más, la EiTB para cerciorarse de que es un contenedor de mensajes radicales,
casi siempre mucho más sutiles que estas entrevistas polémicas, pero en
un proceso de imparable goteo. Los noticiarios, los programas de
debate, de entretenimiento o culturales discurren embadurnaditos de
ideología sectaria. La crisis y la corrupción son cosas de españoles, así como tener gobierno de derechas.
Pero resulta que en la actualidad hay más preocupación por el asunto presos vascos que
por la reivindicación de la independencia, de mandar a paseo a España.
Creo que ni se tiene envidia del procés catalán. Está asumido que ya
estamos desconectados hace tiempo. Bien mirado, ¿para que tomarse más
trabajo? A España se va sólo a por dinero y como nos lo dan… Hace ya
tiempo que saber en qué reside la diferencia entre el nivel de la
autonomía que gozamos y ser independientes es cuestión de muy
especialistas en la materia.
El portavoz del Gobierno Vasco, Josu Erkoreka se conforma con decir que no volverán a dar más el vídeo del polémico programa ("Euskalduna naiz, eta Zu") en
vez de pedir responsabilidades a los que aprueban su contenido y
permiten su emisión. El lendakari hace como que está apesadumbrado dando
una regañina a la cadena ("hay que hacer programas constructivos") y el
senador de su partido (en España) Jokin Bildarratz dice que "parece que
si no te portas bien entra la Brunete mediática a castigarte y
juzgarte. Ya está bien. Es un programa de humor". Uno quita el vídeo en
vez de al director de la cadena, el lendakari compungido dice que fatal,
el senador sacando pecho e insinuando que los españoles que no tienen
humor. ¿Contradicción o estrategia?
Es más que desprecio pero no es incitación al odio, es odio:
sentimiento de profunda antipatía, enemistad o repulsión hacia una
persona, cosa o fenómeno, así como el deseo de evitar, limitar o
destruir a su objetivo.
Se puede hacer desaparecer el vídeo pero
no ese odio racista, coloquial, cachondo, aprendido y compartido por no
pocos, que combinado con un par de líneas de relatos historicistas
hasta animó a muchos en el pasado a empuñar armas y matar. Pero no
hables de eso que son cosas del pasado.
Ojo, que estamos otros muchos vascos que también odiamos. Odiamos la intransigencia, el sectarismo, la indiferencia con el terrorismo, la hipocresía.
(Iñaki Arteta/ld.)
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