MERITXELL: MÁS
CONCESIONES.
LA MINISTRA DE POLÍTICA TERRITORIAL y Función Pública, Meritxell Batet, ha defendido que una reforma de la
Constitución es «urgente, viable y deseable», para avanzar hacia un modelo
territorial federal.
Como dice J. García Domínguez, Meritxell cree que España no
es más que el agregado artificial de varios pueblos muy distintos y distantes
entre sí, pueblos que comparten un único Estado pero que, al margen de esa
superestructura jurídica y formal, mantienen trayectorias históricas y vitales
diferentes. Y, además, proclama que la soberanía de su soñado Estado federal,
no residiría en la Nación española, sino en esos pueblos ibéricos surgidos de
la noche de los tiempos que, según los catalanistas, deberán pactar entre sí un
definitivo orden constitucional hispano.
Albert Rivera, de Ciudadanos, ha contestado a Meritxell: «Sí, hay que
reformar la Constitución para suprimir aforamientos, reformar o cerrar el
Senado o cambiar el sistema electoral, todo lo que el PSOE/PP han bloqueado.
Pero no para inventarse una nación de naciones, sino para reforzar la nación de
ciudadanos libres e iguales». Antes de preguntarnos qué es una federación y sus
ventajas, recordemos la trayectoria de Meritxell. Rosa Díez (ex UPyD) escribió,
Junio 2018: «La nueva Ministra, Batet, responsable de 'el problema catalán' fue
multada por el PSOE por votar con los separatistas a favor del derecho a
decidir, contra una moción de UPyD que yo defendí. Nunca ha manifestado
arrepentimiento sino ratificación».
Recordemos que 'el derecho a decidir' es una forma catalanista de decir
'derecho de autodeterminación'. Que no está reconocido ni por la ONU, ni por el
derecho internacional. El anterior secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Mun, en octubre de 2015, declaró: «Cataluña no
está en la categoría de territorios con derecho a la autodeterminación».
Aparte de esta cualificada opinión, en Septiembre 2017, más de 400
(cuatrocientos) profesores españoles de derecho internacional, concluyeron que
«Cataluña no es una entidad que disfrute de un derecho de separación del Estado
reconocido por el Derecho internacional, por
lo que el derecho de libre determinación no puede constituir el fundamento
jurídico para consultar a los ciudadanos sobre su independencia».
Meritxell parece ser una persona opuesta
a Josep Borrell que, a los pocos días de ser
nombrado ministro de Exteriores, comentó que el problema territorial es el más
grave que tiene España. En un sentido, opuesto al de Meritxell.
¿Qué es una federación? ¿Quieren los separatistas una reforma federal? ¿Qué
mayoría se necesitaría para modificar la Constitución en este sentido?
El 4 de diciembre de 2012, El Mundo publicó un artículo de Manuel Jiménez
de Parga, (catedrático de derecho constitucional y ex Presidente del Tribunal
Constitucional) en el que analiza la organización territorial del Estado que se
diseñó en la Constitución de 1978. «El poder constituyente- dice J. de P.- se
vio en la necesidad de confiar a los poderes constituidos la perfección de la tarea
que él sólo pudo bosquejar. La cuestión territorial, entre otras.
Pero esta indefinición no afecta al modelo autonómico sino a sus tiempos,
implantación, concreción de competencias, etcétera. En todo caso, es un modelo
distinto del federal y del centralizado. Con una única Constitución, que es
expresión de la soberanía -única e indivisible- del pueblo español».
Ninguna de las fracciones (Autonomías) de este pueblo posee poderes
soberanos. Los que oponen resistencia a la obediencia debida son rebeldes. En
EEUU -modelo para los federalistas-, o Alemania, no se toleran. Uno de los
principios del federalismo es la igualdad formal de las comunidades o Estados
que lo componen. La conclusión es que el federalismo no es un régimen más
descentralizado que el sistema español de las autonomías.
De ahí el engaño que sufren los que, para alcanzar el pleno autogobierno,
proponen como solución el Estado federal. Sin embargo, en España, voces
socialistas- como Meritxell- sugieren un indulto para los golpistas catalanes,
además de un modelo federal. Encima, no les importa que los separatistas-
catalanes y vascos- hayan rechazado el federalismo, porque éste exige igualdad
entre las partes.
Ellos quieren estar por encima de los demás. ¿Lo ignora Meritxell? Claro
que no.
¿Aceptarían los españoles un federalismo asimétrico que reflejara, en la
nueva Constitución federal, que unas comunidades- catalana y vasca- sean
superiores y privilegiadas respecto a las demás?
Supongamos que la ministra Meritxell
convenciera al gobierno socialista y se iniciara una reforma constitucional. Se
requeriría el procedimiento agravado de reforma, que viene descrito en el
artículo 168 de la Constitución española. Es obligado cuando se pretende una
revisión total de la Constitución o- si es parcial-, afecte al Título
Preliminar, al Capítulo Segundo de la Sección Primera del Título I, o al Título
II.
En primer lugar, se requiere una mayoría de dos tercios (2/3) en ambas
cámaras de las Cortes Generales para aprobar el principio de reforma
constitucional. A continuación, se procede a la inmediata disolución de las
mismas y la celebración de elecciones generales.
Las Cámaras recién elegidas deben, primero ratificar la decisión, para lo
cual se exige una mayoría simple en el Congreso y mayoría absoluta en el
Senado. Después han de proceder al estudio del texto de la reforma
constitucional, que debe ser aprobado en ambas cámaras por mayoría de dos
tercios (2/3). Una vez aprobada por las Cortes Generales, la reforma ha de ser
sometida a referéndum para su ratificación.
Dado que Meritxell- y el gobierno- saben todo esto ¿se ven con apoyos
suficientes para llevar adelante este disparate? Que no calmaría los ánimos de
los separatistas. Hay que ser tonto- o peor- para creérselo. ¿Entonces? Me temo
que unas declaraciones del presidente Sánchez -más su reciente apoyo a un
Estatuto catalán ilegal, anulado por el TC (2010)-, ayudan a esta irresponsable
propuesta de Meritxell.
«Europa es nuestra nueva patria», dijo Sánchez. O sea, Sánchez es
presidente de España, pero su patria no es España. Caso único en Europa.
Ahora Borrell exige la reforma de la Constitución como
solución al independentismo. Aboga por más cesiones a los golpistas.
Con este personal, lo mejor es votar. Elecciones, ya.
(El Mundo/Junio/ 2018/ Sebastián Urbina es doctor en
Filosofía del Derecho.
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