¡SÁNCHEZ, DIMISIÓN!
SÁNCHEZ NO ES EJEMPLO DE NADA.
La revelación exclusiva que hoy publica ABC
sobre cómo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, plagió en 2012 buena
parte de su tesis doctoral es muy grave.
Ahora se
entiende el celo de Sánchez en mantener ese trabajo oculto a la opinión pública
porque desde una perspectiva profesional, y desde la óptica de la propia
reglamentación universitaria, su credibilidad se desvanece por completo.
Las comprobaciones que ha realizado ABC con
su tesis en la mano destrozan la ejemplaridad pública que Sánchez predica con
su sectaria ley del embudo, exigiendo a los demás lo que no se exige a sí mismo. En las más de 300 páginas que ocupa el trabajo,
celosamente guardado por la Universidad Camilo José Cela de Madrid, existen
decenas de corta-pegas demostrativos de una severa «falta de integridad
académica», según el argot de los expertos.
Tenía toda la lógica política que Sánchez se
haya negado a mostrar su trabajo, y que ni siquiera autorizase abrir el acceso
a quien quisiera instruirse con su tesis. También
copió párrafos completos de obras y artículos de otros autores publicados unos
años antes, y empleó informes oficiales completos y sin entrecomillar, incluida
una presentación informática del Ministerio de Industria cuando su titular era
el socialista Miguel Sebastián.
La normativa universitaria es muy estricta y
restrictiva, y de lo investigado por ABC se deduce que Sánchez incurrió en
plagios literales, plagios mosaico -un puzle de diversas publicaciones a las
que solo alteró unas pocas palabras- y autoplagios. Esta última práctica consiste en reutilizar escritos
propios anteriores, duplicando su contenido, pero sin citar la referencia de
sus propias publicaciones, lo cual pervierte la filosofía de que el
contenido de una tesis sea inédito u original.
En el caso de
Sánchez, el autoplagio se ve agravado además porque copió literalmente antiguos
artículos propios firmados junto a una segunda persona que sin embargo no es
aludida. Con este método, Sánchez completó páginas enteras de su
tesis, hasta el punto de que la inmensa mayoría
podría haber sido un inmenso entrecomillado, y no una aportación académica,
personal y original de su autor a la sapiencia universitaria.
Éticamente,
la tesis es un fraude y un bodrio sin valor académico alguno, que en otros
países implica la dimisión de su autor. Es
incomprensible que tuviera la máxima calificación. Cuando esto ocurrió, Sánchez
no era el presidente del Gobierno. Pero su pasado le arrastra, y cada duda
sobre la realidad de su título de doctor queda al descubierto gracias a ABC.
Sánchez tendrá que dar explicaciones urgentes porque ha mentido siempre que ha
defendido la perfecta adecuación de su tesis a las normas.
Es
una indignidad impropia del cargo de máxima relevancia del Gobierno.
(ABC/13/9/2018.)
3 comentarios:
He leído con interés esta noticia (https://www.libremercado.com/2018-09-13/cuanto-dinero-gano-saenz-de-santamaria-en-la-politica-1276624786/). También he leído acerca de la nueva ministra de Sanidad y demás (Por ejemplo, https://www.libremercado.com/2018-09-12/el-abultado-patrimonio-de-la-nueva-ministra-de-sanidad-fondos-seguro-de-vida-y-acciones-1276624764/). Mi experiencia personal me lleva a poner en cuestión que su suficiencia económica la deba a la práctica de su profesión médica, si es que alguna vez la ejercitó. Tal parece que existen cuernos de la abundancia que permiten tales prodigios económicos u otros como la compra de casoplones con tinaja o bodorrios de lujo asiático cuando en el pasado reciente se asaltaban capillas con el torso desnudo, quizás por carecer de pasta para comprarse unos sujetadores, aunque no creo.
El antiguo decano, inolvidable maestro, Sánchez Lucas, que en Gloria esté, nos decía una mañana: “Si quieren hacer dinero, dejen la Medicina y pongan un negocio”. Nadie es perfecto; no nos mentó la opción de la profesión política.
P. S.: Propongo un “¡Hip, hip, hurra!” por los tan repetidos “cien años de honradez” (ni uno más) y por la innegable superioridad amoral de los fariseos. ¿Quién se apunta?
Modestamente y si se me permite: ¿Qué clase de “democracia “ es ésta en que un pueblo no puede decidir el personaje que lo presida? ¿Para cuándo algo así como el “impeachment” en nuestro Derecho?
Una mezcla de corrupción y superioridad moral. Falsa, por supuesto. Pero el que se lo cree,(en un contexto tribal) hace cosas que una persona decente no haría. Algo parecido pasa con los supremacistas catalanistas, que creen que Jesucristo, Eisntein y Leonardo da Vinci eran catalanes. Y tan panchos. Porque yo lo valgo.
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