LIBERTAD Y DESAPRENSIVOS.
El
ministro del Interior, Marlaska, dijo: ‘No
perseguimos la libertad de expresión, sino solo a los desaprensivos que quieren poner en riesgo la salud de los ciudadanos o
aprovecharse de la pandemia para estafarles’.
Esto viene de las declaraciones lamentables del
general Santiago, de la Guardia Civil, también en el mes de abril: ‘trabajamos para minimizar el clima contrario al Gobierno’.
Aquí hay, al menos, dos aspectos preocupantes,
por ser suave. Uno de ellos, es lo que dijo el general de la Guardia Civil.
Dejemos de lado sus impresentables excusas, en el sentido de que había sido un
lapsus. Todos pudimos ver que el general leía lo que estaba diciendo.
Grave es que no pidiera disculpas, como poco,
por sus inadmisibles declaraciones. Pero en este gobierno- y adláteres- nadie
se disculpa. Esto solamente lo tiene que hacer la derecha perversa. Luego
añadió otra perla: ‘Lo importante son las
personas, no la ideología’. Tal vez quería decir que haría esto mismo si el
gobierno fuera de derechas. Tal vez. En cualquier caso, un desastre. Consuela
que haya recibido críticas, también, desde la propia Guardia Civil.
El otro aspecto preocupante, fue la ‘ayuda’
mentirosa del ministro Marlaska al general. El ministro sabía que mentía,
porque no fue un lapsus. Pero este gobierno sabe que mentir sale gratis. Además,
su líder, Pedro Sánchez, es un mentiroso profesional.
Recordemos, porque estas cosas tienden a
olvidarse, que, antes de las pasadas elecciones, Pedro Sánchez dijo- en
repetidas ocasiones y antes diversos medios de comunicación- que nunca formaría
gobierno con Pablo Iglesias. Que no podría dormir. Ahora está de
Vicepresidente. También mintió con su tesis doctoral. Estas cosas, en cualquier
otro país europeo, supondrían una dimisión fulminante.
Dicho esto, retomo las declaraciones iniciales
del ministro Marlaska. O sea, libertad de expresión y desaprensivos. En los
sistemas autoritarios o dictatoriales, la única libertad, es la libertad ‘bien
entendida’. Esto significa que hay una línea gubernamental que indica el único
camino correcto. En nuestro caso, lo indica el gobierno socialcomunista.
¿Y quién se desvía de la libertad ‘bien
entendida’, establecida por este gobierno? Los desaprensivos. ¿Qué es un
desaprensivo? Según la Real Academia Española, en su segunda acepción: ‘Que obra sin atenerse a las reglas o sin
miramiento hacia los demás’.
¿Qué reglas? Si Marlaska hace referencia- aunque
sea indirecta- a las reglas constitucionales que establecen nuestra convivencia
democrática, no se dice- en ninguna regla- que los gobiernos tengan el
monopolio informativo. O que sea ‘desaprensivo’ discrepar de la ‘verdad
oficial’. O de los muchos ‘bulos oficiales’.
En cualquier caso, en los sistemas democráticos
hay pluralismo informativo. En los sistemas no democráticos, o se elimina el
pluralismo informativo, o se dificulta, se criminaliza y se persigue. Es lo que
hace este gobierno social comunista. Si tanto amor tiene por la verdad, Pedro
Sánchez debería haber dimitido por mentir gravemente a los españoles antes de
las elecciones, como ya he dicho. Recordemos otro ejemplo.
¿Cuántas mentiras dijo el ministro Ábalos- de
Transportes, Movilidad y Agenda Urbana- con el affaire Delcy Rodriguez? O sea,
la vicepresidenta venezolana que tenía prohibido entrar en territorio europeo
por vulnerar derechos humanos. ¡Nada menos! Con doce maletas llenas de dinero,
-eso dicen- maletas que no fueron revisadas por la policía, según órdenes del
gobierno. Ábalos mintió repetidamente en relación con esta visita, prohibida
por la UE. No ha dimitido. Este grave asunto sigue durmiendo en los juzgados.
¿Quién
es el desaprensivo? ¿Quién ha mentido- o engañado- con las mascarillas, respiradores,
test, la mala protección de los sanitarios (España es el país del mundo con más
profesionales sanitarios contagiados por el coronavirus, según los datos
oficiales disponibles), el recuento de muertos, etcétera?
¿Quiero decir que vivimos bajo un régimen
autoritario? De momento, creo que vivimos en un régimen democrático, de bajo
nivel, en peligro de transformarse- píldora a píldora- en un gobierno
autoritario. ¿Por qué? Porque los ejemplos citados- y otros- no podrían darse
en una democracia sana, con el correcto funcionamiento de sus instituciones.
Habría muchas dimisiones, un escándalo en los medios de difusión y,
probablemente, adelanto electoral.
Otro ejemplo entre muchos. En 2011, el ministro de Defensa alemán,
Guttenberg, dimitió cuando el diario Süddeutschen Zeitung, publicó pruebas de
que había plagiado, en parte, su tesis doctoral. Así funcionan las democracias
que funcionan. Pero no este gobierno social comunista.
Y dentro del gobierno,
Pablo Iglesias muestra- y su historial de amigo de dictadores lo avala- su
clara intención de peronizar España. Es decir, utilizar una situación excepcional-
pandemia y Estado de Alarma- para dinamitar el régimen constitucional del 78.
Propio de un comunista.
El vicepresidente Iglesias también engaña, para
no ser menos que Pedro. Por ejemplo. En base al artículo 128 de nuestra
Constitución, sugirió que se pudiera ordenar que ‘una farmacéutica fabrique
medicinas concretas, o que una empresa de coches fabrique respiradores’, una
posibilidad como la que ya aplicó, añade, el presidente de EEUU, Donald Trump,
en base a la Ley de Producción de Defensa de dicho país, ordenando a General
Motors que fabricara respiradores.
¿Dónde está el engaño?
En que Trump es un claro defensor de la economía de mercado, mientras que el
vicepresidente Iglesias desprecia la economía de mercado, además de ser un
admirador- público y confeso- de dictadores, como Fidel Castro, y asesinos de
masas, como Lenin.
Parece que uno de los
objetivos del vicepresidente Iglesias es el clientelismo (el llamado voto
cautivo), a imagen de Maduro, el presidente venezolano. O sea, una sociedad
subsidiada. Lo hicieron los socialistas en Andalucía. Ahora quieren
clientelismo en toda España. Aprovechando la situación excepcional que
padecemos.
Por no hablar de las
inadmisibles cesiones de Sánchez a golpistas, separatistas, bilduetarras y
comunistas. Agarrado al sillón, al precio que sea. Por cierto, el autoritario Vladimir
Putin desprecia a la oposición, al no debatir sus medidas. Lo mismo que Pedro Sánchez.
Ahí está su amenaza de que no hay plan B. O sea, la oposición (si es de
derechas) está para obedecer. Si no obedece y pasa algo malo, toda la culpa
será suya. O sea, de la derecha. Es la nueva normalidad.
¿Desaprensivos?
¡Mírense al espejo!
PD.
El vicepresidente Iglesias dice (en el Parlamento, el día 29/abril) que es ‘un
honor’ representar los casi 100 años de historia del Partido Comunista.
Nos
gobierna un admirador del comunismo, una de las ideologías más criminales del
siglo XX. La otra es el nazismo. ¡Y les votan!
Sebastián Urbina.
(Publicado de MallorcaDiario.com)
No hay comentarios:
Publicar un comentario