jueves, 23 de enero de 2025

OXFAM MIENTE

 

 Oxfam Intermón (@OxfamIntermon) / X

 

Una organización activista, Oxfam, publicó un informe hace años en el que decía que ocho personas tenían la misma riqueza que la mitad de la población mundial. Así de extrema es la desigualdad en el mundo, decían. Pero quienes leyeron ese informe con una mirada crítica concluyeron otra cosa: así de extrema puede llegar a ser la manipulación de Oxfam.

 La conclusión del informe no tenía ni pies ni cabeza. Y si los medios de comunicación le abrieron su espacio y su tiempo, es por lo degradada que está la profesión periodística

El informe sobre los odiosos ocho, como lo llamé en su momento, no fue mucho más allá. Fallaba en los dos extremos. En uno de ellos, Oxfam no tuvo en cuenta que estas personas «son empresarios, y han creado más riqueza de la que poseen, porque una parte se la han llevado los impuestos y otra la han donado», como dije en su día.

En el otro, comete errores ¡tan gruesos!, que sólo se pueden explicar el genuino desinterés de Oxfam por los más pobres del mundo. La gente dentro de los países pobres tiene una riqueza informal, oculta a las estadísticas nacionales. Invisible en parte, también, al fisco de aquéllos países. Esa informalidad, concluye Hernando de Soto, les perjudica y limita su capacidad de progresar. 

Esta es la situación hoy. Hay mucho por progresar. Pero es que se ha progresado mucho. En 1820, tres de cada cuatro personas vivían en lo que hoy consideramos «extrema pobreza»; por debajo de los 1,90 dólares al día. En 1955, todavía caía por debajo de esa cota la mitad de la población. En 2018 ya era el 8,6%. El crecimiento en Asia, donde habita más de la mitad de la población, ha arrancado de la pobreza a centenares de millones de personas en sólo unas décadas. Nunca había pasado nada parecido. Oxfam desoye esa realidad. No le interesa. La desprecia. 

La organización activista insiste en sus mensajes apocalípticos. Recientemente, con motivo del festival del capitalismo de amiguetes que se celebra en Davos, ha vuelto a sacar otro informe. Tiene el mismo mensaje de siempre, y comete todos los errores metodológicos que conocemos desde hace años, y que nunca cambian. 

«Oxfam utiliza fuentes incompatibles. Fuentes, además, que son necesariamente incompletas»

En 2016, el Financial Times dio tres razones por las cuales los números de Oxfam son mentirosos. La primera y la segunda se complementan: compara datos obtenidos con metodologías muy distintas: por un lado la lista de Forbes de los más ricos, y por otro el informe de Credit Suisse, que tiene sus propios problemas: utiliza fuentes incompatibles. Fuentes, además, que son necesariamente incompletas; ya hemos visto lo que ocurre con la riqueza informal y oculta en los países pobres. 

Oxfam no tiene problemas en mezclar churras con merinas, e incluso con cabras siberianas. Y tres: en aquél informe, Credit Suisse no hizo comparaciones por el poder de compra, que nos acercaría un poco a la realidad. De modo que lo que allí aparecía como una caída en la riqueza mundial era debido, en realidad, a la fortaleza del dólar. Que Credit Suisse caiga en ese error es difícil de comprender. Pero al menos se lo decía claramente a los lectores. Oxfam lo ocultó.

El Instituto Juan de Mariana acaba de sacar otro informe sobre los desmanes metodológicos de Oxfam. Recoge estas y otras razones para la desconfianza hacia la O(N)G. Por ejemplo: Oxfam quiere transmitir la idea de que esto es un juego de suma cero: lo que ganan unos no lo pueden ganar otros.

 Bien, eso pasa con los impuestos: lo que quita el Estado es una transferencia a sí mismo y a terceros. Pero no ocurre con la economía productiva, en la que se crea valor, no se distribuye. Otro ejemplo: no tiene en cuenta que siempre escoge a los más ricos, pero no siempre son los mismos; no tiene en cuenta su composición: cómo unos ascienden y otros decaen. Y tampoco tiene en cuenta suficientemente un elemento tan básico, a este respecto, como la deuda. Es un error tras otro, y todo para llegar al titular adecuado. 

El mensaje apocalíptico de Oxfam es hoy que los ricos son cada vez más ricos. He de confesar que los ricos nunca me han parecido un problema. Sí es un problema la pobreza. Es el gran reto del hombre. Lo fue siempre, y pese a su asombrosa reducción, lo sigue siendo. En el último informe, quizás para darle algo de mordiente a su mensaje anticapitalista, esparce por sus páginas la palabra «colonialismo».

Y dice que los más ricos no se han ganado su dinero. ¡Ni que vivieran del dinero público! Bien, algunos se hacen de oro por sus tratos con los distintos gobiernos: es el capitalismo de amiguetes o crony capitalism, pero no son ellos quienes en realidad les inquietan. Quienes les preocupan son otros, y los por su nombre: Jeff Bezos, que gracias a Amazon le facilita la vida a más de 300 millones de clientes que tiene. 

«Waldeström observa que en el último siglo largo de historia, la riqueza ha dejado de estar tan concentrada como antaño»

La observación, con las miradas amplias y comprensivas que buscan los economistas, son muy difíciles. Exige un cuidado en el análisis de los datos y una sutileza y humildad ante lo complejo de la realidad que a Oxfam se le escapan, porque no le interesan. En un extremo están ellos, con titulares escandalosos y soluciones sencillas y definitivas, y en el otro están los analistas que buscan acercarnos un poco más a este complejo mundo. 

Uno de ellos es Daniel Waldeström, a quien también cita el informe del Juan de Mariana. Waldeström ha publicado un libro cuyo título traducido al interior sería algo así como Más ricos e iguales: una nueva historia de la riqueza en Occidente. Ojo, es sólo en Occidente, no en todo el mundo. 

Waldeström observa que en el último siglo largo de historia, la riqueza ha dejado de estar tan concentrada como antaño: «A principios del siglo XX, el 1% más rico poseía más de la mitad de toda la riqueza privada. Entonces ocurrió algo. A partir de la década de 1910, la desigualdad de la riqueza empezó a disminuir, y así continuó hasta la década de 1970, cuando el porcentaje más alto se situó en el 20%. Esta es la ‘gran igualación de la riqueza’ del siglo XX», dice en un artículo que resume sus hallazgos.

Estos datos se entienden mejor con este contexto: «Dos activos muy extendidos explican la acumulación de riqueza entre los hogares ordinarios: la riqueza inmobiliaria y los fondos de pensiones. Hace un siglo, la riqueza se concentraba en gran medida en activos agrícolas y empresariales, propiedad de una pequeña élite. Entonces aparecieron las reformas institucionales, políticas y económicas. El sufragio universal permitió ampliar la educación y mejorar las condiciones de trabajo, lo que a su vez aumentó la productividad de los trabajadores y les permitió empezar a ahorrar, primero en una vivienda y luego para la vejez. Hoy en día, los ahorros para la vivienda y las pensiones representan las tres cuartas partes de la riqueza privada en los países occidentales«. Familia y pensiones son los pilares del proceso de desconcentración de la riqueza.

Si le parece que esta tendencia a la expansión de la riqueza choca con los mensajes de Oxfam, tiene razón. Y es que Oxfam miente. Es tan sencillo como eso. Transmite un mensaje falso. Retuerce los datos. Engaña a la sociedad. Los únicos que se toman en serio a Oxfam son los políticos, claro, para subirnos los impuestos.

 

(José Carlos Rodriguez/The OBjective/23/1/2025.)

No hay comentarios: