YO NO ME OLVIDO.
Yo no me olvido. Aunque quieran enterrarlo bajo montañas de propaganda, programas prime-time revisionistas y titulares oportunamente olvidadizos.
Aunque prefieran que la memoria colectiva se diluya entre el hastío y la resignación, yo no me olvido. No me olvido de las mentiras, de la improvisación, del cinismo con el que jugaron con la salud de un país entero mientras se protegían tras discursos vacíos y decisiones, criminal y deliberadamente, tardías.
Era febrero de 2020. En Italia, los hospitales colapsaban, las morgues se desbordaban y el mundo entero observaba, con una mezcla de horror y estupor, cómo el virus se extendía sin control.
Mientras tanto, aquí, en España, el Gobierno jugaba a la política con la salud pública.
Sabían lo que ocurría; lo tenían en sus manos, en informes, en cables diplomáticos, en datos oficiales, en advertencias médicas. Pero había una cita inamovible: el 8M.
(ElDebate/8/3/2025/tribunaAlessia Putin-Ghidini)
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