'El juego sucio del PSOE'.
Martes, 02-12-08(ABC)
Martes, 02-12-08(ABC)
SEA o no por reacción al descontrol de la crisis económica, a la ineficacia de las medidas adoptadas por el Gobierno hasta el momento o a la necesidad de camuflar la debacle del empleo, el PSOE ha optado por atacar mezquinamente al PP a cuenta de asuntos que, mereciendo un criterio prudente y responsable, están siendo tratados por los socialistas con un propósito incendiario.
El peligro evidente que corrió la vida de la presidenta del Gobierno de Madrid, Esperanza Aguirre, ha sido mutado por José Blanco en un indigno reproche de supuesta cobardía por haber logrado salir de Bombay con una parte de la delegación española que la acompañaba. Las palabras de Blanco acusando a Aguirre de practicar el «sálvese quien pueda» son una expresión degradada de la confrontación política, en la que el PSOE está dispuesto a banalizar incluso con el riesgo que supuso para la presidenta madrileña un ataque terrorista que ha causado casi doscientos muertos.
Blanco -y con él, el PSOE- ha dado un paso que lleva la discrepancia entre partidos a la simple destrucción política del adversario, sin reglas ni límites. Más allá de la descalificación en la que incurre el propio José Blanco, su arenga contra Aguirre es un síntoma del estilo de política que el PSOE va a poner en marcha para tapar, aunque sea tan suciamente, la realidad de una crisis que hoy conocerá el dato del desempleo en noviembre.
El peligro evidente que corrió la vida de la presidenta del Gobierno de Madrid, Esperanza Aguirre, ha sido mutado por José Blanco en un indigno reproche de supuesta cobardía por haber logrado salir de Bombay con una parte de la delegación española que la acompañaba. Las palabras de Blanco acusando a Aguirre de practicar el «sálvese quien pueda» son una expresión degradada de la confrontación política, en la que el PSOE está dispuesto a banalizar incluso con el riesgo que supuso para la presidenta madrileña un ataque terrorista que ha causado casi doscientos muertos.
Blanco -y con él, el PSOE- ha dado un paso que lleva la discrepancia entre partidos a la simple destrucción política del adversario, sin reglas ni límites. Más allá de la descalificación en la que incurre el propio José Blanco, su arenga contra Aguirre es un síntoma del estilo de política que el PSOE va a poner en marcha para tapar, aunque sea tan suciamente, la realidad de una crisis que hoy conocerá el dato del desempleo en noviembre.
No ha sido suficiente, sin embargo, con la injusta y desproporcionada embestida contra Esperanza Aguirre:
la nueva temporada de agresiones al PP se completa con la filtración de un documento de hace casi siete años por el que se da cuenta de la petición de Estados Unidos al Gobierno español para que autorizara aterrizajes de emergencia de aviones que transportarían prisioneros talibanes y de Al Qaida desde Afganistán.
Es oportuno recordar que la intervención aliada en Afganistán contaba con la autorización de Naciones Unidas, que España y Estados Unidos tienen un convenio de colaboración en materia de defensa y que en aquel momento Guantánamo no representaba, con la notoriedad de hoy en día, la negación de derechos fundamentales y garantías procesales.
El asunto no es nuevo, porque ya hay informes del Consejo de Europa y del Parlamento Europeo, una investigación judicial en la Audiencia Nacional y explicaciones parlamentarias del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.
Sin embargo, ahora parece que el Gobierno socialista no sabía nada de esos vuelos, ni del documento de 2002. Si fuera así, lo preocupante es que la diplomacia española esté dirigida por quien no ha sido capaz de enterarse en casi siete años de la petición de Estados Unidos al Gobierno español, que no será tan clandestina cuando consta por escrito, firmado y sellado, siempre presumiendo que el documento sea auténtico.
Moratinos confirmó ayer que el Gobierno del PP no le informó de esa autorización. Por lo que se ve, tampoco EE.UU., pese a que el ministro de Exteriores anunció en su comparecencia parlamentaria de noviembre de 2005 que las autoridades americanas habían dado garantías de que no se habían vulnerado las leyes españolas.
la nueva temporada de agresiones al PP se completa con la filtración de un documento de hace casi siete años por el que se da cuenta de la petición de Estados Unidos al Gobierno español para que autorizara aterrizajes de emergencia de aviones que transportarían prisioneros talibanes y de Al Qaida desde Afganistán.
Es oportuno recordar que la intervención aliada en Afganistán contaba con la autorización de Naciones Unidas, que España y Estados Unidos tienen un convenio de colaboración en materia de defensa y que en aquel momento Guantánamo no representaba, con la notoriedad de hoy en día, la negación de derechos fundamentales y garantías procesales.
El asunto no es nuevo, porque ya hay informes del Consejo de Europa y del Parlamento Europeo, una investigación judicial en la Audiencia Nacional y explicaciones parlamentarias del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.
Sin embargo, ahora parece que el Gobierno socialista no sabía nada de esos vuelos, ni del documento de 2002. Si fuera así, lo preocupante es que la diplomacia española esté dirigida por quien no ha sido capaz de enterarse en casi siete años de la petición de Estados Unidos al Gobierno español, que no será tan clandestina cuando consta por escrito, firmado y sellado, siempre presumiendo que el documento sea auténtico.
Moratinos confirmó ayer que el Gobierno del PP no le informó de esa autorización. Por lo que se ve, tampoco EE.UU., pese a que el ministro de Exteriores anunció en su comparecencia parlamentaria de noviembre de 2005 que las autoridades americanas habían dado garantías de que no se habían vulnerado las leyes españolas.
En todo caso, si tales leyes han sido vulneradas por los vuelos de la CIA, la responsabilidad alcanza también al Gobierno de Zapatero. Como señalamos en páginas de España, desde mayo de 2002 sólo se produjeron dos vuelos con escala bajo el Gobierno de Aznar, frente a los nueve contabilizados durante el ejecutivo de Rodríguez Zapatero.
El Gobierno va a tener que asumir las consecuencias de utilizar la técnica del ventilador para despistar a la opinión pública, no sólo porque se vuelva contra él, sino también porque la cooperación entre Estados que se reconocen como aliados tiene unas reglas de confianza que los Gobiernos deben preservar, sin perjuicio de que los jueces, en el ejercicio de sus funciones, investiguen determinados hechos que afecten a esa colaboración. Son reglas parecidas a las que guían las transiciones de un Gobierno a otro, como sucedió en 1996, cuando el PP actuó responsablemente y sin revanchismo con el PSOE pese a las secuelas -entonces muy vivas- de la guerra sucia perpetrada por los GAL.
El Gobierno va a tener que asumir las consecuencias de utilizar la técnica del ventilador para despistar a la opinión pública, no sólo porque se vuelva contra él, sino también porque la cooperación entre Estados que se reconocen como aliados tiene unas reglas de confianza que los Gobiernos deben preservar, sin perjuicio de que los jueces, en el ejercicio de sus funciones, investiguen determinados hechos que afecten a esa colaboración. Son reglas parecidas a las que guían las transiciones de un Gobierno a otro, como sucedió en 1996, cuando el PP actuó responsablemente y sin revanchismo con el PSOE pese a las secuelas -entonces muy vivas- de la guerra sucia perpetrada por los GAL.
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