jueves, 18 de diciembre de 2008

UNA CHAPUZA ANTISOCIAL.



Las medidas: una chapuza antisocial. (Roberto Centeno)

Uno de los hechos más sorprendentes de nuestra historia moderna, es que al contrario de lo que ocurre en todos y cada uno de los pueblos de Europa, desde Estonia a Portugal, a una mayoría de españoles, les importa un pimiento la unidad de su Patria, la desigualdad flagrante entre territorios, o el que se proscriba y persiga la lengua española en un tercio del país, o el que también les importe un pimiento el haber sido empobrecidos mayoritariamente -un 60% de las familias ha perdido renta real durante la legislatura Zapatero-, y vuelven a votar a los responsables de tal estropicio, que además nos han metido en la que va a ser la mayor crisis económica en 35 años.

Y a tales votantes tales medidas. A una crisis estructural como la copa de un pino, este gobierno que está demostrando que no tiene la menor idea de a lo que nos enfrentamos, responde con medidas que ni siquiera son coyunturales sino un zafio remiendo, mezclando la chapuza de los 400 euros de Sebastián, urdida con Zapatero a espaldas de Solbes, y que este pusilánime incapaz de defender sus convicciones y principios se tragó sin pestañear, con el alargamiento de los plazos de las hipotecas, que el propio Solbes y el Banco de España consideraban un dislate, o los avales al ladrillo, que dijo que no se darían porque no estaban justificadas, pero que también se ha envainado, y por si esto no fuera ya suficiente humillación, además las ha tenido que defender en público, ¿pero cómo puede aceptar tal indignidad? Y es que el Zapatero post-electoral ha liquidado al socialismo tradicional para erigirse en caudillo de una versión propia, rodeado de mediocres incondicionales, y no tolera ya ni el talento ni las discrepancias, igual que el líder de la oposición.

Y como una mayoría del voto a Zapatero ha procedido de las clases menos favorecidas, hay que decir sin ambages que tienen lo que se merecen. ¿Saben acaso estos votantes a quién se van a devolver los 400 euros?, pues a aquellos que tienen rentas superiores a los 22.000 euros año, es decir al 40% más “rico” de la población, a los que llegan sin problemas a fin de mes, y a ellos, al 60% de la más “pobre”, que ha avalado mayoritariamente con su voto la permanencia de estos irresponsables, no es que no les den ni agua, es infinitamente peor, porque el Estado no devuelve nada. El dinero saldrá, está saliendo ya, del incremento de la presión fiscal que recae esencialmente sobre ese 60% más pobre, por el efecto de la inflación sobre el IVA y el IRPF, solo en el primer cuatrimestre han pagado ya 2.000 millones de más, y Solbes no ha soltado aún un solo céntimo.

Y técnicamente hablando, de inyectar 10.000 millones nada. Para empezar sólo 7.000, porque 3.000 se devuelven a fin de año, y a esta cifra hay que restarle el incremento de presión fiscal derivado de la inflación, unos 5.000 millones si ésta promedia el 4% estimado por el FMI, y los avales al ladrillo, que no son dinero. En términos netos, la renta disponible de las familias se verá reducida en 2.000 millones en 2.008, ¡grandioso! Y luego la estafa de la prolongación de las hipotecas, ¿pero no se han enterado Uds. Sres. hipotecados, que esto es un engaño, que van a pagar en intereses lo que no está escrito y además los bancos se lo darán sólo a quienes tengan garantías y acepten una serie innumerable de contrapartidas?, tanto que si Uds. no pueden afrontar la deuda en forma demostrable ante un Tribunal tienen opciones infinitamente mejores, ahora que los pisos están bajan en forma acelerada, en Barcelona se están practicando ya descuentos de entre el 20 y el 40%. Esto es un fraude increíble a personas que no tiene información y no pueden defenderse, ¿hay acaso algo más antisocial?

Y seguimos, construcción de VPO, o sea que como solo hay millón y medio de pisos en venta y otro medio millón más en construcción, pues a incrementar más la oferta, eso no se le ocurre ni al más tonto del pueblo. Y ¿ayuda al ladrillo?, a santo de qué el Estado se convierte en avalista de un colectivo que se ha enriquecido hasta límites inimaginables, ¿en qué lugar del mundo se ha aplicado tamaña tropelía?, que rebajen los precios lo que haga falta, probablemente hasta un 50% o más, y subástenlos por lotes, como dice Alan Greespan ésta es la forma de salir de un crisis inmobiliaria, “no hay nada como un saldo para estimular la demanda”.

Y luego la economía, ¿pero cómo que vamos a crecer el 2,4% Sr. Solbes?, ¿de qué chistera se ha sacado esa cifra?, porque en este primer trimestre la economía ha dejado de crear empleo, y estamos creciendo ya al 0,8% en tasa trimestral anualizada, y como nos recuerdan desde FUNCAS “las tendencias apuntan a que no se supere esa cifra en lo que resta de año”, cifra que acaba de confirmar además el prestigioso semanario “The Economist” cuya unidad de análisis sitúa el crecimiento de la economía española en el 1% para 2008 .

Además, el consumo privado y toda la inversión, no sólo vivienda, se han desmoronado, y para arreglarlo las medidas no incrementan sino que reducen la renta disponible de las familias, y sobre todo no se ha tomado ni una sola acción a medio y a largo plazo, aunque en 2.009 y siguientes - esto va para cinco años mínimo- el efecto contractivo irá a más y el crecimiento será negativo, ¿pero qué tomadura de pelo es esta? Y que nadie se engañe con las cifras oficiales, o los análisis complacientes de los bancos, que en el mejor de los casos solo reflejan la tendencia, lo que equivale como decía Greespan “a conducir mirando por el espejo retrovisor”, y donde aparte emplear modelos obsoletos y técnicas inapropiadas, se manipulan los datos sin rubor, pues en el nuevo orden de Zapatero, no se tolera que los funcionarios “no comprendan las prioridades políticas”.

Y lo peor de todo, “dejemos actuar a los estabilizadores automáticos” nos dice el Sr. Solbes, es decir, al igual que en la anterior legislatura, sentémonos tranquilamente a esperar que la economía se ajuste sola, ¿pero tiene acaso al Sr. Solbes la menor idea de lo que son los estabilizadores automáticos – las variaciones de ingresos fiscales y transferencias- de lo poco que pueden hacer, y lo poquísimo cuando coinciden recesión e inflación?, evidentemente no, es como para echarse a llorar. Y esto es antes de que estalle el desestabilizador automático gigante, el agujero negro de las cuentas públicas, ¿o es que no sabe el lío que tienen montado en las CCAA y Corporaciones Locales, que están perdiendo recaudación a chorros, y tienen los gastos comprometidos, unos gastos que suponen ya casi el 80% del total de las Administraciones Públicas? Y para empezar, el superávit del Estado en el primer trimestre se ha reducido a la mitad.

Es decir, tienen lo que han votado, así que disfrútenlo y a seguir apretándose el cinturón, y así se van entrenando para cuando se firme el “gran pacto social”, que es el verdadero “plan de choque” de Zapatero, donde les van a crujir de nuevo los salarios reales, pues el machacar a la clase trabajadora en España, no tiene como se ha visto coste electoral alguno. La demagogia de este gobierno es el “summun” del cinismo y de la hipocresía, y lo asombroso es que mucha gente cree más las mentiras que a su propio bolsillo. Pero esto es lo que hay, aunque esta vez la estupidez y el sectarismo no van a salir gratis, antes de un año cientos de miles de votantes a Zapatero estarán en el paro, y en años siguientes ni les cuento.

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Juan Ramón Rallo. 'Faroles con peligro'.

Desde luego, las cábalas de Zapatero sobre el futuro carecen de cualquier relevancia. Sólo hace falta echar la vista atrás unos pocos meses para encontrar una retahíla de predicciones a cada cual más fallida por parte de los miembros del Gobierno. Ni siquiera es necesario remontarse a lo que, en materia económica, parece la prehistoria de España –esas elecciones de marzo donde el PSOE hizo campaña con la absurda promesa electoral de lograr el pleno empleo durante esta legislatura–, basta con acudir a los Presupuestos Generales del Estado –que se votan hoy– donde aparece una previsión de crecimiento del 1% y de paro del 12,5% para 2009.

Del primer pronóstico poco se puede decir, salvo que su único cometido es justificar un gasto público mucho mayor del que podemos soportar. El FMI, institución que en el último año se ha caracterizado por ser demasiado optimista en sus vaticinios, avanza que el PIB decrecerá un 0,2% el próximo año. En realidad, será mucho peor. Si la economía española se portara "tan bien" como en el tercer trimestre de este año (es decir, antes de que la actividad se contrajera tanto como para que los Gobiernos salieran a toda prisa a rescatar a los bancos, a las automovilísticas, a las pymes y a casi cualquier empresa que quedara con vida), el PIB se hundiría alrededor del 1%. Pero que las cosas se mantengan como están no lo espera nadie, ni siquiera el propio Gobierno.

El segundo pronóstico –una tasa de paro del 12,5%– simplemente ya se ha incumplido antes de comenzar 2009. Según Eurostat, en octubre de este año ya alcanzábamos el 12,8%.Vamos, que para alcanzar la cifra del Gobierno necesitaríamos que, como promete Zapatero, el año próximo estemos creando masivamente empleo. ¿Verosímil? Sólo hace falta repasar tres datos.

Primero, históricamente, debido a las rigideces de nuestro mercado laboral, España necesita crecer por encima del 3% para reducir la tasa de paro. Ya hemos visto que estaremos algo lejos de esa marca.

Segundo, la actividad del sector de la construcción ha caído a niveles de 1997, momento en que ocupaba a 1,2 millones de trabajadores. Hoy sigue dando empleo –oficialmente– a 2,4 millones. A menos que en 11 años esta industria se haya vuelto tremendamente ineficiente, no parece que para realizar la misma tarea que en el 97 se necesite al doble de personal que entonces.

Tercero, ¿será que los planes de gasto público del Gobierno absorberán toda la destrucción de empleo? Bueno, según los cálculos inflados del Ejecutivo, con esa iniciativa se crearán hasta 200.000 puestos de trabajo; una cantidad de empleos que, para ponerla en perspectiva, se destruyó simplemente en un mes de 2008.

Sin embargo, toda esta retórica populista del PSOE tiene un problema más de fondo y es que han renunciado a favorecer la recuperación económica. El aumento del gasto público, vía déficit, que propone el Gobierno puede que cree algún puesto de trabajo en alguna ocupación innecesaria para los consumidores, pero a cambio destruirá muchos más empleos en otros sectores vitales de la economía y agravará la ya profunda crisis.

Y es que el gasto público no es una liberalidad política que nos conceda un generosísimo Zapatero; más bien, consiste en quitarle el dinero a la gente que sabe cómo utilizarlo para crear riqueza y destinarlo a actividades mucho menos productivas.

El plan del Gobierno, por ejemplo, contempla utilizar parte de esos 8.000 millones de euros en la rehabilitación de inmuebles. ¿Alguien en su sano juicio cree que la crisis en España se ha desatado porque hemos invertido demasiado poco en construcción? Zapatero cogerá el dinero bien gestionado y lo tirará sobre el pésimamente invertido en un ejercicio típicamente redistribuidor de la renta y, por tanto, empobrecedor. Sí, creará algún puesto de trabajo superfluo, pero destruirá muchos más de los imprescindibles para crecer. Y lo que es peor, ¿qué haremos cuando se agoten esos 8.000 millones que no generan riqueza, esto es, cuando se corte el chorro de gasto público? Simplemente, los parados recolocados volverán al paro y todos los españoles estaremos aun más endeudados.

No es que el Ejecutivo pueda hacer muchas cosas para acabar con la crisis. Su margen de actuación se limita a liberalizar los mercados de factores productivos (especialmente el laboral y el energético) y a reducir enérgicamente los impuestos y el gasto público; pero aun con estas políticas, tardaríamos tiempo en salir del agujero. Ahora bien, el Gobierno sí tiene un amplio abanico de posibilidades para sepultarnos durante décadas en el estancamiento económico; basta, de hecho, con que siga actuando como lo ha hecho hasta el momento.


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