sábado, 11 de julio de 2009

CONDONES Y EMBAJADAS






EL LEVIATÁN CATALÁN.

Entre los muchos errores en política económica que está cometiendo el presidente del Gobierno, uno de los más serios puede ser su empeño en aprobar un nuevo sistema de financiación autonómica para tratar de contentar a los catalanes.

Después de haber dado el visto bueno al Estatut, con esa cláusula por la cual el Estado tiene que destinar a Cataluña el mismo porcentaje de las inversiones públicas que representa el PIB catalán respecto del conjunto de la economía nacional, Zapatero quiso dar marcha atrás, presionado por los barones regionales de su partido y entonces se sacó de la manga un nuevo sistema de financiación autonómica. De esta forma, ZP se convirtió en prisionero de sus propias acciones y ahora no se atreve a incumplir nuevamente su palabra ante el temor de ruptura del PSC con el PSOE.

De ahí que lo que Zapatero pretende poner sobre la mesa es un plan que ofrece un poco de dinero a casi todos para tratar de mitigar el hecho de que Cataluña, una de las regiones más ricas de España, se va a llevar la parte del león.

Basta este motivo para decir ‘no’ al nuevo sistema de financiación autonómica porque, con esa filosofía de fondo, rompe principios tan elementales y tan fundamentales para la cohesión de la Nación española como la solidaridad interterritorial.

Conforme con él, aquellas regiones más pobres y atrasadas teóricamente son las que deben recibir más ayuda del Estado. Sin embargo, Zapatero va hacer justo lo contrario y va a dar más dinero a quien tiene más, lo cual es ilógico para un partido que se dice socialista y que pretende buscar la igualdad. Pues lo que va hacer es consagrar y ampliar las desigualdades entre regiones.

Cataluña tiene el gasto público por habitante más alto de toda España, un dinero que, en muchos casos, no se ha empleado precisamente en mejorar el bienestar de los ciudadanos a través, por ejemplo, de la ampliación y modernización de las infraestructuras públicas, como viene haciendo Madrid desde hace años con sus presupuestos.

Por el contrario, los distintos Ejecutivos catalanes están dilapidando sus recursos en cosas tan absurdas como abrir embajadas por todo el mundo o comprar Spanair, una compañía aérea en quiebra, con tal de tener una aerolínea de bandera catalana, cueste lo que cueste porque de una u otra forma ya lo pagará el resto de España, cuando no a potenciar el clientelismo político.

A ello se suma que la política de inmersión lingüística y los pasos hacia el separatismo que está dando el tripartito catalán están echando a las empresas de la región, con lo que Cataluña está recaudando menos impuestos de lo que esperaba y gastando mucho más de lo que se puede permitir.

Lo lógico en estas circunstancias sería que la Generalitat se dejara de hacer tonterías y recortara sus gastos para poder equilibrar sus cuentas. Pero Montilla, Carod Rovira y demás no están por la labor y quieren más y más dinero para alimentar al insaciable Leviatán catalán, que nunca tiene bastante.

Como argumento para justificar su posición alegan que durante los años de Gobierno del PP se invirtió más en Madrid que en Cataluña, olvidando que mientras el Estado construía autopistas en territorio catalán y modernizaba Barcelona de cara a las Olimpiadas del 92 donde no invertía era en Madrid.

De la misma forma olvidan que buena parte de la ampliación y modernización de la red de infraestructuras madrileña está financiándose con el presupuesto autonómico, no con fondos estatales.

La Generalitat debería hacer lo mismo y, si no cuenta con recursos suficientes para ello, entonces que redefina sus prioridades de gasto, o que suba los impuestos a los catalanes o, simplemente, que entienda que no se puede tirar el y pretender, al mismo tiempo, disfrutar de infraestructuras mejores porque no hay recursos suficientes. Por ello también hay que decir ‘no’ al nuevo modelo de financiación autonómica.

Por último, hay un tercer elemento de suma importancia a tener en cuenta. Estamos inmersos en la que posiblemente es la crisis económica más grave de la historia moderna española, que está disparando el déficit presupuestario y la deuda pública, en parte por la propia crisis, en parte por la mala gestión de la misma que está llevando a cabo Zapatero. En estas circunstancias, hay que apretarse el cinturón. Sin embargo, las autonomías no están por la labor y dicen que lo haga el Estado.

La salida de la crisis, empero, compete a todos los niveles de la Administración, autonomías incluidas. Por ello, ese dinero debería destinarse a reducir el déficit y la deuda, o a bajar impuestos, en lugar de transferirlo a unos Ejecutivos regionales insolidarios que van a malgastarlo, al tiempo que, con ello, van a impedir que desde el Estado puedan llevarse a cabo políticas de alcance nacional para combatir la crisis.

El nuevo modelo de financiación autonómica, en resumen, responde a las necesidades crecientes de la Generalitat de Cataluña de alimentar el Leviatán que ella misma ha ido creando a lo largo del tiempo. Sin embargo, ese es su problema y el resto de España no tiene por qué pagarlo. (Emilio J. González/LD)

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“Los dirigentes de Esquerra Republicana (ERC) nunca están contentos con los avances logrados. En ocasiones son más un freno que una esperanza de mejora. Esperamos que en la negociación por el nuevo modelo de financiación no revienten un acuerdo que será positivo para Cataluña y que ha costado mucho negociar con Rodríguez Zapatero en un contexto de crisis económica y con las administraciones con abultados déficits”. Quien así se manifiesta no es un miembro del PP o del PSOE, sino un alto dirigente del PSC. El mismo partido del consejero de Economia catalán, Antoni Castells, que negocia con el Gobierno el modelo de financiación de Cataluña, que debe ajustarse a lo que estipula el actual Estatuto de Autonomía.

El principal escollo del pacto final entre el gobierno catalán (formado por PSC, ERC e ICV) se encuentra, precisamente, en los socios independentistas de ERC que dieron su apoyo al presidente socialista catalán José Montilla. En los pasillos de la Generalitat, se teme que las exigencias de ERC acaben provocando una ruptura en el Gobierno catalán, aunque fuentes del PSC aseguran que esta posibilidad es muy remota por el pacto del gobierno tripartito. Sin embargo, las relaciones entre el PSC y ERC son “molestas” y la formación que preside Joan Puigcercós ya se está convirtiendo en un socio incómodo a un año de que se celebren elecciones autonómicas.

De cara a las próximas elecciones, el previsible ascenso de CiU puede necesitar los votos de ERC para nombrar President a Artur Mas y quizás ése sea el motivo de que se aproximen CiU y ERC en el actual debate por la financiación. El dirigente socialista citado reconoce, en conversación con El Confidencial, que “en temas como la financiación, ERC a veces supone un lastre muy pesado porque da una imagen de desunión en la negociación. Zapatero ha negociado el modelo con todas las autonomías, pero ha respetado las particularidades de Cataluña por su peso demográfico y su contribución al crecimiento de España. Y ahora Esquerra se enzarza en pedir cifras casi imposibles de asumir por el Gobierno central”.

La versión oficial que se transmite desde el Palacio de la Generalitat es que el gobierno Tripartito “está unido” y “sólo faltan algunos flecos que aprobar por parte de ERC”. Pero estos flecos son más profundos. Las mejoras que se introdujeron en la última oferta del Gobierno central al Ejecutivo catalán el jueves por la noche permitirán que Cataluña logre un incremento de ingresos de 3.500 millones de euros en cuatro años. La nueva fórmula significará que los ingresos autonómicos por habitante en Cataluña se sitúen dos puntos por encima de la media española en 2009, hasta colocarse unos cinco por arriba en 2012, cuando quedaría consolidado ese incremento. Esta fórmula no agrada a ERC.

La disputa de los 700 millones

Setecientos millones de euros son los que actualmente separan a ERC de dar el ”sí quiero” al acuerdo. Y en este contexto, los nacionalistas de CiU, con Artur Mas al frente, ya han mostrado sus primeros guiños para atraerse a los republicanos a formar un “frente nacionalista” en contra de un acuerdo que, a su juicio, es insuficiente para Cataluña y no respeta lo estipulado en el texto estatutario. ¿Pero dónde están las diferencias que tanto crispan a los líderes republicanos Joan Puigcercos, el secretario general del partido, Joan Ridao, y el vicepresidente del Gobierno catalán, Josep Lluís Carod-Rovira?

Las objeciones de ERC al acuerdo alcanzado entre el Gobierno central y el consejero socialista Antoni Castells se basan en la cifra que ofrece el Gobierno a Cataluña. Esquerra puso el listón mínimo en 3.800 millones con el sistema a pleno rendimiento a partir del tercer año. Y el Gobierno lo fija en 3.100 millones de euros. Es decir, 700 millones de euros menos que las aspiraciones de los independentistas. “ERC sabe que en la actual contención del gasto público por la crisis esta cifra podrá renegociarse cuando se empiece a recuperar la economía”, afirma el dirigente del PSC consultado. Además, ERC exige que se sitúe a Cataluña cinco puntos por encima de la media de comunidades autónomas en recursos per cápita.

La propuesta del Gobierno incrementa en un año, hasta llegar a cuatro, la gradualidad para alcanzar los 3.500 millones. Esta propuesta incluye una partida de 410 millones al margen de modelo en concepto de mejora de los convenios vigentes para pagar los Mossos d’Esquadra y las competencias de prisiones, exclusivas de Cataluña. Esta cifra se actualizará cada año de acuerdo con la evolución de los ingresos tributarios del Estado.

Más poder en impuestos

Otro de los puntos con que ERC quiere presionar a Montilla para no aceptar el acuerdo presentado por el Gobierno central antes de la fecha límite del próximo 15 de julio es que Cataluña tenga mayor poder de decisión y autonomía en los impuestos que todavía no gestiona íntegramente. Esta exigencia de los republicanos se justifica porque en períodos de crisis actual, la Generalitat -cuyas cuentas presupuestadas son deficitarias para el próximo ejercicio- pueda echar mano de impuestos para rellenar las maltrechas cuentas públicas.

Otro de los asuntos con que ERC no está de acuerdo es que Cataluña tenga que suscribir el acuerdo de solidaridad con el resto de autonomías si al menos no recibe los 3.800 millones de euros al cuarto año para garantizar el gasto público en sanidad y educación.

Tanto Joan Ridao como Joan Puigcercós no ven tampoco con buenos ojos que el modelo de financiación entre a pleno rendimiento no a partir del tercer año de aplicación, como estipula el Estatuto, sino a partir del cuarto (2012). Esta disconformidad, que sí ha acordado Montilla con Zapatero, ya ha sido comunicada por parte de los dirigentes de ERC a los del PSC. “El texto debe entrar en vigor a lo largo de 2011, pero el Gobierno baraja para el modelo de financiación la entrada en vigor del sistema y las transferencias dinerarias a partir de 2012, cuando previsiblemente se salga de la crisis”, comenta el dirigente del PSC.

Un ‘no’ por SMS

Sobre la posibilidad de que la negativa de ERC a aceptar la propuesta del Gobierno español pueda provocar tensiones internas dentro del gobierno catalán, el dirigente de PSC consultado recuerda que “existe un compromiso por escrito de que el nuevo sistema de financiación tiene que ser aprobado por consenso entre las tres formaciones que integran el ejecutivo y si nosotros somos mayoritarios ERC e ICV deberán actuar en consecuencia como miembros del gobierno catalán”, añade.

La dirección de ERC decidirá este domingo, en reunión extraordinaria, si se suma al acuerdo sobre el nuevo modelo de financiación o rompe la armonía del gobierno catalán. La formaciónb republicana ha enviado un SMS a todos sus militantes comunicando que dirá “no” al modelo, a menos que se llegue a los 3.800 millones.(ElConfidencial)

¡Biba el sosialismo! ¡PP fachas!

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