(Los políticos, en general, y el gobierno de Rajoy, en particular, deberían tomar ejemplo de la austeridad de la sociedad española. Ahora le toca al sector público dar ejemplo. Aunque sea con retraso. El descrédito es muy grande. Y esto es peligroso para el propio sistema democrático. ¡Cuidado políticos! No se puede jugar con fuego.)
Austeridad privada
El imprescindible ejercicio de austeridad que debe llevar a cabo España para salir de la crisis se concentra por el momento en el sector privado,
ya que que el conjunto de las administraciones públicas sigue viviendo
muy por encima de sus posibilidades. Las familias y empresas ya se están
desapalancando, tal y como muestra la balanza de pagos al cierre de
2012. Los duros ajustes que ha aplicado el sector privado desde que
estalló la crisis están permitiendo el saneamiento de su balance y la
paulatina reducción de su abultada deuda.
Gracias a este esfuerzo, la histórica brecha exterior de España, que llegó a rozar los 100.000 millones de euros en el auge de la burbuja inmobiliaria, prácticamente ha desaparecido. En concreto, el déficit acumulado en la balanza por cuenta corriente se situó en 8.257,9 millones de euros en 2012, tras caer un 78% interanual. De hecho, desde el pasado verano la economía nacional ya no depende del crédito exterior para mantener su nivel de consumo e inversión y, por tanto, cuenta ya con capacidad suficiente para empezar a amortizar su elevada deuda externa.
Sin embargo, estos buenos datos contrastan con el elevado déficit que sigue presentando el sector público. Según avanzó el Gobierno, la brecha fiscal entre ingresos y gastos se situó en casi 71.000 millones de euros en 2012, lo que equivale al 6,7% del PIB, sin contar las ayudas a la banca, que sumarían otros 34.000 millones de déficit –hasta el 9,99% del PIB–.
Así pues, sin tener en cuenta el rescate bancario, el Estado ha logrado reducir su descuadre presupuestario en algo más de 24.000 millones de euros con respecto a 2011. Si bien se trata de un dato positivo, cabe recordar que el objetivo marcado por Bruselas era el 6,3% del PIB, con lo que Rajoy ha incumplido, aunque por poco, uno de sus principales compromisos. Además, dicho ajuste se ha aplicado subiendo de forma masiva los impuestos a hogares y empresas, dañando así el crecimiento potencial de la economía nacional, en lugar de apostar por un recorte drástico del gasto y una profunda reestructuración de la Administración Pública.
El Gobierno debería tomar ejemplo del sector privado y apretarse de verdad el cinturón para tratar de equilibrar sus cuentas sin necesidad de exprimir aún más al contribuyente. La austeridad consiste en gastar menos, no en ingresar más, y a día de hoy este concepto tan sólo se puede aplicar al sector privado español. (LD)
Gracias a este esfuerzo, la histórica brecha exterior de España, que llegó a rozar los 100.000 millones de euros en el auge de la burbuja inmobiliaria, prácticamente ha desaparecido. En concreto, el déficit acumulado en la balanza por cuenta corriente se situó en 8.257,9 millones de euros en 2012, tras caer un 78% interanual. De hecho, desde el pasado verano la economía nacional ya no depende del crédito exterior para mantener su nivel de consumo e inversión y, por tanto, cuenta ya con capacidad suficiente para empezar a amortizar su elevada deuda externa.
Sin embargo, estos buenos datos contrastan con el elevado déficit que sigue presentando el sector público. Según avanzó el Gobierno, la brecha fiscal entre ingresos y gastos se situó en casi 71.000 millones de euros en 2012, lo que equivale al 6,7% del PIB, sin contar las ayudas a la banca, que sumarían otros 34.000 millones de déficit –hasta el 9,99% del PIB–.
Así pues, sin tener en cuenta el rescate bancario, el Estado ha logrado reducir su descuadre presupuestario en algo más de 24.000 millones de euros con respecto a 2011. Si bien se trata de un dato positivo, cabe recordar que el objetivo marcado por Bruselas era el 6,3% del PIB, con lo que Rajoy ha incumplido, aunque por poco, uno de sus principales compromisos. Además, dicho ajuste se ha aplicado subiendo de forma masiva los impuestos a hogares y empresas, dañando así el crecimiento potencial de la economía nacional, en lugar de apostar por un recorte drástico del gasto y una profunda reestructuración de la Administración Pública.
El Gobierno debería tomar ejemplo del sector privado y apretarse de verdad el cinturón para tratar de equilibrar sus cuentas sin necesidad de exprimir aún más al contribuyente. La austeridad consiste en gastar menos, no en ingresar más, y a día de hoy este concepto tan sólo se puede aplicar al sector privado español. (LD)
No hay comentarios:
Publicar un comentario