viernes, 11 de julio de 2014

HOMBRES MATRATADOS.















HOMBRES MALTRATADOS.

En este curso académico que ahora concluye leí a mis alumnos, casi cien, las causas aportadas por los trabajadores para una baja laboral. Se trataba de un pergamino del Antiguo Egipto. Las razones eran las normales: accidentes y compromisos familiares. La última decía: "No ha ido a trabajar porque ayer su mujer le dio una paliza". Los alumnos –europeos, americanos, africanos y asiáticos– se rieron. Todos. Cuando terminaron les dije: "Si el texto dijera 'María no fue a trabajar porque su marido le dio una paliza', ¿os hubierais reído?". Se atragantaron. Es el efecto de la propaganda institucional de protección a las mujeres maltratadas y ninguneadora de los hombres que sufren malos tratos, a pesar de que el 10% de las personas muertas a manos de su pareja son varones. Esta situación discriminatoria aumenta la penalización social del hombre maltratado, que ve cómo se ridiculiza su sufrimiento.

El feminismo de la opresión –no el de la igualdad ni el de la diferencia, que son distintos– es un proyecto de ingeniera social para cambiar la sociedad a través de la acción del Estado. El fundamento es que la mujer ha sido oprimida históricamente y que ahora debe predominar sobre el hombre para compensar la balanza de poder y en aras de su visibilidad social. Las leyes de discriminación por género y las instituciones públicas para la igualdad reproducen ese planteamiento. Los medios y la publicidad se han hecho eco de esta mentalidad. Por ejemplo, hay un anuncio de un rastreador de seguros en el que un hombre que está limpiando su casa es golpeado por un puño gigante cuando su mujer le pregunta si renuevan la póliza. La inversión de esos papeles sería impensable.

La violencia que sufren los hombres a manos de sus parejas no se quiere ver. Muchos varones lo contemplan con ironía, y muchas mujeres niegan que exista o que sea relevante.  

La mayor parte de la violencia sufrida por los hombres, física y psicológica, no se denuncia ni se cuenta; y menos aún la que tiene lugar en parejas homosexuales. La socióloga Laia Folguera, profesora de la Universidad de Barcelona, ha estudiado en Hombres maltratados. Masculinidad y control social a los varones heterosexuales que afirman sufrir o haber sufrido ese tipo de violencia a manos de su pareja, lo que le permite redefinir la violencia de género. Curiosamente, o no, España tiene un déficit en este tipo de estudios en comparación con Estados Unidos o el resto de Europa.

El "dar voz a los sin voz", como dice Folguera, le ha permitido mostrar la difícil adaptación de los hombres maltratados al entorno social, marcado por una visión sexista e injusta, y la reacción institucional, siempre discriminatoria y a veces cruel

Esa voz la da la autora en una tercera parte emocionante: "Relatos de vida". Son diez casos; diez varones, cinco de ellos con estudios universitarios. Entre ellos hay arquitectos, profesores, informáticos o empresarios. La mayoría prefiere quedar en el anonimato, sobre todo para ocultar el drama a sus hijos. Los testimonios son duros: agresiones físicas, humillaciones verbales en referencia a su masculinidad, gritos, insultos, amenazas, broncas sin sentido, infidelidades, control absoluto de movimientos y comunicaciones, anulación de la personalidad o desprecio a su trabajo, opiniones y gustos. Todo esto provoca miedo, sumisión, sufrimiento y tristeza, un estado de ceguera voluntaria suicida que el maltratado, además, no cuenta a nadie.

Los relatos dejan retazos de cómo trata el Estado a los hombres maltratados, especialmente si deciden divorciarse: pierden la custodia de sus hijos, su casa, buena parte de su sueldo y sus derechos, convirtiéndose en ciudadanos de segunda (violencia estructural o institucional). No tienen ningún tipo de ayuda específica; todo lo contrario que las mujeres. En esta España, una misma agresión lleva al hombre a la cárcel inmediatamente, sin presunción de inocencia (violencia de género), mientras que la mujer sigue el lento procedimiento ordinario (violencia doméstica). Las maltratadoras lo saben y se aprovechan, sobre todo si hay un proceso de divorcio de por medio.


En plena imposición estructural de un único modelo de ser hombre, el resultado es que la identidad del varón se convierte en problema. De esta manera, la mujer percibe el mensaje de que es mejor y que todo se le debe, mientras se señala al hombre como culpable de un pasado que no vivió; potencial agresor, se ve obligado a un cambio completo por portar valores, costumbres y actitudes negativas. El varón, además, debe aceptar como buenas (y merecidas) las actitudes sexistas, discriminatorias y agresivas hacia su sexo. La violencia sobre el hombre se ve como risible y atípica, lo que empeora la situación del maltratado, que pierde su dignidad e identidad porque no se siente comprendido e integrado, sino rechazado y anormal.

Este libro, presentado de una forma científicamente impecable y de fácil lectura, no oculta la violencia sobre la mujer ni la minimiza, sino que resalta la dificultades que las instituciones y el entorno ponen al hombre maltratado.


Laia Folguera, Hombres maltratados. Masculinidad y control social, Bellatera, Barcelona, 2014.

 (Jorge Wilches/ld)

4 comentarios:

UVA dijo...

Soy mujer y abogado.

Mas de una vez he renunciado a defender a una clienta en un divorcio porque ME EXIGIA que alegara violencia y malos tratos por parte de su marido, y eso a pesar de reconocerme que no era verdad.

Recuerdo a una llamándome inútil y poco menos que subnormal: ¿pero es que no sabes que como soy una mujer no tengo que probar mis acusaciones? basta con que yo lo diga y el Juez está obligado a creerselo, y así me lo dan a mi todo: el piso, el coche, los niños, el dinero de la cuenta corriente y un pedazo de pensión... ¿PERO QUE CLASE DE ABOGADO ERES TU QUE NO SABES ESO???

Le dije que sí, que lo sabía, pero que mi sentido de la ética profesional no me permitía actuar así, y que yo estaba dispuesta a ser su abogado, pero no su cómplice en su infame propósito de destrozar la vida de un ser humano que tuvo la mala ocurrencia de confiar en ella y casarse con ella.

Al final renuncié a trabajar para ella y no se cómo acabaría aquello, pero me temo que encontraría algún otro abogado menos escrupuloso que yo, y que aquel pobre hombre no saldría muy bien parado de aquel divorcio.

PORQUE ESA ES LA ABSURDA E INJUSTA REALIDAD: LA MUJER NO TIENE QUE PROBAR SUS ACUSACIONES, PORQUE, DE HECHO, NADIE SE ATREVE A PEDIRLE PRUEBAS A UNA MUJER LLOROSA QUE DICE (PERO NO ACREDITA) QUE SU MARIDO LE MALTRATA.

Y como mujer, a los hombres españoles os digo: CHICOS, NO OS MERECEIS LO QUE OS ESTÁ PASANDO.

Sebastián Urbina dijo...

Muchss gracias. Una sociedad se salva si hay hombres y mujeres con suficiente sentido ético.

Este es un ejemplo de la magnífica frase de Burke: 'El mal triunfa si los buenos no hacen nada.'

Enhorabuena.

UVA dijo...

El otro día, cuando escribí mi anterior comentario, se me olvidó dejar constancia de una cosa, tan indignante como la que más.

Y creo que debemos empezar a poner de manifiesto todas estas injusticias a ver si hay alguien que pueda y quiera resolverlas.

En un divorcio, la mujer siempre lucha por la custodia de sus hijos, pero ¿son sus hijos lo que le importa????? pues no, algunas veces si le importarán, pero la mayoría de las mujeres luchan por la custodia de sus hijos porque la vivienda familiar va con ellos..... y un piso es un piso.

Y los jueces se los dan a la madre, por eso de que nosotras les gestamos y les parimos.

Y entonces el marido se tiene que ir de casa perdiéndolo CASI TODO. Pierde la casa, los muebles, el ajuar.....

Se va con un par de maletas en las que lleva su ropa, la máquina de afeitar, el ordenador... y poco más.

PERO HAY UNA COSA QUE NUNCA PIERDE Y SIEMPRE VA CON ÉL, DIVORCIADO, SEPARADO... es igual, eso siempre irá con él.

¿Sabe lo que es Sr Urbina?

LA HIPOTECA.

El uso de la casa será para la mujer, pero el marido, a pesar de quedarse sin vivienda y tener que alquilar o comprar una, TENDRÁ QUE PAGAR LA HIPOTECA HASTA EL ÚLTIMO PLAZO.

......ESA ES LA JUSTICIA QUE TENEMOS.......

¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿JUSTICIA??????????

Sebastián Urbina dijo...

Muchas gracias por la información. Realmente es vergonzoso.