DEGRADACIÓN DEMOCRÁTICA EN CATALUÑA.
SCC considera "cuestión de Estado" la degradación democrática en Cataluña.
(El Mundo/Daniel G. Sastre.)
Presenta hoy en el Congreso un informe sobre los «déficits democráticos» en administraciones, escuela y medios.
Denuncia la «apropiación» independentista de las instituciones y pide al Gobierno que actúe ante el «escenario crítico».
El ex presidente de Sociedad Civil Catalana Rafael Arenas será quien presentará en la Cámara baja, a petición de PP y Cs, el extenso informe, de 126 páginas de extensión. En el texto, al que ha tenido acceso EL MUNDO, la entidad desgrana las actuaciones independentistas que, en su opinión, socavan la calidad democrática en Cataluña. Las agrupa en torno a tres ejes: administraciones públicas, escuela y medios de comunicación.
En cuanto al primer ámbito, SCC recuerda la presencia de banderas independentistas en edificios públicos- y las dificultades para que se acaten las órdenes de retirarlas-, la adscripción de ayuntamientos al procés pese a su obligación de mantener la neutralidad o la carta que envió el president Carles Puigdemont a los funcionarios el último día de Sant Jordi en la que también daba apoyo al proceso independentista. Sobre las cuatro últimas elecciones celebradas en Cataluña, la entidad concluye que «no se ha contado con una atmósfera electoral imparcial y libre».
La entidad recoge también las últimas actuaciones polémicas del independentismo en el Parlament. Por ejemplo, el desmantelamiento en la primera sesión de la comisión de investigación del caso Santi Vidal, o la inclusión de fondos para la preparación del referéndum en los Presupuestos de 2017. Además, protestan por la inacción del síndic de Greuges, el defensor del pueblo catalán.
Con respecto a la escuela, la entidad vuelve a lamentar la «exclusión» del castellano como lengua vehicular, y denuncia que la mayoría de los libros de texto en las aulas catalanas están distorsionados para «ocultar» por ejemplo la Historia de España y dar pábulo a visiones que concuerdan con el discurso del nacionalismo. Además, el informe explica que se promociona a asociaciones que «promueven el adoctrinamiento», como Somescola, y que los independentistas no dudan en distribuir material político entre menores y «acosar al disidente» con la política de inmersión lingüística.
En este sentido, recuerdan el episodio de «presiones» a una familia de Balaguer (Lérida) que litigó para que su hijo tuviera más horas de clase en castellano.
SCC también detecta problemas de «transparencia» en los medios de comunicación públicos catalanes. Se quejan de la «politización» de los espacios estrella de Catalunya Ràdio y TV3, o cuestionan la de los nombramientos al frente de esas emisoras.
Además, la entidad protesta por el trato que se da a las manifestaciones contrarias a la ideología dominante, como la que reunió a miles de personas en marzo en Barcelona para «parar el golpe» independentista.
La entidad considera que «la asunción de que el deterioro institucional en Cataluña afecta al conjunto de los españoles debería tener traducción en el ámbito político».
Y añade: «A veces nos sorprenden extrañas alianzas o complicidades entre quienes deberían defender los derechos constitucionales y quienes denodadamente trabajan para destruirlos. La degradación de la democracia en Cataluña debería ser un cuestión de Estado, y debería tener consecuencias en las dinámicas políticas, y especialmente en las estrategias y las alianzas de los partidos».
En consecuencia, urge «al Gobierno y al legislador» a mantener «una actitud decidida» en defensa de los ciudadanos contrarios al proceso independentista que viven en la comunidad.
La comparecencia tendrá lugar en la comisión para la auditoría de la calidad democrática, la lucha contra la corrupción y las reformas institucionales y legales que preside el diputado valenciano de Ciudadanos, Toni Cantó. El informe constituye la continuación del que Sociedad Civil Catalana publicó en septiembre de 2015.
(SEPARATISTAS PELIGROSAMENTE IMBÉCILES.)
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(ABC)
Por cierto, Viggo Mortensen disfruta haciendo el ridículo.
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