lunes, 22 de mayo de 2017

ÚTIL E INÚTIL.








ÚTIL E INÚTIL.


Leyendo ‘La utilidad de lo inútil’, de N. Ordine, he recordado estampas de mi pasado, como profesor en la universidad balear. Escuché comentarios de sesudos colegas diciendo que nuestras enseñanzas jurídicas debían ser más ‘utiles’, o sea, más prácticas. Intentemos aclarar los términos.

No se trata de que enseñemos a los estudiantes de Derecho cosas inútiles. De lo que se trata, en boca de algunos profesores, padres y madres, es de que la licenciatura vaya acompañada de un buen empleo.  Sin embargo, los licenciados saben que, al terminar la licenciatura, es muy difícil encontrar un buen trabajo.

¿Se materializa en algún lugar, este deseo?  Recuerdo que en la Facultad de Derecho de Cornell, Ithaca (Nueva York), invitado por el profesor de Jurisprudence y Commercial Law, Robert Summers, pude enterarme de que los alumnos de último curso de Derecho, salían todos ‘muy bien colocados’.

Para empezar, no cualquiera podía acceder a esta Universidad de Cornell, clasificada entre las diez u once mejores de USA. Hay que pasar duros y difíciles filtros. Una vez pasados, puede suceder que la muy cara matrícula no pueda ser pagada por el estudiante en cuestión y su familia. ¿Qué sucede? Hay unos bancos especiales- si esto no ha cambiado desde que yo estuve- que dan créditos a estos estudiantes brillantes que han accedido a la Universidad y no pueden pagar la matrícula y otros gastos.

Creo recordar que, tales estudiantes, tenían veinte años para devolver el préstamo, a contar desde la finalización de la carrera. Y sin intereses. El nivel de exigencia, en los estudios, es muy alto. Y la estructura general universitaria, es piramidal. O sea, los mejores van a las mejores universidades. En España, esto no es posible. No tenemos, ni queremos tener una estructura universitaria piramidal. Sería acusada de elitista.

La ventaja de sociedades como USA, Reino Unido y similares, es que consiguen unas élites dirigentes muy preparadas. No en vano, USA tiene quince de las veinte mejores universidades del mundo. En resumen, si queremos élites preparadas y buenos empleos para los mejores, podemos confiar en una organización universitaria similar a las mencionadas. O esperar un milagro.

Pero dejemos los buenos empleos y volvamos a lo útil e inútil. Volvamos a la idea de que hay que enseñar ‘cosas prácticas’ a los estudiantes y no ‘cosas inútiles’, como humanidades y similares.

William Cory, master de Eton, describía este problema a los estudiantes hace más de 130 años:

‘… venís a una gran escuela no sólo para adquirir conocimientos sino para adquirir artes y hábitos: el hábito de la atención, el arte de la expresión, el arte de daros cuenta en un simple momento de una nueva idea, el hábito de someteros a la censura y refutación, el arte de indicar asentimiento y desacuerdo de manera graduada y medida…’

Ya sé. Algún lector dirá que se trata de un colegio elitista. Pero el problema que deberíamos afrontar- como una cuestión de Estado- es si queremos mediocridad a la baja, o hacer un esfuerzo de excelencia. Para lo primero estamos bien preparados. O sea, no queremos reválidas porque son franquistas. No queremos deberes en casa. El profesor tiene que motivarme. La enseñanza tiene que ser fácil y diver…



Hay excepciones. El colegio privado ‘Agora’ de Portals Nous (Mallorca) dicen que supera a Finlandia en nivel educativo. El maestro dejó de explicar la lección y se centra en hacer preguntas. Los críos buscan respuestas y aprenden a trabajar en grupo. El método ha sido un éxito.  Los alumnos no se sientan en fila mirando al profesor, sino en grupos de cuatro. Cada uno tiene un rol, hacen muchos trabajos y proyectos en equipo y se trabaja mucho el aula invertida. O sea, en vez de ser el profesor el que explica todo el tiempo la materia, el docente prepara unos vídeos de corta duración (no superiores a cinco minutos) sobre el tema que quiere explicar al día siguiente en clase para que el alumno lo vea en su casa. 

¿Por qué Finlandia es el número uno de Europa en educación? No hay un único motivo. Para conocer, en extenso, las características que han permitido el éxito educativo finlandés, puede leerse el libro de Xavier Melgarejo, ‘Gracias, Finlandia’. Yo me limitaré a algunos rasgos importantes.

El profesor es una de las figuras más valoradas y respetadas en Finlandia. Esto supone que no tiene que tratar de imponer silencio en clase, como sucede en España. Tampoco que algunos padres y madres insulten o menosprecien al profesor, como sucede en España. De ahí que el rendimiento de los alumnos, en clase, sea tan alto. Y los que van a ser maestros han de tener un promedio de notas de nueve. Como mínimo. Y examen de ingreso.

Otros dos detalles importantes. Los padres están muy implicados en los estudios de sus hijos. Y los parados finlandeses tienen el nivel de lectura más alto de Europa. O sea, no hay un único motivo. El ambiente general de la sociedad finlandesa es de preocupación por la educación y el saber.

La independencia de Finlandia se declaró el 6 de diciembre de 1917. Mi maestro Aulis Aarnio, un filósofo del Derecho finlandés de prestigio internacional, me contó que, después de la independencia, se produjo un gran debate nacional para saber cuáles deberían ser las prioridades nacionales. Todas las personas que tenían algo importante que decir participaron, y la conclusión fue que la educación y el conocimiento debían ser la primera prioridad finlandesa.

No cometamos el error de querer para nuestros hijos una educación ‘práctica’, en el sentido de alejada de la ‘teoría’, humanidades, etcétera. Porque toda práctica está basada en alguna teoría. Lo que suele suceder es que el ‘hombre práctico’ ignore la teoría en que está fundamentada su práctica. O sea, estará condenado al vuelo de gallina y a una m enor capacidad de comprensión. Y sólo formaremos ‘técnicos bárbaros’, como decía Ortega. Pero, además, necesitamos buenos ciudadanos, cultos y responsablemente críticos.

Sebastián Urbina.

(Publicado en El Mundo/Baleares/15/Mayo/2017.)



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