(Por diferentes motivos, PP y PSOE dan asco. Podemos da miedo. Ciudadanos tiene la enorme responsabilidad de no defraudar. O será maldecido por muchos. Un servidor, por ejemplo.)
ASCO DE MARIANISMO.
Rajoy falta el respeto a
Sociedad Civil Catalana.
Está muy bien que el presidente del Gobierno se reúna, por fin, con representantes de las víctimas de la independencia de facto que –desde hace décadas y especialmente en el ámbito educativo– disfruta la Cataluña nacionalista. Pero no lo está, de hecho es una vergüenza, que lo haga para mentirles, crearles falsas esperanzas o desvincularse de la ominosa ilegalidad en que está instalada la inmersión lingüística y la educación pública en el Principado, de lo que Mariano Rajoy era y sigue siendo el máximo responsable, con independencia de la aplicación del artículo 155.
Afirmar, tal y como ha hecho Rajoy en su encuentro de dos horas con el presidente de Sociedad Civil Catalana, José Rosiñol, que el Gobierno "estudiará la posibilidad" de que los niños catalanes que quieran matricularse en español puedan hacerlo el curso que viene es una auténtica tomadura de pelo.
Para empezar, porque el derecho a estudiar en español es un derecho constitucional respaldado por múltiples sentencias... que los Gobiernos regionales de Cataluña no han respetado jamás. En segundo lugar, porque hacer cumplir la ley no es una opción sino una obligación... que el Gobierno de Rajoy –como antes sus predecesores– no respeta. En tercer lugar, porque las vagas esperanzas que brinda Rajoy a las víctimas de la inmersión lingüística y del adoctrinamiento nacionalista se esfuman en cuanto se repara en su vergonzosa forma de aplicar el artículo 155, orientada exclusivamente a la celebración de unas elecciones y a la vuelta inmediata a una independencia de facto que aparque –eso sí– el delirio separatista de convertir Cataluña en un nuevo Estado soberano.
Lo que sucede es que el empecinamiento de los separatistas en hacer presidente de la Generalidad al golpista prófugo Carles Puigdemont está retrasando, paradójicamente, el traspaso de poderes a los propios separatistas; poderes sin los cuales estos no podrán volver a ser los responsables directos de la expulsión del español de las escuelas catalanas, tal y como lo eran antes de la aplicación del artículo 155.
Así las cosas, mientras no se produzca ese traspaso, el Gobierno de Rajoy seguirá siendo el máximo responsable no sólo de la ilegal inmersión lingüística, sino del adoctrinamiento antiespañol en las escuelas y de la propaganda subversiva perpetrada por los medios de comunicación públicos catalanes.
Eso es lo único que Rajoy está "valorando" en estos momentos, junto a su ministro de Educación –que ejerce además las funciones del consejero catalán del ramo–, Íñigo Méndez de Vigo: cómo juzgará la opinión pública el hecho de que, bajo la supuesta aplicación del 155, el español siga marginado de la enseñanza en Cataluña como en tiempos de Puigdemont.
(Edit. Ld.)
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