FEMINISMO Y HEMBRISMO.
El politólogo Agustín Laje, azote de la izquierda, asegura que le gustaría
ver marchas LGTB y feministas ante la embajada de Irán, donde 300 homosexuales
son condenados a muerte cada año.
El politólogo Agustín Laje se ha
convertido en el azote del progresismo en Hispanoamérica a
través de sus obras. La última es ‘El libro negro de la nueva izquierda’,
escrita junto a Nicolás Marquez. En ella afirma que la ideología de género es “una revolución gradual
y pasiva” que pretende “reconvertir la vieja izquierda oxidada”.
A su juicio, la ideología de género, que se ha
convertido en una “moda” bajo el “engaño” de que las ideas
nuevas son verdaderas y buenas, y las ideas viejas son falsas y malas, y pone
límites a la opinión y por consiguiente “límites a la
hora de pensar”, lleva simplemente la dialéctica de clases a otro
terrero vendiéndolo con palabras “bonitas” como diversidad, inclusión,
tolerancia o liberación.
En una entrevista concedida a La Contra TV, Laje
declara que hoy predomina un tipo de feminismo radicalizado que es la contra
cara del machismo. “Me gusta llamarlo hembrismo. No pelea en favor de
la mujer sino que la deconstruye y dice que no existe. Es un feminismo
sin mujer contra lo que se llama el régimen del patriarcado y que traslada el
odio contra todo lo masculino (…) en
él hay una guerra de sexos y una reivindicación
en términos bélicos contra el hombre”, dice.
En este sentido,
manifiesta que en occidente la demanda de igualdad ante la ley entre hombres y
mujeres ya se ha cumplimentado, al contrario que en Medio Oriente y en los
países islámicos: “ahí el feminismo jamás pone sus ojos e incluso muchas veces
lo apoya. Parece que hoy es más opresivo usar un bikini en
una playa que un burka”.
Finalmente, dice que le gustaría que
“las marchas feministas en lugar de terminar en una iglesia católica tirando
excrementos contras la paredes (…) acabaran ante una mezquita o ante la embajada de Irán, donde sabemos
que al año mueren más de 300 homosexuales colgados en horcas o arrojados en los
montes”.
(La Gaceta)
HOMBRES MALTRATADOS.
La campaña MeToo no solo ha puesto encima de la mesa la realidad de las
mujeres maltratadas, sino que también ha servido para ver la agresividad social
hacia los hombres maltratados.
Meritoriamente hemos visto como muchas mujeres han
dado un paso al frente y se han unido a la campaña MeToo. El movimiento social
ha puesto a las mujeres maltratadas, sobre todo físicamente, en el
centro del tablero; motivando las siempre oportunistas promesas políticas
de cambio y lucha contra este maltratado. Pero es ese mismo movimiento el que
ha marginado la posibilidad de suma y de una verdadera ayuda.
Los hombres maltratados existen, el
abuso masculino existe. No es una estrategia de marketing que exista esta
columna, es una necesidad de concienciación.
El 40% de las denuncias por maltrato doméstico son
de hombres hacia mujeres. Eso son muchas personas, muchos seres
humanos. Sin embargo, la sociedad, la
opinión pública y los movimientos que la componen parecen querer erradicar esta
realidad. La campaña MeTooque inicialmente fue enfocada
como, efectivamente, de abuso de hombres hacia mujeres ha producido un
impacto global que difícilmente puede ser replicado. Conforme crecía
era de esperar que se permitiera la suma de más colectivos. Si el objetivo
es hace una sociedad más igualitaria, no tendría sentido no
dejarse sumar a colectivos en igual situación de desprotección.
Sin embargo,
sistemáticamente se ha visto como los colectivos de hombres maltratados se les
ha negado la posibilidad de sumarse. Los movimientos, por
considerarlo una estrategia de origen machista destinado a minusvalorar el daño
producido a las mujeres; la sociedad, por considerar por esa misma narrativa
machista que un hombre no puede ser maltratado por una mujer.
A los primeros, les haría falta la reflexión de
que se encuentran en la misma situación que cuando a una mujer le preguntan si
es que no iba provocando a su marido o pareja, si era toda una estrategia
calcula; a los segundos, les hace falta la reflexión de que el maltrato
no es de hombre a mujer, sino de ser humano con poder a ser humano
desprovisto totalmente de él.
Cuando no se cuenta con un movimiento social, cuando
tampoco se cuenta con el reconocimiento público; solo puede quedar la
lucha jurídica. Nuestro sistema, perversamente retorcido para invisibilizar
el maltrato masculino, aún no ha podido abstraerse de la condición del hombre
maltratado como ser humano. La defensa es posible, la lucha por mejorar al
amparo de la ley una situación es posible. Pero solo un asesoramiento jurídico
experto será capaz de conseguirlo.
En Patón y
Asociados luchamos por conseguir esa igualdad efectividad y dar a nuestros clientes
la protección que se merecen y todo el apoyo que la sociedad le niega.
Por Juan Rivera Crespo, de Patón & Asociados
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