Adiós al Pacto por la Educación:
(Para votar a un partido, cuyo líder- Pablo Iglesias- admira a un asesino de masas, como Lenin, hay que ser un fanático, o un analfabeto político. Ahora muestra su visión de la democracia. Si no puedo ganar, según las reglas democráticas, me lanzo a la calle. Si no me votan, a la calle.)
Podemos se une al PSOE, dinamita el acuerdo y convoca movilizaciones en las calles.
Un día después que el PSOE, Podemos ha abandonado el pacto y ha anunciado movilizaciones. "El PP solo se va a mover si la gente está en las calles". (LD)
(Es recomendable leer 'La desmemoria del comunismo', de F. Jiménez Losantos.)
PODEMOS YA HA GANADO.
Muchos de ustedes pensarán que nos hemos vuelto locos. ¿Cómo puede ser que sostengamos que Podemos ya ha ganado? ¿Acaso no leemos las encuestas, que coinciden en una importante caída en las estimaciones de voto para el partido chavista? ¿No es cierto que Podemos se está desinflando?
Bueno, pues, efectivamente, sí, se está desinflando; pero cuando se observa el panorama político y los posicionamientos de las distintas formaciones, se llega a la conclusión de que Podemos no necesita gobernar para que se aplique su programa electoral. A Podemos le basta con marcar la agenda política para que los partidos de la oposición –y el mismo Gobierno– interioricen sus posiciones y las incorporen a sus hojas de ruta.
Es decir, a Podemos le basta con crear una falsa opinión pública, que se sustenta en las redes sociales y en los medios por ellos copados; una apariencia de consenso social que no se basa realmente en el sentir de la población, pero que, a través de la agitación social de sus militantes y activistas, consiguen hacer pasar como tal.
De esta manera, el discurso de Podemos fija verdades inamovibles y determina las posiciones los demás partidos, aun a pesar no contar realmente con el apoyo de la inmensa mayoría de la silente sociedad española. Esta distorsión de la realidad social cuenta con la complicidad irresponsable de periodistas y medios de comunicación que, expuestos al impacto machacón de las redes sociales y a la retroalimentación con los distintos agentes que conviven en su burbuja, magnifican la aceptación social de las propuestas podemitas y dan difusión acrítica y literal a la ingente cantidad de notas de prensa e informes que las ONG y asociaciones aledañas a Podemos elaboran; informes y estudios todos ellos alarmistas, rocambolescos y carentes del más mínimo rigor, pero que sirven al propósito de intoxicar y moldear a la opinión pública.
Sólo así se comprende el seguidismo programático, dialéctico y semántico que todos los partidos hacen de los falsos discursos sobre la desigualdad, la desmemoria histórica, la brecha salarial, el adoctrinamiento LGTB, la babel lingüística, la pobreza energética, el animalismo, los pisos de uso turístico, etcétera.
Claro ejemplo reciente ha sido el apoyo de toda la oposición –Ciudadanos incluido– a la propuesta de ley de Podemos sobre equiparación salarial de sexos, una cuestión que todos sabemos que es falsa pero que han logrado hacer pasar como cierta ante la pasividad discursiva de un Gobierno que –mucho nos tememos– acabará cediendo.
Hay ocasiones en las que es el propio Partido Popular el que, queriendo ponerse alguna medalla en esta alocada carrera, se adelanta a los deseos de Podemos y motu proprio lidera proyectos legislativos avanzados, como es la propuesta de ley auspiciada por el propio Gobierno para otorgar derechos a los animales domésticos, iniciativa que ha contado con el respaldo unánime de los grupos parlamentarios. No debemos olvidar que nada debería alarmar más al ciudadano que la unanimidad de los partidos políticos: desconfíen siempre de todo acuerdo aprobado por unanimidad.
En definitiva, la extraordinaria presión mediática y social que Podemos despliega por tierra, mar y aire acaba por calar en quienes deciden qué está de actualidad, qué es noticia y qué opina la sociedad, de tal manera que acaban por moldear la mentalidad de las élites periodísticas y políticas y condicionando el posicionamiento de los demás partidos, que poco a poco van haciendo suya la agenda podemita. Por eso, aunque parezca que Podemos va perdiendo, en realidad ya ha ganado. Porque Podemos no necesita gobernar para ganar.
(El Club de los Viernes/LD.)
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