(La 'descomposición acelerada de este gobierno' es la descomposición de la izquierda. Ya pasó en Italia y en Francia. Ahora nos toca a nosotros.
Los socialistas han demostrado que no tienen escrúpulos. No tienen vergüenza. Gobiernan gracias al apoyo de golpistas, separatistas y comunistas.
Esperemos que los ciudadanos se den cuenta de esta bazofia. O bien, nos vamos todos al vertedero. Esta cuadrilla de impresentables de progreso, no necesita mucho tiempo.
Destruir es mucho más fácil que construir.)
¿Qué más tiene que pasar para
que Sánchez convoque elecciones?
Pablo Casado
expresó este miércoles en su interpelación parlamentaria al presidente del
Gobierno el sentir de una amplia mayoría de la ciudadanía, consciente de que
esta legislatura tan accidentada y tremebunda no da más de sí. ¿Qué más tiene
que pasar para que Pedro Sánchez haga honor a su palabra y llame a los
españoles a las urnas? Eso se preguntaba el jefe de la oposición ante un presidente
acorralado por los escándalos –empezando
por el que tiene en el foco su escandaloso doctorado cum laude– y cada
vez más (de)pendiente de los golpistas separatistas.
España
soporta en estos momentos un Gobierno en el que han tenido que renunciar dos
ministros por mentirosos y tramposos (Màxim Huerta y Carmen Montón), otros dos han ocultado buena parte de sus
sustanciosos patrimonios (Pedro Duque e Isabel Celaá), uno se aferra al cargo
pese a ser reprobado por el Parlamento por sus estrechísimas relaciones con
personajes execrables (Dolores Delgado) y uno más (Josep Borrell) tiene en su
hoja de faltas una multa de la Comisión Nacional del Mercado de Valores por
haber utilizado información privilegiada para enriquecerse cuando era consejero
de una multinacional.
Este caos ministerial, que convierte
al Ejecutivo del doctor Sánchez en una banda impresentable de advenedizos comandados por un
arribista sin escrúpulos, con ser
grave, no es el mayor problema de España en estos momentos.
El mayor problema
es que este Gobierno indefendible está en manos de unos golpistas juramentados
con la voladura del orden constitucional y con la destrucción de España como
nación y como Estado de Derecho.
Nunca se olvide: el arribista
Sánchez llegó al Gobierno gracias a unos
partidos incursos en un golpe de Estado. El ultraderechista Quim Torra se
lo recuerda día tras día y hasta se permite amenazarlo políticamente, a lo cual
el desprestigiado doctor reacciona mostrándose dispuesto a tragar con lo que sea
con tal de seguir donde de ninguna de las maneras le puso la ciudadanía, que de
hecho expresó su parecer sobre el personaje y sobre su partido propinándoles un
resultado electoral deplorable, el peor de los cosechados por el PSOE desde la
instauración de la democracia.
La descomposición acelerada de este
Gobierno que ya nació marcado con el pecado imperdonable del apoyo de los
golpistas debería llevar a Sánchez, si es que conserva un adarme de esa
decencia que negaba a su predecesor, a cumplir de una vez con su palabra y convocar elecciones generales.
(Edit.ld/11/10/2018.)
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