EL HECHO DIFERENCIAL FERROVIARIO
Mi amigo Iván Vélez, director de la fundación Denaes, lo describió lúcidamente en Twitter: "Como los extremeños son leales a España y no tienen dirigentes especializados en el chantaje al Estado, disponen de un tren decimonónico. Así funciona la España de los hechos diferenciales".
De la actuación habitual de los Gobiernos centrales se deduce que hay una ley perversa por la cual el Estado pone más comodidades a aquellos que más incómodos se sienten en España. Para nada, por lo demás, porque nunca se satisfacen los quejicas.
Seguirán gimoteando que se los maltrata y sostendrán, con descaro, la falsedad de que pagan más de lo que reciben. O perfumarán lo falso con el inconfundible hedor racista: España les roba para dárselo a los holgazanes de las regiones menos ricas.
(Cristina Losada/LD/3/1/2019.)
QUE LA INFAME LEY DE VIOLENCIA DE
GÉNERO NO DINAMITE EL CAMBIO EN ANDALUCÍA.
Por mucho
que los resultados de VOX en las elecciones andaluzas hayan sido
magníficos, y que su apoyo a PP y Ciudadanos sea decisivo para poder desalojar
a una izquierda corrupta y empobrecedora que ha ejercido el poder en aquella
comunidad autónoma durante casi cuarenta años, el partido de Santiago Abascal
debe ser consciente de que no puede aspirar a ver plasmado el cien por cien de
su programa ni plantear como un todo o nada su apoyo al cambio. A la postre, y
a pesar de su espectacular irrupción en el panorama político, Vox no deja de
ser la formación con menos votos de cuantas han obtenido representación
parlamentaria en Andalucía, lo que la obliga a cierto posibilismo y a cierta
elasticidad en sus exigencias.
Dicho esto,
e insistiendo en la cautela de que a veces lo mejor es enemigo de lo bueno, el
líder de VOX en Andalucía, Francisco Serrano, ha hecho muy bien al plantear la
posibilidad de que PP y Cs eliminen de su acuerdo de gobierno unas ayudas con
cargo al contribuyente en pro de la tan injusta como ineficaz Ley contra la
Violencia de Género (LVG). Ese lamentable compromiso de "dotación
presupuestaria suficiente", que beneficia a los grupos de presión adictos
a la ideología de género mucho más que a las víctimas del maltrato,
tendría sentido si PP y Cs quisieran recabar el apoyo del PSOE y de Podemos, no
el de VOX, firme partidario de restablecer la igualdad ante la ley y la
presunción de inocencia.
PP y Cs
harían también muy bien en atreverse a desafiar esa infamia que equipara la
oposición a la LVG con la complicidad con los maltratadores, tal y como la
extrema izquierda hace con total desfachatez. En este sentido, Albert Rivera debería dejar de defender esas
ayudas con sandeces tales como que "la libertad y la igualdad no se
negocian", pues precisamente son esas ayudas públicas y la ominosa LVG lo
que socava la igualdad ante la ley y la presunción de inocencia de todos los
ciudadanos, con independencia de su sexo. Un correligionario Rivera, Toni Cantó, en sus tiempos de UPyD, y mucho
antes que de la irrupción de VOX, se atrevió a denunciar los desmanes de la
LVG.
Y recuérdense también las nauseabundas críticas que socialistas y
podemitas dirigieron contra la diputada de Ciudadanos Marta Rivera de la Cruz cuando se atrevió a reclamar que
hombres y mujeres tuvieran el mismo tratamiento legal ante el maltrato.
En cualquier
caso, es de esperar que este desencuentro no desbarate la materialización de
una alternativa al régimen socialista en Andalucía, donde formaciones no
tan dispares como PP, Ciudadanos y VOX pueden ir de la mano en muchísmas cosas,
incluida una lucha contra la violencia doméstica que no se sustente en algo tan
injusto y contraproducente como la discriminación legal del hombre frente a la
mujer.
(Edit.LD/3/1/2019.)
La hipocresía de Albert
Rivera: cuando Cs también quería derogar la Ley de Violencia de Género.
Hace apenas cuatro años, cuando Cs se
decidió a dar el salto definitivo a la política nacional, la formación
naranja defendía abiertamente la derogación de la aberrante Ley de Violencia de Género que instauró José Luis Rodríguez Zapatero en 2004, una norma que, entre otras perlas, vulnera de forma flagrante uno de los principios esenciales del estado de derecho, la sagrada igualdad ante la ley, al imponer penas diferentes a hombres y mujeres por la comisión del mismo delito
(Manuel Llamas/LD/3/1/2019.)
(Costará tiempo y pedagogía hacer ver que
VOX no pretende que maten a las mujeres- o
dejarlas desprotegidas-,como vomita la izquierda.
Lo que quiere VOX es que una futura ley de Protección Intrafamiliar proteja a todos los miembros de la familia, sean mujeres, hombres, niños o ancianos. Y que no se elimine la presunción de inocencia para los hombres, algo vergonzosamente antidemocrático.
Lo que no soporta la izquierda es que la derecha tenga opiniones propias. Está acostumbrada a que la derecha se baje los pantalones. El ejemplo más claro, Mariano Rajoy. Con mayoría absoluta no modificó ninguna de las leyes ideológicas de la izquierda zapateril. Lo suyo era la prima de riesgo. La izquierda quiere que la derecha siga así.
Por eso VOX es el fascismo. Porque no obedece las consignas políticamente correctas que quiere imponer la izquierda.)
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