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miércoles, 2 de enero de 2019
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
(¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!)
ESTE AÑO SE ACABARÁ ESPAÑA.
En el periodismo, que es oficio de pícaros, hay quien consigue que le paguen por escribir la misma columna todos los días del año. A esos consumados maestros de la reiteración yo les envidio, aunque no por su arte sino por el prodigio de lograr que se les abone la soldada con alguna puntualidad. Mucho menos audaz, uno, que a fin de cuentas no deja de ser un intruso en el gremio de los plumillas, se conforma con publicar idéntico artículo cada primero de enero. Trátase de una pieza de gran contenido melodramático, esta que espero lea alguien ahora mismo, que invariablemente alerta del muy inminente ocaso final de España. Pues, como es sabido, España siempre está a punto de acabarse para siempre jamás.
Tan seguro es el inmediato fraccionamiento definitivo de España que yo puedo sacar del baúl de la Piquer estos tres párrafos cada principio de año sin que nadie repare en que se trata de los mismos que firmé doce meses atrás.
Y es que, hace hoy justo doce meses, España estaba dando ya los últimos suspiros previos a su fatal extinción. Y también el año anterior al año anterior. E igual sucedía un año antes del año anterior al año anterior. Ocurre que España lleva unos doscientos años acabándose. O quizá más. Seguro que más. Si bien se mira, el gran problema de España no es que se vaya a acabar un día de estos, sino que no termina de acabarse nunca. No hay manera con ella, es más terca e incansable en su afán de ser que el conejito de Duracell.
De ahí que mi única certeza a propósito del futuro sea que volveré a desempolvar este divertimento, sin necesidad de cambiar ni una coma, el 1 de enero de 2020, trascendental instante histórico en el que, nadie lo dude, España estará a punto de caramelo para dar el canto del cisne. Y lo mismo el 1 de enero de 2021. Y el 1 de enero de 2022. Y así hasta cobrar la ansiada pensión mínima por el régimen de autónomos de la Seguridad Social, instante gozoso en el que pasaré a augurar el crepúsculo último de España en las barras de los bares. Y con idéntico éxito.
Porque, como en el cuento tan legendario de Monterroso, el postrer amanecer de mi paso por la Tierra despertaré… y España seguirá ahí. ¡Viva España!
(José García Domínguez/LD/2/1/2019.)
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