(Corrupciones y despilfarros aparte, que el PP comparte con el PSOE, lo que más daño hará a los populares es su insufrible cobardía política.
Una de las grandes ventajas de VOX frente al PP, es que no se arrodilla ante los dogmas ideológicos de la izquierda. Parece que los populares no lo han entendido. Si tengo razón- y me equivoco a menudo- los populares lo pagarán en las próximas elecciones de Mayo.
Creo que VOX les dará un buen pellizco. Sólo por su intolerable cobardía política, se lo merecen.)
EL EXTRAÑO CASO DE LOS BARONES DEL
PP.
No soy fan
de todos los efectos de la mayor competencia entre los partidos políticos. Pero
algunos son divertidos. Es el caso de
las baronías del Partido Popular que se han convertido estos días en defensoras
acérrimas de la Ley contra la Violencia
de Género para marcar
distancias con la negociación que su partido mantenía con VOX para la
investidura de Moreno Bonilla en Andalucía.
Es cierto que el PP votó a favor de aquella ley impulsada por Zapatero en 2004,
siguiendo el principio de que es mejor subirse al carro que quedar descolgado
en asuntos que generan gran consenso social. Aunque el principio tiene
excepciones: el mismo PP presentó recurso contra el matrimonio entre personas
del mismo sexo, a pesar del gran consenso. Pero también es cierto que el
Gobierno de Rajoy fue criticado por reducir los recursos para aplicar la ley, y
hasta fue culpado de los asesinatos de mujeres –la acusación de complicidad no
es nueva, como se ve–, y que entonces no salió barón ni baronesa ni nadie a
proclamar, como ahora, su férreo compromiso con la ley y en contra de la violencia
machista.
La lista de los dirigentes del PP
autonómicos que han declarado esta semana que no van a dar "ni un paso atrás"en tales
compromisos es larga y significativa. Incluye al presidente del PP vasco, Alfonso Alonso,
que fue ministro de Sanidad e Igualdad aproximadamente en la época en que el
feminismo de izquierdas denunciaba que el Gobierno había recortado la
financiación de la lucha contra la violencia de género. Están también el
presidente de Murcia, el presidente del PP en Canarias, la presidenta del PP en
la Comunidad Valenciana y el presidente del PP en Castilla y León. Y está,
sobre todo, la plana mayor del PP gallego, con el presidente autonómico Núñez
Feijóo a la cabeza.
Todos han hecho profesión de fe en
la existencia de la violencia machista en esos precisos términos, para
diferenciarse de los que emplea el partido de Abascal. Y lo han afirmado con tal
violencia intelectual que el presidente del partido castellano-leonés llegó a
comparar la negación de que existe con la negación del Holocausto.
Estos pronunciamientos pueden
interpretarse en clave de competencia
interna.
Singularmente, el de Feijóo, que renunció a competir con Casado por el
liderazgo del PP nacional aunque quizá no haya renunciado a sustituirle algún
día. Pero no es incompatible con la clave que lleva fecha y va de urnas: las
elecciones municipales y, allí donde toca, autonómicas. La competencia externa.
Hay un partido a la derecha que, tal como en Andalucía, puede atraer a
exvotantes populares. En Galicia no hay autonómicas, pero en las municipales,
en la mayoría de las grandes ciudades, el PP no ha dejado de retroceder. Cada
voto ahí es crucial.
La táctica
para hacer frente al nuevo competidor la ensayó el PP con Ciudadanos. El ataque y la descalificación fueron las armas. Era cuando los
llamaban "Chiutatans" para significar que se trataba de un partido
catalán, y por tanto –esa era la conclusión aberrante– no tenía sentido en el
resto de España. "No tiene cabida aquí", decían, como dicen ahora
de VOX. Nada nuevo bajo el sol.
En el cuestionamiento de la Ley
contra la Violencia de Género han visto los barones un flanco débil, que les
permitía dar a entender que el nuevo partido de derechas está de algún modo a
favor de la violencia contra las mujeres o no del todo en contra. Sólo tenían
que aprovechar el rebufo de los medios que decían lo mismo. De paso, se subían al carro del
feminismo 8-M, sumándose así a otro de los grandes consensos fabricados
por los medios, aunque con retraso.
De las ideas
o presupuestos ideológicos a los que se suman queda por saber. Pese a sus declaraciones, no se sabe si los
barones y baronesas populares creen que toda agresión de un hombre contra una
mujer es machista. Ni si suscriben los supuestos con los que se justifica la
asimetría penal: el heteropatriarcado, la criminal predisposición del
hombre hacia la mujer y todo lo demás. Para ponerlo facilito: si creen que
los hombres matan a las mujeres por ser mujeres, que es el resumen de la
idea en lema propagandístico, pero no matan a los hombres por ser hombres ni a
los niños por ser niños ni a los viejos por ser viejos. Quedamos a la espera.
(Cristina Losada/LD/11/1/2019.)
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