Blas de Lezo, el marino venerado en Madrid y odiado por los independentistas.
Ayer se cumplieron 275 años de la muerte de
este militar, considerado por algunos como el mejor estratega de la
historia de España y muy popular por seguir combatiendo hasta la
extenuación pese a estar mutilado.
Su inconfundible figura mellada resplandece desde entonces en la Plaza de Colón de la capital, justo frente a la gran bandera de España que ondea al viento en los Jardines del Descubrimiento, un lugar que se antoja inmejorable para un hombre que no escatimó esfuerzos por defender su país.
Sin embargo también hay quien encuentra en Blas de Lezo un enemigo, incluso ahora, cuando se acaban de cumplir 275 de su muerte, un 7 de septiembre pero en el año 1741, cuando tenía 52 años. Y es que hace menos de dos años, desde el Consistorio de Barcelona pidieron que la icónica estatua no se colocara en Madrid.
(MIENTEN COMO BELLACOS, O SEA, CATALANISTAS)
Botella era entonces la regidora en Cibeles y no cedió ante la versión del Ejecutivo barcelonés, a quienes desde Madrid se acuso de «reeditar la historia». Y llevaban razón porque, al contrario de lo que sugería Ciurana, Blas de Lezo poco o nada tuvo que ver en el bombardeo de la Ciudad Condal en 1714. Sí que participó en el cerco, pero únicamente tenía 25 años y no poseía los conocimientos ni el rango necesarios para suscitar la animadversión que le atribuyó aquel concejal.
(ABC)
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