MÁS MENTIRAS PROGRESISTAS.
El último atropello de Calvo
con la excusa de la igualdad.
El Gobierno
de Pedro Sánchez ha arrancado este viernes su particular campaña electoral a
cuenta del bolsillo de todos los contribuyentes haciendo un uso abusivo e
ilegítimo del decreto ley en el último Consejo de Ministros ordinario de la
presente legislatura, previa disolución de las Cortes. Y aprovechando que la
manifestación femicomunista del próximo 8 de marzo está a la vuelta de
la esquina, el PSOE no ha dudado en aprobar un nuevo atropello de libertades,
tanto a nivel de empresa como de familia, con la excusa de la manida igualdad
de género para sacar el consabido rédito electoralista.
El plan en cuestión, centrado en el
ámbito laboral y presentado a bombo y platillo por
la vicepresidenta del Ejecutivo, Carmen Calvo, dispara los permisos de
paternidad a un total de 16 semanas para equipararlos de forma progresiva con
los de la madre, pero fijando un plazo mínimo obligatorio de seis semanas tras
el nacimiento para que los dos miembros de la pareja cuiden de su hijo a la
vez.
Es decir, el Estado obliga a los padres a
dejar de trabajar por ley, lo cual,
por mucho que se quiera revestir de buenismo, constituye un ataque directo a
los derechos fundamentales del individuo. Los políticos están para
administrar los asuntos públicos, no la vida privada de las personas, y aún
menos para imponer vía decreto el reparto de tareas y horarios que estipule
libremente cada familia en función de los deseos de uno u otro partido.
La igualdad real entre hombres y
mujeres que tan insistentemente persigue la izquierda no es más que pura
ingeniería social, uno de los
muchos reflejos del nefasto totalitarismo de antaño, cuya única finalidad es
moldear las personas a imagen y semejanza de una determinada ideología
política.
Al PSOE no le importa nada el
bienestar de la madre, y aún menos del niño, sino transmitir esa ansiada imagen
de igualdad de sexos mediante la imposición de una baja obligatoria por parte
de ambos. Ni padre
ni madre pueden trabajar, con independencia de lo que piensen o de sus
particulares circunstancias. El Gobierno bien podría haber elevado a un
total de 32 semanas el citado permiso y que los padres se lo repartieran como
quisieran, pero no, aquí lo único que importa es la absurda y maniquea
igualdad real que pretende imponer por la fuerza la ideología de género.
Y lo mismo
se podría decir del resto de medidas que contiene el plan, empezando por la aberrante publicación de los sueldos de los trabajadores
en función del sexo, lo cual atenta
directamente contra la protección de datos y el principio esencial de la libre
empresa. Sánchez aplica aquí la tan peligrosa y lesiva presunción de
culpabilidad, de modo que todas las empresas son consideradas machistas hasta
que se demuestre lo contrario, lo cual no solo resulta ridículo, sino que
vulnera el más esencial sentido común. Si
los empresarios pagaran menos a las mujeres por el mero hecho de ser mujeres,
el paro femenino, simplemente, no existiría.
Pero es que,
además, la propia Inspección Laboral reconoce que la discriminación laboral por
razón de sexo es inexistente en España, por mucho que feministas y socialistas
pretendan elevarla a categoría de epidemia estructural.
Ni hay discriminación laboral ni
hay brecha salarial.
Hombres y mujeres cobran lo mismo a
igual trabajo, como no puede ser de otra forma. De hecho, España, a diferencia de lo que vende el
PSOE, es uno de los cinco mejores países del mundo para nacer mujer debido a su
alto nivel de inclusión económica y laboral, protección legal, seguridad y, muy
especialmente, ausencia de leyes discriminatorias.
El feminismo
del PSOE es otro gran cuento ideológico para ganar votos a base de problemas
inventados o, como mínimo, desvirtuados y exagerados, sin importar el golpe que
se le asesta de nuevo a derechos y libertades básicas.
(LibreMercado/2/3/2019.)
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