(Si se extiende el odio del feminismo radical contra los hombres, se terminará teniendo relaciones con robots sexuales. A no mucho tardar.
PD. Sin olvidar la legislación progresista- L.V. de G- que elimina la presunción de inocencia para los hombres. ¿Para qué arriesgarse?)
SEXO CON ROBOTS.
El placer
del ser humano a lo largo de los últimos milenios ha cambiado. La forma de
comprender y practicar relaciones sexuales también. La industria de los dos
rombos puede presumir de ser muy innovadora. O al menos nunca se le ha caído
los anillos a la hora de probar cosas nuevas. Numerosas tecnologías de
consumo que han aparecido han tenido un cierto encaje.
Cambian las
modas, la estética, los juguetes y las posturas, pero el fin último no.
Mientras se allana el camino hacia el futuro de la robótica en la sociedad
empieza a surgir a la misma velocidad una corriente de pensamiento que aboga
porque las máquinas, en un futuro próximo, se metan en la cama con las
personas. Existe ya un creciente interés en explorar este camino. Muñecas
sexuales realistas que pueden confundir por su mirada. Robots sexuales
recubiertos de pieles sintéticas. Dotar de «inteligencia» a los robots es el
siguiente paso y, de facto, puede llevarse por delante un factor clave en el
sexo, la intimidad.
Un informe
reciente publicado por «The Times» constata que el 40% de los hombres
británicos están interesados en
probar o adquirir un muñeco erótico «inteligente», aunque este tipo de
prácticas puede generar problemas de afectividad a largo plazo. Los expertos
creen que el sexo con robots tiene dos caras de una misma moneda, una positiva
y otra negativa. «En el sexo hay tres razones para practicarlo,
reproducción, placer e intimidad, es decir, comunicarte con otro ser humano»,
apunta Sylvia de Béjar, sexóloga, en declaraciones a este
diario. En su opinión, este tipo de relaciones artificiales puede prosperar por
la imaginación («puedes hacer que sea muy humano»), pero «pierdes
intimidad».
Sin embargo,
esta experta considera que también puede ayudar a mejorar las relaciones de
personas tímidas que no dominan las habilidades sociales. «Veo un lado
positivo en personas que tengan dificultades a la hora de intimidar; puede ser
una salida. Es mejor aprender con los seres humanos, pero bueno. Hay mucha
gente con discapacidades que no pueden desarrollarse sexualmente y [los
robots sexuales] podría ayudarles», apunta.
La
Inteligencia Artificial y la robótica ya está presente en la sociedad y en la
industria. A falta de la gran explosión en el mundo doméstico, prevista para la
próxima década, el ancestral hábito del sexo puede pasar a la historia como una
leyenda del pasado en caso de introducir los robots en la cadena del placer.
¿Qué pasará cuando, como los replicantes de las películas Blade Runner, sean tan reales los robots que no podamos
sentir la diferencia? Esa idea es, sin embargo, todavía una utopía,
puesto que una relación emocional al mismo nivel que la humana y las
consideraciones psicológicas no están por el momento tan avanzadas.
Los llamados
«sexbots» -por «sexo» y «robots»- ya han hecho acto de presencia. Dada la velocidad de los avances
tecnológicos, es inevitable pensar que en un futuro cercano se desarrollen
robots hiperrealistas diseñados para satisfacer sexualmente a las personas,
aunque este escenario puede generar un controvertido sobre razones morales.
¿Qué sucede con el consentimiento? ¿Dónde queda la generosidad? ¿Y los valores
religiosos y humanos? ¿Deshumanizarán las relaciones?
En el libro
«Amor y sexo con robots: la evolución de las relaciones» (Perennial, 2008), el
científico David Levy ya abordaba estas cuestiones. En su opinión, para el año 2050 los «sexbots» formarán parte de la
vida cotidiana del ser humano. Serán
inevitables. «Tenemos robots de compañía, una
pareja-robot sería la continuación natural de esta tendencia», consideraba.
Por el
momento no deja de ser un ensayo, dado que no se han popularizado y el nivel
alcanzado por la Inteligencia Artificial tampoco es tal como afirmar con
rotundidad que un robot humanoide sustituirá en poco tiempo a una persona
incluso este campo. Pero se le está buscando un negocio alrededor. El mercado en robots sexuales ya fabrica
androides «Loves dolls» con capacidad para ejecutar hasta 50 posturas
sexuales, aunque existen aún muchas limitaciones para programar a las
máquinas para que ejecuten instrucciones y movimientos tan naturales.
Escasa investigación.
En julio de
este año, la Fundación para una Robótica Responsable publicó un informe,
titulado «Nuestro futuro sexual con los robots» (PDF,
en inglés), en el que
se recogían algunas de las principales cuestiones en esta materia. En primer
lugar, se reconoce que existe todavía un «un problema con la percepción
pública» de los robots sexuales. «Los robots sexuales son nuevos y pocas
personas han tenido encuentros con ellos directamente. La información de dominio
público procede principalmente de ideas de ciencia ficción generadas por la
televisión y las películas», argumentan los investigadores.
Pero queda
reflejado los escasos análisis sobre su adopción real. Existen pocos informes y
datos estadísticos, algunos de los cuales ponen de manifiesto que entre el 9% y el 66% de las personas
estarían dispuestas a tener sexo con un robot. Unos resultados que
sugieren que hay un mercado a investigar para los robots sexuales,
significativamente más grande en el público masculino. «Las personas, en
general, ven el sexo con un robot sexual como algo más parecido a una
masturbación o empleando un vibrador que teniendo sexo real con un humano»,
creen los investigadores. Para el 40% de las personas, por tanto, un robot no
equivaldrá a una infidelidad.
(ABC/24/10/2017.)
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