(Si es usted un fanático, como el izquierdista
Piketty, tendrá una idea en mente que querrá llevarla hasta el final. ¿Qué
idea? La igualdad igualitaria.
¿Qué se hunde el mundo? ¿Qué seremos todos más
pobres que antes? Da igual. Mi idea, que
es absolutamente maravillosa, debe imponerse totalmente.
Ya lo hicieron los
comunistas soviéticos. La diferencia es que los opositores eran enviados a
campos de concentración y hospitales psiquiátricos.
Ahora la izquierda no puede hacer esto.
Alain Finkielkraut: ‘La izquierda ya no tiene
ideas. Sólo enemigos’.
Esta vez son los millonarios. Pero es
cualquiera que se ponga delante.)
PROHIBIR
A LOS MILLONARIOS.
Toda sociedad inventa una razón ideológica para
justificar sus desigualdades". A Thomas
Piketty se le podrá acusar de muchas cosas, pero no de su
habilidad para generar titulares. Porque una cosa es escribir un libro de 1.232 páginas
(en su edición francesa); otra, casi tan meritoria como la anterior, dar esa
rase en una entrevista a Libération.
La más espectacular de todas: prohibir los multimillonarios. Al menos, eso es lo que se deduce de la entrevista al economista, publicada por el semanario L'Obs. Porque, según declara el propio Piketty, "el sistema que yo propongo hace posible tener un patrimonio de varios millones de euros, o incluso de varias decenas de millones de euros, durante un tiempo. Pero quienes tengan cientos o miles de millones deberán compartir el poder".
En la práctica, eso quiere decir un impuesto del patrimonio con un tipo que iría del 5% para aquéllos contribuyentes que tengan un mínimo de dos millones de euros en activos al 90% para los que excedieran los 2.000 millones. Por poner un ejemplo, Amancio Ortega tendría que pagar al fisco 52.320 millones de euros.
Pero el argumento de Piketty no acaba ahí. Incluye, también, la prohibición de que ningún inversor pueda ejercer más del 10% del derecho de voto en una empresa con independencia del porcentaje del capital que posea, además de, previsiblemente, una renta universal que se financiaría con esos gravámenes a los multimillonarios y que, encima, sería doble: por un lado, una cantidad que todo ciudadano percibiría al cumplir los 25 años, y, por otra, una transferencia equivalente al 60% del Salario Mínimo Interprofesional.
Pero, según los que se han leído el libro, Piketty no toca las consecuencias de estas acciones. Y no entramos ya en las consecuencias macroeconómicas sino, simplemente, en las repercusiones inmediatas.
Un ejemplo básico: si Ortega tiene que pagar sus 53.320 millones de euros, deberá vender sus acciones de Inditex y sus inmuebles. Eso, a su vez, provocará el desplome de la cotización de esa empresa, y el hundimiento del valor del mercado inmobiliario donde el gallego de origen leonés ha invertido. Multipliquemos eso por todos los multimillonarios del mundo y tendremos un crash al lado del cual la Gran Depresión fue una fiesta de cumpleaños.
Piketty ha declarado a L'Obs que hay que dejar atrás el capitalismo. Pero sus ideas no son más que una forma extrema de redistribución con pocas o ninguna posibilidad de ser viables, en primer lugar, y efectivas, en segundo término. Aun así, el debate sobre la desigualdad y la redistribución sigue. Y este libro va a ser uno de los que más dé que hablar en 2020.
(Pablo Pardo/14/Septiembre/2019.)
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