ARMENGOL YA TIENE SU TV3.
Primero, los números. La radiotelevisión pública autonómica IB3 cerró el 2021 con una cuota de pantalla del 4,7% de media, unos 60.000 espectadores de media en Baleares. Un índice de audiencia que, aun admitiendo las dificultades de hacerse un hueco ante la salvaje competencia del mundo audiovisual, se antoja como un fracaso sideral tras haberse pulido el juguete que fundara Jaume Matas la friolera de 1.000 millones desde su creación, hace ya 17 años.
Tiempo más que suficiente para haberse consolidado como la referencia informativa balear, cosa que ni remotamente ha ocurrido a menos que tomemos por referencial la retransmisión de fiestas populares como Sant Antoni o Sant Joan, la grimosa exhumación de fosas franquistas o las clases de cocina de cómo hacer llengua amb tàperes o uns fideus de vermar a modo de canal gastronómico. 1000 millones, para que nos hagamos una idea, una cifra equivalente al gasto anual que viene manejando el sistema educativo balear.
A la vista de estos guarismos y apremiada al parecer por las quejas de los periodistas de la radiotelevisión pública balear, Armengol, ni corta ni perezosa, se ha decidido por fin a funcionarizar a los trabajadores de IB3. Digo funcionarizar porque esta es la palabra que sí entienden los sufridos contribuyentes y no internalizar, como los gremios periodístico y político insisten en llamarlo en politiqués, el idioma del poder cuya normalización justifica al parecer la existencia del ente público.
Después de diez años con IB3 bajo control socialista -los cuatro últimos de Antich y los seis que de momento lleva Armengol-, la inquera finalmente se ha caído del caballo y ahora cree que es «absolutamente necesaria la internalización» porque, dice, es «garantía de la información veraz, objetiva e independiente, que aporta en el proceso de normalización lingüística y que es un apoyo a un sector fundamental como es el audiovisual». Una «absoluta necesidad» tan y tan imperiosa, al decir de la socialista, que su partido ha tardado diez años en satisfacer y que, al fin y al cabo, obedece sólo al lógico deseo de todo periodista del sector privado de huir de la precariedad laboral y la penuria salarial, convirtiéndose en empleado público. Y que curiosamente va a producirse en 2023, año electoral.
Entretanto, nos preguntamos qué ha ocurrido con la otra televisión de proximidad que teníamos hasta hace poco como era Canal 4-TV, una televisión con unos informativos excelentes, independientes del poder de turno, que también contribuía -supongo- a la normalización lingüística y que tenía la ventaja de no costar un duro al contribuyente.
Por si fuera poco, las productoras audiovisuales que producen el 80% de los contenidos no informativos de IB3 han puesto el grito en el cielo temiendo que el incremento presupuestario de la funcionarización se hará a costa de la partida de producción de programas. «Las productoras de contenidos en Baleares nos sentimos ninguneadas. No se nos ha escuchado nunca», han protestado. Las productoras quieren naturalmente su parte del botín y reclaman al Govern una subida del gasto para ellas que sea equiparable al sobrecoste que costará la «internalización», unos 6,6 millones de euros.
Ya vemos cómo el Govern «apoya» al sector audiovisual en Baleares, este otro «sector estratégico» en la lengua de madera de Armengol, otra coartada para engatusar a la opinión pública puesto que en realidad los únicos que se van a sentir apoyados de verdad con la “internalización” van a ser los más de trescientos empleados públicos que van a poder vivir el resto de sus vidas a cargo de nuestros impuestos. Al resto, migajas.
Más allá del sobrecoste de 6,6 millones que de momento (y reitero, de momento) supondrá esta funcionarización, no está claro todavía cómo se va a completar la plantilla de nuevos funcionarios. Si bien el Govern ha declarado que las oposiciones para los informativos -la clave del meollo- serán públicas, independientes y meritocráticas, como reza el estribillo oficial, el comité de informativos de IB3 ya ha apostillado que se “hará todo lo posible” para que los periodistas actuales se queden.
No me cabe ninguna duda de que al final las oposiciones abiertas y a calzón quitado que ahora prometen se terminarán travistiendo en un concurso a la carta para que los periodistas afines al tripartito se queden y los menos afines ni siquiera osen presentarse.
Tras debilitar a EL MUNDO/El Día de Baleares con la contratación de algunos de sus redactores como jefes de prensa del Govern, tras la misteriosa espantada de Canal 4-TV y tras la celebrada “internalización” de IB3, a Armengol sólo le faltará dar una vuelta de tuerca más para controlar casi totalmente -siempre quedará la resistencia, claro- toda la opinión publicada de estas islas: nacionalizar la prensa de papel que todavía nos queda en las Islas porque comprarla, lo que se dice comprarla a base de subvenciones y publicidad institucional, ya lo ha hecho desde hace tiempo.
(Joan Font Rosselló/OkDiarioBaleares/29/1/2022.)
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