Ayuso tiene razón: debemos oponernos al último delirio totalitario de Sánchez
La pobreza es uno de los elementos imprescindibles para cualquier régimen totalitario. Lo cuenta a la perfección Federico Jiménez Losantos en Memoria del Comunismo (La esfera de los libros), e incide mucho sobre este factor Richard J. Evans en La llegada del Tercer Reich. Tanto el comunismo como el fascismo nacieron en un caldo de cultivo en Europa.
Sánchez ha decidido tirar por el camino del medio en su agenda totalitaria y acelerarla a 1 año de las elecciones. Para ello, cumple con el manual del intervencionista: Primero, en lugar de afrontar un problema, lo exagera (puede ser el cambio climático o la guerra en Ucrania); después, lo maquilla con expresiones que generen miedo (como, por ejemplo, la emergencia climática) y llena los medios de comunicación afines de casos extremos y, en muchas ocasiones, excepcionales; y, por último, usa este estado de ánimo basado en el pánico para usar herramientas supuestamente legales para coartar la libertad de la gente y seguir aumentando su poder.
Sánchez tuvo a los españoles 3 meses encerrados en sus casas. Aplicó las herramientas más restrictivas de Europa durante la primera ola de la pandemia, y esto incluye 2 estados de alarma que el Tribunal Constitucional declaró ilegales. La consecuencia, como no podía ser de otra manera, es que España fue el país con peores cifras sanitarias durante esta primera ola, y que aún hoy somos la única economía europea que no ha recuperado los niveles de riqueza (PIB) previos a la crisis.
(Daniel Rodriguez Asensio/LibreMercado/6/8/2022.)
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