(O sea, el mallorquín, que seria un dialecto del catalán, según los catalanistas y la izquierda antiespañola, es anterior a la lengua madre, el catalán. Muy raro.
Tan raro que no es cierto que el mallorquín sea un dialecto del catalán.)
En 1835 Juan José Amengual crea una gramática mallorquina,
83 años antes que la actual gramática catalana de Pompeu Fabra de 1918.
EL CATALÁN NO ES LA LENGUA PROPIA DE BALEARES.
Tras el artículo de la semana pasada en la que afirmaba que “el catalán no es lengua propia de Baleares”, y visto su éxito de difusión en redes sociales, voy a continuar esta semana volviendo a aportar datos que demuestran que la lengua balear, también llamada desde antiguo mallorquina por ser Baleares el Reino de Mallorca hasta mediados del siglo XIX, es la expresión de sus hablantes desde la época romana, y fue convertida en idioma en el siglo XVI al ser codificada en una gramática completa por don Juan Binimélis en 1595, por los trabajos de don Juan Fiol en 1651, por don Miquel Reus en 1694, por don Antoni Mª Servera en 1812, por don Juan José Amengual en 1835 y 1872, por don Tomás Forteza en 1881, hasta llegar a don Antonio Roig Artigues que editó la Gramática de la lengua balear en 1984, o la Gramática normativa elaborada por la Academia de la Lengua Balear en 2005.
En cambio, el catalán, no fue oficialmente codificado hasta 1918 por don Pompeu Fabra. Con anterioridad a esta gramática catalana era reconocida dicha lengua como un dialecto del Provenzal.
Y no detallo, por falta de espacio, las más de 50 obras en las que desde el siglo XVI los intelectuales baleares, siendo fieles a las gramáticas mallorquinas, plasmaron que en esta lengua estaban escribiendo, y no en lemosín, o en un supuesto catalán.
Estas obras existen, se pueden estudiar, analizar, contrastar, y, en el caso de las gramáticas, actualizar. Debemos conseguir, antes de que sea demasiado tarde, desalojando del poder a catalanistas y melifluos, que se enseñen a nuestros escolares y estudiantes como un valioso legado cultural que nos explica cómo el balear ha llegado hasta nuestros días.
Días aciagos en los que se intenta sustituir por el catalán gracias a las instancias educativas y culturales, públicas y multisubvencionadas, desde donde inventan una historia y cultura que intenta legitimar los fines políticos del nacionalismo.
Ese nacionalismo separatista que huye de la contraposición de análisis y estudios, o insulta y ridiculiza a los que opinan diferente al comprobar que sus razones “científicas”, apuntaladas mediante fondos públicos, se vienen abajo ante la tozuda realidad histórica y lingüística que demuestra que el mallorquín, menorquín e ibicenco forman una estructura lingüística distinta de ese catalán que se impone desde la administración pública gracias a convertirla en “lengua propia” de Baleares con la aprobación, por los partidos políticos de siempre, de un estatuto de autonomía que nunca fue votado por el pueblo.
(Jorge Campos/MallorcaDiario.) EL CATALÁN NO ES LA LENGUA PROPIA DE BALEARES. (1) El nombre de la lengua no es importante”, decían y dicen. Pero ese fue el pistoletazo de salida para la posterior catalanización, de Baleares. A través de la lengua. A través del catalán. El reconocimiento en el Estatuto de Autonomía balear del catalán como “lengua propia” de Baleares fue el principio del fin para la ancestral lengua regional de las islas. Denominar catalán a lo que nunca se llamó así ha propiciado también la dictadura normativista que se lleva imponiendo desde hace más de 30 años en las escuelas y en la administración pública. Una aberración histórica y lingüística llevada a cabo a través de subvenciones públicas millonarias para la creación de los liberticidas “países catalanes”, en su vertiente cultural y política. Aun así, una amplia mayoría de mallorquines, menorquines e ibicencos apoyamos una manera de escribir, y hablar, utilizando las palabras, dichos y giros que han llegado de padres a hijos hasta nuestros días. De hecho, arropado por diferentes entidades culturales, y al frente del Círculo Balear, trasladamos a las autoridades competentes, en innumerables ocasiones y durante años, las reivindicaciones de una importante parte de la población que no acepta las imposiciones catalanistas que provocan la pérdida de nuestra auténtica forma de hablar. La existencia de asociaciones cívicas y culturales que comparten este objetivo es la clara muestra que, a pesar de la dictadura catalanista, el pueblo resiste. Los catalanistas no entienden que para que los mallorquines, menorquines e ibicencos apreciemos la lengua, primero tenemos que sentirla como nuestra, y nosotros sentimos el catalán como una lengua hermana, no como la madre del balear. Por eso reivindicamos que en Baleares se hable y escriba empleando todas las palabras mallorquinas, menorquinas, e ibicencas posibles, para que se reconozcan, escuchen y respeten. Nuestras acomplejadamente llamadas "modalidades insulares" tienen suficiente entidad desde el punto de vista histórico, filológico, lingüístico y cultural como para no tener que estar sometidas a un catalán estándar ortopédico. Queremos que los niños de Baleares puedan aprender la lengua y la historia de Baleares sin manipulaciones ni tergiversaciones pancatalanistas. Ya les adelanto que desde ACTUA Baleares agotaremos todas las vías políticas y jurídicas posibles para conseguir que sea oficial la denominación histórica de nuestra lengua balear, el mallorquín, menorquín, ibicenco, y pagès en Formentera. Porque como dijo el escritor mallorquín Llorenç Villalonga: “Estamos convencidos de que nuestra identidad no peligra frente al castellano ni el inglés, pero sí frente al catalán”. (Jorge Campos/MallorcaDiario.) |
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