CONTRA LAS LEYES DE GÉNERO.
'Todo obedece a un plan perfectamente orquestado'.
'Se castigará la doctrina católica por oponerse a las leyes de género'.
A. Martínez-Bordiú (La Gaceta)
En
una entrevista a La Gaceta, Alicia Rubio, autora del libro ‘Cuando nos
prohibieron ser mujeres…y os persiguieron por ser hombres’ desenmascara
la Ley Cifuentes y la doctrina LGTB, “un monstruo al que difícilmente
vamos a parar si no lo identificamos con claridad”.
¿Cuál es la razón por la que el lobby LGTB está ganando terreno en todos los ámbitos de la vida pública?
Son pocas las personas
que se atreven a alzarse en contra del adoctrinamiento impuesto por la
ideología de género en los colegios y su intromisión -cada vez más palpable- en los distintos ámbitos de la vida pública.
Sin embargo, estas voces, amparadas bajo la evidencia científica, están ganando cada vez más peso e influencia en nuestra sociedad. Voces que echan el pulso a los lobbies que pretenden imponer sus ideas y adoctrinar a los más pequeños, muchas veces escoltados por la ley, como ocurre en nuestro país. Una de estas personas que se han atrevido a poner en jaque al totalitarismo LGTB es Alicia Rubio, filóloga y profesora de educación física en un colegio público español desde hace 25 años.
El pasado mes de octubre, esta maestra publicó el libro titulado 'Cuando nos prohibieron ser mujeres...y os persiguieron por ser hombres', un ejemplar que pretende, desde su experiencia como docente, explicar cómo nos afecta la ideología de género. Alicia cuenta a La Gaceta que el nombre del libro tendría un tercer epígrafe que debía aparecer dentro pero que por error no se imprimió: “…y os utilizaron por ser niños”, la tercera “pata” que sustenta con sus sufrimientos esta doctrina.
Y hablando de los niños, las principales víctimas del totalitarismo LGTB, preguntamos a Alicia sobre la Ley Cifuentes y la manera en la que su contenido afecta a los más pequeños de los colegios de la Comunidad de Madrid.
Usted que es profesora y lo ve día a día, ¿cree que los niños entienden realmente estas ideas?
¿Hay censura para los que piensan diferente?
En
los últimos meses hemos sido testigos de la persecución del lobby gay
al director del colegio Juan Pablo II o a los obispos que
arremetieron contra la ideología de género. ¿Se podría llegar a
prohibir, por ejemplo, la difusión de la doctrina católica por
considerarla discriminatoria?
¿Cuál es la razón por la que el lobby LGTB está ganando terreno en todos los ámbitos de la vida pública?
Los
lobbies homosexualistas unidos a los lobbies feministas tienen
controladas las políticas de la ONU y, ahora, también de la UE. Llevan
muchos años infiltrando organismos internacionales y, por ello,
recibiendo cuantiosas subvenciones porque desde sus puestos de control
han impuesto políticas de apoyo y fomento de sus propios grupos. El
dinero público, siempre público, fluye desde los países a los organismos
internacionales, con el “plus moral” de ayuda a instituciones de
prestigio en políticas de empoderamiento femenino y no discriminación.
Parece todo una conspiración propia de un libro de ciencia ficción...
Los
organismos internacionales lo devuelven a los países donantes con el
objetivo y la condición de que sea utilizado en políticas “de género”
mediante convenios y recomendaciones sin valor legislativo que firman y
ratifican los países receptores. Una vez se añaden más fondos públicos
nacionales, los lobbies tienen organizadas redes de captación de todo
ese dinero, que utiliza en manipulación de información, inclinar
voluntades políticas, campañas en los medios que los fidelizan para
publicar ciertos contenidos… La trama está perfectamente organizada.
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Sin embargo, estas voces, amparadas bajo la evidencia científica, están ganando cada vez más peso e influencia en nuestra sociedad. Voces que echan el pulso a los lobbies que pretenden imponer sus ideas y adoctrinar a los más pequeños, muchas veces escoltados por la ley, como ocurre en nuestro país. Una de estas personas que se han atrevido a poner en jaque al totalitarismo LGTB es Alicia Rubio, filóloga y profesora de educación física en un colegio público español desde hace 25 años.
El pasado mes de octubre, esta maestra publicó el libro titulado 'Cuando nos prohibieron ser mujeres...y os persiguieron por ser hombres', un ejemplar que pretende, desde su experiencia como docente, explicar cómo nos afecta la ideología de género. Alicia cuenta a La Gaceta que el nombre del libro tendría un tercer epígrafe que debía aparecer dentro pero que por error no se imprimió: “…y os utilizaron por ser niños”, la tercera “pata” que sustenta con sus sufrimientos esta doctrina.
Y hablando de los niños, las principales víctimas del totalitarismo LGTB, preguntamos a Alicia sobre la Ley Cifuentes y la manera en la que su contenido afecta a los más pequeños de los colegios de la Comunidad de Madrid.
"No se busca el respeto y la
aceptación del diferente, máxima educativa vigente en todos los centros
educativos desde siempre, sino la promoción de unos valores que son
socialmente controvertidos, además de que se enseñan falsedades
acientíficas y el fomento de la homosexualidad como una forma de
sexualidad alternativa, deseable e incluso llena de ventajas (les dicen
que no hay violencia de género en las parejas del mismo sexo, que no hay
embarazos, que hay fondos públicos, ayudas, apoyos, días de celebración
por ley, asociaciones, que es moderno y guay…)".
¿El resultado?
El
resultado es desconcierto, manipulación, vulneración de derechos
fundamentales de padres y menores, desprotección de otros menores
vulnerables y fomento de la homosexualidad.
Los
niños no tienen un bagaje ético y vivencial con el que contrastar lo
que se les da como una verdad incuestionable en un aula, a la altura de
la física, las matemáticas o la lengua. No entienden el objetivo último
pero lo incluyen en sus verdades incuestionables sin ser capaces de
valorar todas las consecuencias en sus vidas y sus elecciones personales
de elegir unos valores y principios morales sobre otros. Y como toda
esta ideología se sustenta en mentiras, manipulaciones y datos
falsos, es imposible que sobre esos parámetros se consigan futuros
adultos más libres más felices, y sociedades más igualitarias y justas.
¿Cuáles son, según su opinión, los aspectos más destacables de la ley LGTB aprobada en la Asamble de Madrid?
Toda
la ley es un despropósito que se fundamenta en una presunta
discriminación de un colectivo (perfectamente amparado por las
legislaciones como el resto de la ciudadanía) que faculta para
“discriminarlo positivamente”, lo que implica en la práctica generar un
grupo privilegiado y “discriminar negativamente” al resto.
Nos dan a entender que existe una verdadera discriminación...
Sí.
Para conseguir la percepción social de maltrato y discriminación se
necesita la manipulación de estadísticas y encuestas creando una “alarma
social” que justifique la ley: la forma de conseguirlo es, como
establece la “Ley Cifuentes”, entregar todo estudio y estadística sobre
el maltrato a las personas LGBTI, a los lobbies homosexualistas, parte
interesada que con la demostración de ese maltrato van a obtener
cuantiosísimos fondos.
¿Podría decirse que se trata de adoctrinamiento bajo apariencia de lucha contra la discriminación?
Sí,
es adoctrinamiento y con unos objetivos claros que no son los expresos y
loables de la “no discriminación” y el “no maltrato”, sino de
reingeniería social que viene claramente determinada y explicada en
numerosos libros de ideólogas feministas “de género”.
¿Y qué ocurre con el término 'homofobia', tan empleado por estos lobbies?
La
disidencia a todo este montaje se “controla” mediante el delicuescente y
poco claro delito de homofobia, una figura legal que queda al albur del
denunciante y el juez, mientras se eliminan el derecho a la libertad de
expresión, opinión y culto, y el derecho a la presunción de inocencia
con la perversa “inversión de la carga de la prueba”: el denunciado ha
de probar su inocencia. Esto supone que en cualquier conflicto laboral o
de mera convivencia ciudadana en el que se vea afectado un miembro del
colectivo privilegiado, se deberá demostrar que no ha habido homofobia
sino meros motivos laborales o una trifulca por un aparcamiento.
Sí,
naturalmente que hay censura. El delito de homofobia impide pensar
diferente porque no es sólo que aceptes que cada cual haga con su vida
lo que quiera y que está garantizado en una sociedad democrática, sino
que tienes que aceptar, aplaudir y permitir el fomento de la
homosexualidad de forma acrítica. Ahora empieza la censura económica,
pronto se ampliará a otras penas porque la manipulación de datos
determinará que la discriminación es cada vez mayor y se exigirá más
mano dura y más fondos públicos.
¿Cómo se castiga a los "disidentes"?
Las
cuantiosas multas por unos “actos de homofobia”, que no eran ni faltas y
pasan a “delitos penados económicamente”, homofobia que puede apelarse
en cualquier controversia entre un privilegiado y un heterosexual,
terminan por eliminar toda resistencia a la ley. Otro problema es que la
ley beneficia al famoso colectivo en todos los ámbitos y crea un órgano
LGBTI plenipotenciario y transversal a todas las concejalías de la CAM
para aplicar y controlar la implantación y el cumplimiento de la ley.
En
su capítulo educativo con la legalización del adoctrinamiento en
ideología de género a los menores, el hecho de negarse (padres o
docentes) a esta medida totalitaria o a celebrar el día contra la
LGTBIfobia o del orgullo gay, se les aplica el delito de homofobia, para
que aprendan otros disidentes.
La doctrina
católica y otros cultos de raíces cristianas que pongan pegas al
homosexualismo como sexualidad preferente serán castigadas y erradicadas por oponerse a los neoderechos, y las leyes “de género”. La
cristianofobia que empieza a respirarse, la culpabilización a la
Iglesia de todos los males pasados, presentes y futuros de los
homosexuales, que faculta y autoriza para realizar todo tipo de
atropellos, es el comienzo de la persecución del disidente. El “contagio
del estigma” caerá sobre el que trate de apoyarla.
¿Atenta esta ideología contra los principios de la biología?
No
es que atente, es que la niega completamente. La ideología de género se
fundamente en una parte de la naturaleza humana, la cultural, negando
la parte biológica y todo lo que nos condiciona después de millones de
años de evolución exitosa. La supervivencia de la especie humana se ha
fundamentado como la inmensa mayoría de las especies superiores con una
dicotomía sexual que implica una diferencia de funciones.
El
que nuestras sociedades busquen una deseable igualdad en derechos y
dignidad de los sexos es una construcción cultural, no biológica que,
cuando se trata de aplicar a la biología negando sus objetivos últimos,
que no es la igualdad sino la supervivencia de la especie y el éxito
evolutivo de millones de años, termina generando todo este desconcierto.
No son objetivos contrapuestos pero no son extrapolables.
¿Cómo ha dañado la ideología de género a la mujer?
De
muchas maneras. Nos ha hecho ver despreciable todo lo que caracteriza a
la mujer, desde los condicionantes físicos a los rasgos psicológicos,
desde los gustos a las capacidades, desde los intereses a las
percepciones, desde la maternidad a las formas femeninas tendentes a las
curvas. Nos ha engañado sobre lo que somos y lo que podemos ser de
forma que nos crea frustraciones innecesarias y por último nos ha
vendido una sexualidad promiscua y no selectiva, para ser igual que los
varones, y que exige no tener “consecuencias indeseables” (maternidad). Y
para que no sucedan esas “consecuencias” el engaño viene acompañado de
una maleta de medicamentos llenos de contraindicaciones que deterioran
la salud, y un “derecho” al aborto que elimina a un ser humano y deja
heridas a muchísimas mujeres. Finalmente, nos han empujado a la
infelicidad afectiva que muchas mujeres viven por haber enfocado las
relaciones sentimentales como una lucha de sexos y no una colaboración
llena de amor recíproco.
Y, ¿qué ocurre con el feminismo?
Hace
tiempo que el feminismo está dirigido por mujeres lesbianas con la
común característica de odiar a los hombres y cuyos intereses no tienen
nada que ver con los de la mujer real. Y eso lo percibimos muchas
mujeres que no nos sentimos representadas por esos lobbies y que tenemos
una percepción de la realidad y la vida completamente diferente a la
que nos cuentan y tratan de imponernos.
Los
lobbies homosexualistas unidos a los lobbies feministas tienen
controladas las políticas de la ONU y, ahora, también de la UE. Llevan
muchos años infiltrando organismos internacionales y, por ello,
recibiendo cuantiosas subvenciones porque desde sus puestos de control
han impuesto políticas de apoyo y fomento de sus propios grupos. El
dinero público, siempre público, fluye desde los países a los organismos
internacionales, con el “plus moral” de ayuda a instituciones de
prestigio en políticas de empoderamiento femenino y no discriminación.
Parece todo una conspiración propia de un libro de ciencia ficción...
Los
organismos internacionales lo devuelven a los países donantes con el
objetivo y la condición de que sea utilizado en políticas “de género”
mediante convenios y recomendaciones sin valor legislativo que firman y
ratifican los países receptores. Una vez se añaden más fondos públicos
nacionales, los lobbies tienen organizadas redes de captación de todo
ese dinero, que utiliza en manipulación de información, inclinar
voluntades políticas, campañas en los medios que los fidelizan para
publicar ciertos contenidos… La trama está perfectamente organizada.
¿Quién está detrás de esta ideología y del lobby LGTB?
Se
habla del Nuevo Orden Mundial, directrices sobre la constitución de un
mundo pretendidamente mejor emanadas de entes supranacionales, e incluso
suprapolíticos. Aunque suene a una ciencia ficción, lo cierto es que
esas directrices, muchas de ellas publicadas en cumbres políticas de
población y de otros ámbitos de la ONU, se están cumpliendo a rajatabla.
Sólo puedo asegurar mi convicción de que nada de esto es por casualidad
y que obedece a un plan perfectamente orquestado.
¿Hay algún partido político que se oponga a esta doctrina?
Sorprendentemente,
o a lo mejor no es tan sorprendente pero sí lamentable, todos los
grandes partidos, ya sea por buenismo y haber comprado las
manipulaciones del género o por intereses espurios relacionados con la
obtención de fondos, están implantando estas políticas de reingeniería
social a expensas de los derechos humanos fundamentales de la población.
De hecho, lo mismo que uno de los grandes partidos españoles está
completamente dedicado a los intereses (y a la recepción de los fondos)
del lobby feminista, otro de los grandes partidos esta infiltrado
completamente por el lobby homosexualista y creando sus redes
clientelares y sus legislaciones favorables. Solo Vox se enfrenta a esta
ideología, su reingeniería social, su manipulación, la compra de medios
de comunicación y el saqueo de fondos públicos. Por eso soy de VOX.
¿Qué es lo que más teme de la ideología de género?'
Temo todo.
¿Por qué?
Porque
lo que empezó como una locura irracional que seguían algunos grupos de
feministas victimistas y vengativas con base en teorías marxistas de
lucha de clases aplicado a la estructura familiar (hombre-opresor,
mujer-oprimida) ha resultado un perfecto instrumento para controlar población,
dinero público y vidas particulares de forma que ahora, con un inmenso
poder tanto económico como legislativo, se inmiscuye en nuestras casas y
en nuestras camas para imponernos una moral estatal que a muchos no nos
gusta, ni nos hace felices. Una moral estatal que vulnera derechos
humanos fundamentales para entronizar unos extraños neoderechos que
generan injusticias y crean castas privilegiadas. Y una moral estatal
que tiene en su punto de mira a los menores, como todos los
totalitarismos, para adoctrinarlos por su falta de defensas éticas y
vivenciales y porque, una vez “modelados”, el proyecto estará
definitivamente implantado.
Si a esto se añade que
por su origen marxista, el fin justifica todos los medios y la
manipulación y la mentira se consideran armas revolucionarias
perfectamente legítimas, nos encontramos con un monstruo al que difícilmente vamos a parar si no lo identificamos con claridad.
(La Gaceta)
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