(España se enfrenta a serios peligros que le acechan internamente, especialmente el separatismo. Dejo aparte, ahora, el terrorismo yihadista. Estos caballeros que aparecen, se supone que nos representan. Se llaman: Malo, Peor, Pésimo.
PD. Es cierto que 'don no es no' ha sido descabalgado, de momento, pero la postura oficial socialista es la de no aprobar los presupuestos y derogar una de las pocas cosas buenas que hizo el gobierno de Rajoy, la reforma laboral. Si esto se mantiene así, habrá nuevas elecciones en Mayo.)
GOLPISMO SEPARATISTA: LA AMENAZA SIGUE AHÍ.
El fracaso de la ‘operación diálogo’.
Por mucho que se hable de un suflé que está desinflándose y por mucho que la demoscopia respalde esa idea –aunque la encuesta del CIS catalán tiene lecturas más complejas–, el independentismo no ceja en su empeño
e, impulsado por sus propios intereses, por el miedo de algunos a unos
nuevos comicios y por la furia fanática de la CUP, sigue adelante con su
golpista y liberticida hoja de ruta.
Es evidente que la operación diálogo puesta en marcha por Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría
está cosechando un sonoro ridículo: los nuevos gestos del Gobierno se
estrellan con el mismo muro de cerrazón sectaria con el que se han
estrellado las fenomenales cantidades de dinero de todos los españoles
entregadas a la Generalidad por Montoro, sin ningún control real de su
uso y sin contrapartida alguna.
La persistencia de Rajoy y
Santamaría en esta política ominosa es indignante, pero no deja de estar
en sintonía con el trato que tradicionalmente han dado los Gobiernos
centrales a una casta nacionalista que no ha hecho más que ganar terreno
en todos los ámbitos: en el político, desde luego, pero también en el
económico y, sobre todo, en el cultural y en el educativo.
Desde la propia redacción de la Constitución, las cesiones han sido constantes
y el resultado es el que salta a la vista: en lugar de aplacar al
nacionalismo, éste ha ido incrementando sus exigencias y ya sólo parece
dispuesto a negociar la secesión.
Su propia torpeza e insensatez está lastrando a las fuerzas
separatistas, pero, por mucho que Rajoy y los suyos presuman de estar
ganando terreno, si desde Moncloa se persiste en la inacción, antes o
después el frente antiespañol resolverá sus querellas intestinas y
echará el resto para conseguir lo que parecía imposible.
La amenaza sigue ahí,
y hacer como que no es peor que una irresponsabilidad y una cobardía:
aquí, la omisión puede lindar con o caer directamente en la complicidad y
la traición.
(Edit. LD.)
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