domingo, 29 de enero de 2017

MÁS MENTIRAS CATALANISTAS.




 (Tantas mentiras exigen un continuo lavado de cerebro. 

De ahí que tengan seis televisiones públicas- que pagamos entre todos- y unos medios de comunicación subvencionados. Hay que decir 'lo que toca'. 

Aparte del sistema de enseñanza/adoctrinamiento. ¡Pobre Cataluña!)





Joan-Lluís Marfany desmonta el mito de la Renaixença como kilómetro cero del catalanismo.

Profesor en la Universidad de Liverpool de 1972 a 2008, publica «Nacionalisme espanyol i catalanitat»




Más de novecientas páginas nacidas de un caudal de ensayos, novelas, archivos notariales, prensa, poesías, himnos… En «Nacionalisme espanyol i catalanitat» (Edicions 62) Joan-Lluís Marfany (Barcelona, 1943) pone patas arriba el mito de la Renaixença que hasta ahora marcaba, junto a 1714, el kilómetro cero del catalanismo. 

Los hombres de la llamada Renaixença -Aribau, Piferrer, Milà i Fontanals- eran españoles fervientes: «El momento histórico en que se supone que comienza la Renaixença es exactamente cuando el proceso diglósico alcanza su cénit, sus promotores son exactamente los mismos que protagonizan la supuesta Renaixença», afirma Marfany. Profesor en la Universidad de Liverpool de 1972 a 2008, para el autor de «La cultura del catalanisme» (1995) la Renaixença no fue tal como la cuenta la historiografía canónica (Soldevila, Molas, Rubió, Anguera, Lluch). 


Su tesis: si como aseguran los nacionalistas, la nación catalana ya existía y no se manifestaba por la imposición castellana, ¿por qué había de renacer? Argumento principal: el textil catalán - «industria nacional»-, hiperactivo en la política española para defender el proteccionismo: «Cuando se evolucione del provincianismo al catalanismo político, la burguesía solo se adhiere si se cambia el ‘nacionalismo’ por ‘regionalismo’, como sucede con la Lliga».
A Marfany le parece un escándalo que el mito de la Reinaxença se haya mantenido sin tocar una coma. 

Tras una década de investigación, proseguirá en otro volumen su consulta exhaustiva de fuentes documentales. El periodo que va de 1789 a 1859 -año de la restauración de los Jocs Florals- «ha sido invadido y ocupado por una corriente historiográfica de inspiración nacionalista que no sólo no tiene escrúpulos en poner la historia al servicio de su causa política, sino que parece convencida de que esta es su principal función», advierte. 

Ejemplo de ello es la deliberada supresión de la trayectoria española de los prohombres de la Renaixença. Infinidad de catalanes que fueron clave en la cultura, la política y la economía española no existen para los historiadores catalanistas y solo se mencionan en estudios especializados. 

«El grueso de la obra de Milà y Aribau -como la literatura catalana más importante del XIX-, se escribió en castellano, pero eso no interesaba a la construcción nacional de Cataluña».

(Sergi Doria/ABC)

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