(Los actuales dirigentes socialistas quieren ir del brazo de admiradores confesos de Fidel Castro y Chavez. Hemos visto la foto de la clausura del Congreso del PSOE, y daba pena. Prácticamente todos con el puño en alto. ¿Es esto lo que España necesita?)
EL CONVENIENTE HUNDIMIENTO DEL PSOE.
El PSOE, sobre un futuro gobierno con Podemos: "Es posible" y "sería bueno".
P. Cuevas(LD)
El portavoz del PSOE no descarta un posible
gobierno de coalición con Podemos. Señala a Pablo Iglesias como el
escollo para llegar a acuerdos.
CASO OPEN DE TENIS: AHORA MADRID O LA DESFACHATEZ.
Está visto que el código ético con el que la marca blanca de Podemos en la capital se presentó a las elecciones municipales de 2015 es de obligado cumplimiento para todo aquel que ostente cargo público... salvo que pertenezca a la propia y nada ejemplar Ahora Madrid, en la que medran personajes como la asaltacapillas Rita Maestre o Guillermo Zapata, perpetrador de chistes infames en que se hace escarnio de las víctimas del Holocausto, del terrorismo etarra y de violaciones especialmente atroces, como las que padecieron las niñas de Alcácer.
Si los neocomunistas exigieron la destitución fulminante de la delegada del Gobierno en Madrid, Concepción Dancausa, nada más conocerse su imputación en el caso Mercamadrid por un presunto delito societario, ahora han decidido no aplicar el mismo rasero a sus conmilitones Carlos Sánchez Mato y Celia Mayer, que podrían haber incurrido ya no en delito societario, sino en malversación de caudales públicos y prevaricación en el denominado caso Open de Tenis.
Los ediles podemosos están siendo investigados por si hubieran forzado una "versión incriminatoria" del convenio que suscribió el exalcalde Alberto Ruiz Gallardón con la empresa organizadora del torneo, Ion Tiriac, para lo cual encargaron, a espaldas del Consejo de Administración e infringiendo la normativa reguladora de contratación, dos nuevos informes, a razón de 50.000 euros cada uno, para que se les informara en tiempo récord sobre la existencia de posibles irregularidades penales... que ya habían sido completamente descartadas por los técnicos municipales.
El hecho de que la actuación de los ediles de Ahora Madrid no tuviera como fin el ánimo de lucro personal sino el desprestigio de sus enemigos políticos es la bochornosa excusa que tanto Sánchez Mato y Meyer como el resto del Gobierno municipal han esgrimido para no cumplir con el código ético que asestan a sus enemigos –los neocomunistas no tienen adversarios– a las primeras de cambio. Si bien es cierto que, llamativamente, dicho documento sólo parece considerar mala la prevaricación que tiene por objeto el lucro personal, nada especifica sobre delitos como el cohecho, la malversación y la apropiación de fondos públicos, "bien sea por interés propio o para favorecer a terceras personas".
Ninguna diferencia moral o penal hay entre prevaricar para satisfacer un interés crematístico particular y prevaricar para machacar políticamente a alguien. Como no podía ser de otra manera, el Código Penal, que castiga el delito de prevaricación como toda resolución arbitraria tomada a sabiendas de su injusticia, no entra en las motivaciones o en los fines que pueda perseguir quien lo perpetre. Pero los podemosos son así. Se creen por encima de una Ley que desprecian como lo que son, neocomunistas antisistema.
Pero ahí siguen, gobernando en el Ayuntamiento de la capital por obra y gracia de un PSOE que de hecho pretende abrirles de par en par las puertas de la Moncloa...
(Edit.ld.)
EL PSOE DE SIEMPRE.
La propuesta de Pedro Sánchez de que España se transforme en una "nación de naciones" ha sido acogida por algunos con inquietante satisfacción. El que el nuevo secretario general del PSOE añada que la soberanía única del pueblo español no está en discusión ha permitido a no pocos ver en ella una posición intermedia entre el Gobierno del PP, que no admite negociación alguna sobre la división de la soberanía, y los independentistas catalanes, que exigen el derecho a decidir.
El País dice que la propuesta es contradictoria. Es peor que eso. Si lo que pretende Pedro Sánchez es que la Constitución reconozca la existencia de naciones distintas de la española sin otorgarles soberanía para decidir su futuro, no estará dando nada que nuestra Constitución no haya dado ya. Algo que, por otra parte, ya sabemos que en absoluto contentará a los independentistas.
Si, por el contrario, lo que pretende es arbitrar una fórmula que de un modo u otro otorgue a Cataluña el derecho a ser una nación diferente de España, será tanto como reconocer que su pueblo es soberano para decidir su futuro.
Parece que el PSOE de Pedro Sánchez trata de reconstruir la tradicional alianza de izquierdas y nacionalistas concediendo a éstos lo que el Estado unitario franquista les negó. Todo eso podría tener algún sentido si no fuera porque todo lo que pudieron estar dispuestas a conceder las izquierdas ya fue concedido durante la Transición. A los independentistas ya no les queda nada por pedir que no sea la independencia.
Y al Gobierno de España, sea del PP o del PSOE, no le queda ya otra cosa que conceder que no sea esa misma independencia. Si no es en eso en lo que está pensando Pedro Sánchez, su propuesta es inútil. Y si lo que tiene en mente es lo que los independentistas quieren, lo que propone implica la destrucción de España.
La cuestión esencial es que la soberanía no se puede trocear, no se puede dividir ni se puede compartir. Sin embargo, ni en el PP ni en el PSOE tienen claro en qué consiste la soberanía. Lo demuestra el que ambos asuman como propia la solución de la cosoberanía para resolver el conflicto de Gibraltar. Si la soberanía puede compartirse en Gibraltar, ¿por qué no compartirla también en Cataluña?
Sin embargo, la verdad es que quien es soberano no puede compartir la soberanía con nadie porque ya no sería soberano y dependería de lo que quisiera aquel con quien la comparte.
En España, cuando hay una cuestión de Estado, como sin duda es el desafío separatista, el PSOE siempre trata de distanciarse de lo que defiende el PP, mucho más cuando éste gobierna, sin importar cuán perjudicada resulte España. Lo hemos visto muchas veces, aunque no siempre, con el terrorismo. Y lo estamos viendo ahora con el jaque separatista. Los hay que se alegran de ver cómo Sánchez traerá el PSOE de siempre. Será el de siempre, pero sin que haya motivo para alegrarse.
(Emilio Campmany/ld.)
ESPAÑA NO ES UN MITO.
La apuesta política de Pedro Sánchez es el mayor peligro que correrá España en los próximos años. Es una apuesta por un mito. Un centauro de centauros. La sustitución de la realidad por expresiones como nación de naciones es el mayor reto al que se enfrentan los ciudadanos normales para defender la democracia. El socialismo se muere en toda Europa, pero los socialistas españoles tratan de sobrevivir agarrándose a una retama seca, podrida, a punto de morir.
Me refiero a la idea de nación española recogida en la Constitución de 1978. Ya no sólo está en cuestión el carácter único e indivisible de la nación española, algo que los españoles normales sufrimos desde hace mucho tiempo, sino que se trata de sustituirlo, previa destrucción de todos sus elementos más racionales, por algo tan indefinible como son los sentimientos de nacionalidad local, comarcal, regional y autonómica… La opción ideológica de Pedro Sánchez no es nueva en el PSOE. Consiste en jugar con la idea de nación española para conseguir el poder.
La manipulación del concepto de nación hasta convertirlo en un ideologema funcional, un instrumento retórico, que sirva lo mismo para un roto que para un descosido, será la parte central del argumentario o falsario catálogo de necedades que elaborarán los socialistas para alcanzar el poder con la ayuda de Podemos y los separatistas. No estarán los socialistas aislados a la hora de llenar ese programa de malas ocurrencias y tropelías sobre la nación española. España será convertida en un trampantojo. Algo susceptible de ser manipulado a gusto del consumidor. Da igual decir "nación de naciones" que "me la bufa", como dijo hace unos años un famoso escritor, "España como nación". El PSOE no está solo en la faena de vaciamiento del artículo 2 de la Constitución.
Estará acompañado por su propia historia, una parte de su más triste historia, que tuvo sus mayores desgracias en la Segunda República y la Guerra Civil y su mejor fortuna en la etapa de Rodríguez Zapatero. Tiene el PSOE de Sánchez, pues, materiales suficientes en su pasado para nutrir su nuevo programa ideológico.
También el desprecio por la nación que ha caracterizado la historia de España, aquí sí que es triste nuestra historia, acompañará a Sánchez y su Ejecutiva en esta nueva etapa de destrucción total de la España constitucional. Ejemplo de esta triste historia contra la nación española es que su mayor teórico, el hombre que más razones dio en su favor, está negado tanto por la izquierda como por la derecha. ¿O se atreve algún político a citar la idea de nación de Ortega y Gasset?, ¿quién es el valiente que defiende su idea de nación como empresa de futuro basada en la tradición?, ¿ quién no tiene miedo a seguir a Ortega y Gasset en un país lleno de cobardes?
Nadie se rasgue las vestiduras por el contenido bárbaro que recoge la expresión nación de naciones. Nadie se extrañe por que en este juego de los socialistas, llamado plurinacionalidad, participen cientos de hombres-masa, gente que vive de titulares y tópicos, periodistas que oyen la palabra nación y huyen despavoridos para que no los identifiquen, dicen ellos, con opciones políticas extremas.
La nación les importa una higa a la mayoría de los hombres-masa, que habitan en las redacciones de los periódicos, las universidades, las academias y todos los centros de socialización cultural de España. Pedro Sánchez, pues, será fielmente acompañado por muchos medios de comunicación, universidades, cientos de periodistas, profesores, juristas, historiadores, academias de la lengua y la historia, ideólogos, escritores y, en general, por todos los que han sido maleducados en que España no es una nación. Antonio Machado, pues, no ha llegado al hombre-masa. Pocos creen al poeta. Antonio Machado ha fracasado. La mayoría no suscribe sus palabras: "La nación española no es un mito".
Los socialistas han vuelto a apostar por la mitología: "España es una nación de naciones". Mentira. Eso nunca ha existido y, además, es imposible conciliarlo con el carácter único e indivisible de la soberanía nacional que recoge la Constitución de 1978. La sustitución de una realidad histórica por una expresión abstracta es una tragedia para cualquier país. Sólo hay algo comparable en maldad a esa faena, otra inexistencia, la defensa del derecho a decidir. ¿Será ese el nuevo salto de Pedro Sánchez para alcanzar el poder?
(Agapito Maestre/ld.)
CASO OPEN DE TENIS: AHORA MADRID O LA DESFACHATEZ.
Está visto que el código ético con el que la marca blanca de Podemos en la capital se presentó a las elecciones municipales de 2015 es de obligado cumplimiento para todo aquel que ostente cargo público... salvo que pertenezca a la propia y nada ejemplar Ahora Madrid, en la que medran personajes como la asaltacapillas Rita Maestre o Guillermo Zapata, perpetrador de chistes infames en que se hace escarnio de las víctimas del Holocausto, del terrorismo etarra y de violaciones especialmente atroces, como las que padecieron las niñas de Alcácer.
Si los neocomunistas exigieron la destitución fulminante de la delegada del Gobierno en Madrid, Concepción Dancausa, nada más conocerse su imputación en el caso Mercamadrid por un presunto delito societario, ahora han decidido no aplicar el mismo rasero a sus conmilitones Carlos Sánchez Mato y Celia Mayer, que podrían haber incurrido ya no en delito societario, sino en malversación de caudales públicos y prevaricación en el denominado caso Open de Tenis.
Los ediles podemosos están siendo investigados por si hubieran forzado una "versión incriminatoria" del convenio que suscribió el exalcalde Alberto Ruiz Gallardón con la empresa organizadora del torneo, Ion Tiriac, para lo cual encargaron, a espaldas del Consejo de Administración e infringiendo la normativa reguladora de contratación, dos nuevos informes, a razón de 50.000 euros cada uno, para que se les informara en tiempo récord sobre la existencia de posibles irregularidades penales... que ya habían sido completamente descartadas por los técnicos municipales.
El hecho de que la actuación de los ediles de Ahora Madrid no tuviera como fin el ánimo de lucro personal sino el desprestigio de sus enemigos políticos es la bochornosa excusa que tanto Sánchez Mato y Meyer como el resto del Gobierno municipal han esgrimido para no cumplir con el código ético que asestan a sus enemigos –los neocomunistas no tienen adversarios– a las primeras de cambio. Si bien es cierto que, llamativamente, dicho documento sólo parece considerar mala la prevaricación que tiene por objeto el lucro personal, nada especifica sobre delitos como el cohecho, la malversación y la apropiación de fondos públicos, "bien sea por interés propio o para favorecer a terceras personas".
Ninguna diferencia moral o penal hay entre prevaricar para satisfacer un interés crematístico particular y prevaricar para machacar políticamente a alguien. Como no podía ser de otra manera, el Código Penal, que castiga el delito de prevaricación como toda resolución arbitraria tomada a sabiendas de su injusticia, no entra en las motivaciones o en los fines que pueda perseguir quien lo perpetre. Pero los podemosos son así. Se creen por encima de una Ley que desprecian como lo que son, neocomunistas antisistema.
Pero ahí siguen, gobernando en el Ayuntamiento de la capital por obra y gracia de un PSOE que de hecho pretende abrirles de par en par las puertas de la Moncloa...
(Edit.ld.)
EL PSOE DE SIEMPRE.
La propuesta de Pedro Sánchez de que España se transforme en una "nación de naciones" ha sido acogida por algunos con inquietante satisfacción. El que el nuevo secretario general del PSOE añada que la soberanía única del pueblo español no está en discusión ha permitido a no pocos ver en ella una posición intermedia entre el Gobierno del PP, que no admite negociación alguna sobre la división de la soberanía, y los independentistas catalanes, que exigen el derecho a decidir.
El País dice que la propuesta es contradictoria. Es peor que eso. Si lo que pretende Pedro Sánchez es que la Constitución reconozca la existencia de naciones distintas de la española sin otorgarles soberanía para decidir su futuro, no estará dando nada que nuestra Constitución no haya dado ya. Algo que, por otra parte, ya sabemos que en absoluto contentará a los independentistas.
Si, por el contrario, lo que pretende es arbitrar una fórmula que de un modo u otro otorgue a Cataluña el derecho a ser una nación diferente de España, será tanto como reconocer que su pueblo es soberano para decidir su futuro.
Parece que el PSOE de Pedro Sánchez trata de reconstruir la tradicional alianza de izquierdas y nacionalistas concediendo a éstos lo que el Estado unitario franquista les negó. Todo eso podría tener algún sentido si no fuera porque todo lo que pudieron estar dispuestas a conceder las izquierdas ya fue concedido durante la Transición. A los independentistas ya no les queda nada por pedir que no sea la independencia.
Y al Gobierno de España, sea del PP o del PSOE, no le queda ya otra cosa que conceder que no sea esa misma independencia. Si no es en eso en lo que está pensando Pedro Sánchez, su propuesta es inútil. Y si lo que tiene en mente es lo que los independentistas quieren, lo que propone implica la destrucción de España.
La cuestión esencial es que la soberanía no se puede trocear, no se puede dividir ni se puede compartir. Sin embargo, ni en el PP ni en el PSOE tienen claro en qué consiste la soberanía. Lo demuestra el que ambos asuman como propia la solución de la cosoberanía para resolver el conflicto de Gibraltar. Si la soberanía puede compartirse en Gibraltar, ¿por qué no compartirla también en Cataluña?
Sin embargo, la verdad es que quien es soberano no puede compartir la soberanía con nadie porque ya no sería soberano y dependería de lo que quisiera aquel con quien la comparte.
En España, cuando hay una cuestión de Estado, como sin duda es el desafío separatista, el PSOE siempre trata de distanciarse de lo que defiende el PP, mucho más cuando éste gobierna, sin importar cuán perjudicada resulte España. Lo hemos visto muchas veces, aunque no siempre, con el terrorismo. Y lo estamos viendo ahora con el jaque separatista. Los hay que se alegran de ver cómo Sánchez traerá el PSOE de siempre. Será el de siempre, pero sin que haya motivo para alegrarse.
(Emilio Campmany/ld.)
ESPAÑA NO ES UN MITO.
La apuesta política de Pedro Sánchez es el mayor peligro que correrá España en los próximos años. Es una apuesta por un mito. Un centauro de centauros. La sustitución de la realidad por expresiones como nación de naciones es el mayor reto al que se enfrentan los ciudadanos normales para defender la democracia. El socialismo se muere en toda Europa, pero los socialistas españoles tratan de sobrevivir agarrándose a una retama seca, podrida, a punto de morir.
Me refiero a la idea de nación española recogida en la Constitución de 1978. Ya no sólo está en cuestión el carácter único e indivisible de la nación española, algo que los españoles normales sufrimos desde hace mucho tiempo, sino que se trata de sustituirlo, previa destrucción de todos sus elementos más racionales, por algo tan indefinible como son los sentimientos de nacionalidad local, comarcal, regional y autonómica… La opción ideológica de Pedro Sánchez no es nueva en el PSOE. Consiste en jugar con la idea de nación española para conseguir el poder.
La manipulación del concepto de nación hasta convertirlo en un ideologema funcional, un instrumento retórico, que sirva lo mismo para un roto que para un descosido, será la parte central del argumentario o falsario catálogo de necedades que elaborarán los socialistas para alcanzar el poder con la ayuda de Podemos y los separatistas. No estarán los socialistas aislados a la hora de llenar ese programa de malas ocurrencias y tropelías sobre la nación española. España será convertida en un trampantojo. Algo susceptible de ser manipulado a gusto del consumidor. Da igual decir "nación de naciones" que "me la bufa", como dijo hace unos años un famoso escritor, "España como nación". El PSOE no está solo en la faena de vaciamiento del artículo 2 de la Constitución.
Estará acompañado por su propia historia, una parte de su más triste historia, que tuvo sus mayores desgracias en la Segunda República y la Guerra Civil y su mejor fortuna en la etapa de Rodríguez Zapatero. Tiene el PSOE de Sánchez, pues, materiales suficientes en su pasado para nutrir su nuevo programa ideológico.
También el desprecio por la nación que ha caracterizado la historia de España, aquí sí que es triste nuestra historia, acompañará a Sánchez y su Ejecutiva en esta nueva etapa de destrucción total de la España constitucional. Ejemplo de esta triste historia contra la nación española es que su mayor teórico, el hombre que más razones dio en su favor, está negado tanto por la izquierda como por la derecha. ¿O se atreve algún político a citar la idea de nación de Ortega y Gasset?, ¿quién es el valiente que defiende su idea de nación como empresa de futuro basada en la tradición?, ¿ quién no tiene miedo a seguir a Ortega y Gasset en un país lleno de cobardes?
Nadie se rasgue las vestiduras por el contenido bárbaro que recoge la expresión nación de naciones. Nadie se extrañe por que en este juego de los socialistas, llamado plurinacionalidad, participen cientos de hombres-masa, gente que vive de titulares y tópicos, periodistas que oyen la palabra nación y huyen despavoridos para que no los identifiquen, dicen ellos, con opciones políticas extremas.
La nación les importa una higa a la mayoría de los hombres-masa, que habitan en las redacciones de los periódicos, las universidades, las academias y todos los centros de socialización cultural de España. Pedro Sánchez, pues, será fielmente acompañado por muchos medios de comunicación, universidades, cientos de periodistas, profesores, juristas, historiadores, academias de la lengua y la historia, ideólogos, escritores y, en general, por todos los que han sido maleducados en que España no es una nación. Antonio Machado, pues, no ha llegado al hombre-masa. Pocos creen al poeta. Antonio Machado ha fracasado. La mayoría no suscribe sus palabras: "La nación española no es un mito".
Los socialistas han vuelto a apostar por la mitología: "España es una nación de naciones". Mentira. Eso nunca ha existido y, además, es imposible conciliarlo con el carácter único e indivisible de la soberanía nacional que recoge la Constitución de 1978. La sustitución de una realidad histórica por una expresión abstracta es una tragedia para cualquier país. Sólo hay algo comparable en maldad a esa faena, otra inexistencia, la defensa del derecho a decidir. ¿Será ese el nuevo salto de Pedro Sánchez para alcanzar el poder?
(Agapito Maestre/ld.)
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